miércoles, 25 de noviembre de 2020

CUENTOS DE NAVIDAD PARA UNA SOCIEDAD INMADURA

 

El mantra “Salvemos la Navidad” puede dar lugar a que la noche del 5 de enero, en vez de los Reyes Magos con sus camellos, lleguen los Jinetes del Apocalipsis con sus caballos y sus vientos de destrucción. Es lo que tiene bregar con una sociedad inmadura, carente de empaque para afrontar las crisis con determinación, una sociedad caprichosa y mal criada.

Cuando constato en los medios de comunicación esos comportamientos, siempre me remonto a una crisis infinitamente más terrible como fue la 2ª Guerra Mundial. Por ponernos en situación, el Blitz nazi sobre Inglaterra que comenzó en septiembre de 1940 y que dio lugar a 8 meses de bombardeos consecutivos que buscaban desmoralizar al pueblo inglés.

Evidentemente, una de las primeras medidas que se toman en esas situaciones es la de establecer un férreo toque de queda, fuera luces, y la movilización de todos los civiles para destinar sus esfuerzos a la defensa del país, en aquel caso, contra el virus del nazismo. Es decir, los civiles no movilizados en el frente, tenían que producir diariamente de sol a sol y de sol a luna, de lunes a lunes, cobrando en especias a través de las cartillas de racionamiento. Y sin chistar la boca. El sacrificio por el bien común es lo que tiene.

¿Alguien imagina a Winston Churchill dirigiéndose a su pueblo en noviembre de 1940 en términos de “salvemos la Navidad? Esto es, en directo desde la BBC,  señores y señoras,  hemos constatado que  desde que apagamos las luces por la noche, la curva de víctimas por los bombardeos ha empezado a descender, por tanto, tontos, si mantenemos esa curva descendente durante todo noviembre, lo mismo podemos encenderlas en Navidad y celebrarla juntos entorno al gran abeto de Trafalgar Square. Y no os preocupéis por Hitler, que seguro cae bajo el influjo del espíritu navideño y acaba cantando con nosotros Noche de Paz, Stille Nacht como diría Adolfito. Además, la toma de Berlín será en Enero, un paseo militar.

Pues eso. Serían cuentos de Navidad para una sociedad inmadura, y si en aquella época hubieran sido así, hoy día estaríamos desfilando al paso de la oca, ¡¡links, rechts, links, rechts!¡

¡¡AR INH!!

 

 

 

viernes, 13 de noviembre de 2020

CELA Á CARGAO

 “Cela á cargao”. A la ley de educación me refiero. Tanto, que eso de “cela á cargao” podría escribirlo tal cual, un alumno aventajado resultante de los efectos producidos por la nefasta Ley Celaá, sin lugar a dudas, la más letal para la educación de las ocho leyes redactadas hasta ahora, que ya es difícil.

Le mete una puñalada a la lengua de Cervantes,  que se extiende por el planeta en la misma progresión que en España se aniquila, y fomenta la promoción de los mediocres, dándoles la oportunidad de pasar de curso pese a no superar los exámenes. Y eso en nombre de la defensa de la enseñanza pública de calidad. Manda ovarios.

De paso se cepilla las ayudas para la educación concertada, que a quien afecta no es  precisamente a la gente pudiente, pues éstos podrán seguir accediendo a la educación privada, como las hijas de la propia Ministra Celaá. Con eso consiguen marcar la diferencia entre una educación de élite para los privilegiados como Celaá, y el desgraciado de Manolo el panadero, que tiene que contentarse con llevar a su hijo Bartolo al colegio público de su barrio, donde lo de menos es esforzarse para pasar de curso. Y es que las élites, que ahora se denominan progresistas, quieren al hijo de Manolo ignorante para que sea más fácil de gobernar.

Y el remate. Al carajo la educación especial. Porque los niños y niñas con problemas de ese tipo tienen que integrarse a hierro y fuego en colegios o institutos donde a día de hoy han convertido el acoso en deporte nacional. Todo muy igualitario.

Y todavía habrá quien se crea a pie juntillas que este gobierno es progresista.

viernes, 6 de noviembre de 2020

ACTIVIDAD ONÍRICA MADRUGADA 6 NOV 2020. ARENA EN EL REVÓLVER

La noche ha sido intensa, mucho más de lo que he podido retener al despertar. Yendo a lo que recuerdo, estaba en el interior de un coche, de noche. Unos polis malos, americanos para más señas, se acercaban para darme matarile, pero me adelanté en la virada. Liquidado el asunto, salí del coche esgrimiendo una Remington del 12 y al poco me encontré con mi amigo Víctor Crespo, que andaba por allí.

-Oye, cuánto te costó sacarte el carné de conducir- le pregunté.

-Veinte mil pavos- respondió.

-Qué disparate.

Luego caí en la cuenta de que tenía carné, que solo tenía que renovarlo. A Víctor le perdí el rastro en las tinieblas, su elemento a fin de cuentas, así que no me inquietó. Seguí mi andanza nocturna, aún con la del 12 encima. Entonces fui testigo de una escena que da cierta consistencia a este disparate onírico.

 

Un hombre enorme de raza negra, de estos apretados pero con cara amable, entró en escena. Se llamaba Obongo o algo así, según me pareció escuchar, un nombre que no existirá salvo en mi sueño. Conversaba con gesto grave con la que parecía su esposa. Ella le preguntó que dónde había estado. Él sacó un revólver de un bolso, y al abrir el tambor, en vez de balas, salió arena. Arena de una playa sudafricana.

La mujer interpretó aquello como una infidelidad, pues al parecer cuando Obongo partió, no habló de ir a Sudáfrica, sino a otro lugar que desconozco. Obongo no negó la mayor ni dio explicaciones a su esposa. Se limitó a guardar silencio, y claro, quien calla otorga. Ella dio por hecho que en Sudáfrica había otra mujer, y que Obongo fue a darle encuentro para tener una aventura. Una aventura en una playa sudafricana.

A la esposa de Obongo se le partió el corazón en ese instante, y se marchó despechada. Él, también con el corazón roto, la dejó marchar sin más, pensando que con el tiempo, ella, cuyo nombre no supe, tal vez olvidaría al infiel Obongo, y podría rehacer su vida con otra persona. A mí también se me debió partir el corazón en el sueño, pues estuve algo inquieto. Para el organismo, aquella era una situación real.

Tras un impasse onírico que no puedo precisar, supe lo que había sucedido en realidad. Obongo no había sido infiel a su amada esposa. Estuvo en una playa sudafricana para ver la mar por primera y última vez. Lo decidió cuando le dijeron que tenía un cáncer terminal. Prefirió no decirle nada a su mujer, dejándola creer que le había sido infiel para que lo odiara. Una vez transformado ese odio en indiferencia, su amada esposa podría liberarse y tener otra oportunidad para rehacer su vida con otra persona, o quizá sola. Obongo debía intuir que si le decía que estaba a punto de morir, ella permanecería al pie de su tumba llorando su muerte para los restos, y él no quería eso para ella. Lo que parecía una infidelidad, era un acto de amor supremo.

La moraleja de esta parte del sueño quizá sea que lo importante no es que nos recuerden por lo que hemos hecho, incluso estando bien. Lo importante es que hagamos lo correcto aun dando la impresión a los demás de que no es así. Ya se encargará el paso del tiempo de poner las cosas en su sitio, o quizá no. A lo que no le encuentro sentido es al revólver del que cayó la arena de una playa sudafricana, ni porqué era de Sudáfrica y no de Conil. Pero en la dimensión onírica las cosas son así.

Seguí mi periplo onírico, esta vez junto a mi amigo Nano. Un escorpión multicolor de unas dos cuartas de tamaño, se nos cruzó por delante. Nano lo empaló con su cuchillo de monte, lo troceó y nos lo comimos. Esto último no es tan excepcional. Cosas peores hemos comido en la vida consciente.

 

 

domingo, 18 de octubre de 2020

RHIZOSTOMA LUTEUM

 

RHIZOSTOMA LUTEUM

La fotografié el pasado 7 de septiembre de 2020 cuando irrumpió en la dársena del muelle 1 de la base naval de Rota, junto a la popa del destructor estadounidense USS Donald Kook. En esos instantes solo sabía que era lo que era obvio, una medusa. Pero me gusta indagar sobre aquello que me llama la atención, y puestos a ello he sabido lo siguiente, que me ha resultado bastante sorprendente.

Se trata de una Rhizostoma  luteum, una especie de medusa atlántica relativamente poco conocida, que fue avistada por primera vez  en 1827 por dos naturalistas gabachos, un tal Jean René Constant Quoy, y un tal Joseph Paul Gaimard, cuando surcaban las aguas del Estrecho de Gibraltar a bordo de L’Astrolabe. Después de aquel avistamiento, no se la volvió a ver más hasta el año 2013 cuando un grupo de científicos, comandados por la científica Laura Prieto, perteneciente al Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC) confirmó la presencia de esta especie en el Mediterráneo.

Al parecer hay confirmados más de 150 avistamientos en los últimos 17 años, esto es, parece ser que no ha sido vista demasiadas veces, y al parecer he sido uno de los pocos afortunados que la ha visto, junto con mis compañeros de trabajo. Es de gran tamaño, dicen los científicos que puede llegar a pesar del orden de 40 kg y tener un diámetro de más de 60 cm. Los brazos orales pueden alcanzar los 2 metros de longitud. Esta que os muestro tenía una longitud aproximada de 1.70 m de largo desde la parte superior de la umbrela (la cabeza para entendernos) hasta el extremo de los brazos orales (tentáculos). La toxicidad de esta especie no es grande.

Dado su interés científico, quienes se dedican a su estudio cuentan con la colaboración de la gente que los avistan. Entre estos organismos científicos está el Centro Oceanográfico de Murcia, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO) que pone a disposición el siguiente correo electrónico medusa@mu.ieo.es para reseñar esos avistamientos, pues están particularmente interesados por la irrupción de esta especie atlántica en el Mediterráneo.

Yo aportaré mi granito de arena enviándoles la foto con la ubicación y la temperatura del agua, que en aquellos momentos era de 24ºC. Animo a que lo hagáis también vosotros si la veis, sobre todo los que vivís en Madrid, Soria, Ciudad Real o Talavera de la Reina. Sería la leche ver una en uno de esos lugares.

 



viernes, 16 de octubre de 2020

SIN SALUD NO HAY ECONOMÍA

 

Así reza el eslogan simplón -como todos los eslóganes políticos- que  algunos políticos repiten como un mantra. Lo hacen para lanzar balones fuera ante su incapacidad de buscar  soluciones efectivas para un problema complejo. Es un eslogan inconsistente en el que orden de los factores, no altera el producto, pues sin economía tampoco hay salud.

Esto es, a fulano, que regenta el local X o trabaja en la empresa Y, le vienen con el mantra y le dicen que tiene que cerrar el chiringuito, o que lo van a despedir de la empresa, sin tener claro si va a cobrar el ERTE, el paro, o no. En definitiva, a fulano le van a reducir sustancialmente los ingresos, o se va a quedar sin ellos directamente, lo que le llevará a tener que adoptar economía de guerra y estará sometido a una tensión brutal ante la incertidumbre.

La economía de guerra implica, que fulano y familia tendrán que comer menos y mal. Implica el riesgo de que fulano no pueda afrontar los gastos de alquiler o de la hipoteca y acabe desahuciado. También aumenta el riesgo de sufra ansiedad, de que entre en depresión y tenga que recurrir a ansiolíticos que lo sanarán por un lado y lo joderán por otro. Eso si no se arroja antes a las vías del tren o por los bloques del Campo del Sur.

Si se destruye la economía, sobre todo de los sectores más vulnerables de la sociedad, indefectiblemente afectará a la salud de los mismos. Si se destruye la economía en general, a ver quién va a pagar los impuestos para sostener la sanidad, las prestaciones sociales, las pensiones… ¿Los ricos con cuentas en Suiza? ¿Google? ¿Coca Cola?
 Ya me diréis qué mierda de eslogan es ese, sino un modo de no dar las explicaciones pertinentes para optar por una solución real y escurrir el bulto. Un modo de tomarnos el pelo por parte de unos políticos con rostro de hormigón armado de alta resistencia de 120 mega pascales.

ACTIVIDAD ONÍRICA 16 OCTUBRE DE 2020

 

ACTIVIDAD ONÍRICA 16 OCTUBRE 2020

“La casa del amor es un lugar al que todos quieren regresar”

Así rezaba el estribillo de un rock and roll onírico que no sé si existirá en la realidad consciente. Una cama enorme y mullida con sábanas floreadas, dos personas haciendo el amor (me reservo los detalles), y alrededor de la cama, un descomunal escenario bélico tipo ofensiva del Tet.  También, una piscina de aguas claras en la superficie, pero llena de residuos en el lecho, lo que se dice, un escenario engañoso.  

Y ese estribillo que se repetía machaconamente con acordes a lo Creedence, pero en castellano,   que recuerdo con especial lucidez.

“La casa del amor es un lugar al que todos quieren regresar”

Todo esto sin meterme nada en el cuerpo, lo juro por mis ancestros. Si acaso, el menta poleo de antes de dormir.

jueves, 1 de octubre de 2020

CRÓNICA DE UNA EXTINCIÓN

 

CRÓNICA DE UNA EXTINCIÓN.

Entrada la noche, leía en la cama un libro sobre torres vigía y corsarios moriscos en el Mediterráneo, mientras Lobita veía la tele. En estas escuché por el pasillo un trotecillo de pies descalzos, tucutún tucutún. Pensé, Lobita corre despavorida por algo. Efectivamente.

Estando Lobita sentada en el sofale suplente, el que suelo ocupar yo, un grillo osó pasear por su sofale titular como Pedro por su casa. Lobita entró en pánico, a la par que en cólera, y llegó corriendo al dormitorio exigiéndome que capturara al intruso y lo ejecutara sumarialmente. De mala gana aparté el libro y me levanté para estudiar la situación sobre el terreno, más que nada para salvar la vida al pobre grillo. Pero el grillo se ocultó en alguno de los cinco mil resquicios del salón, y a esas horas no era plan de hacer una batida salvaje.

Me puse duro y le dije a Lobita que no eran horas, y que además no estaba dispuesto a ejecutar al pobre grillo, que como mucho, lo deportaría. Lobita se metió refunfuñando en la cama, con la inquietud de que el grillo se le posase en la oreja mientras durmiese. Le dije que ya lo buscaría por la mañana, que lo más probable era que se fuese por donde había venido.

A la mañana siguiente salimos a la calle. A la vuelta, me entretuve en el trastero mientras Lobita subía a casa. Cuando subí yo, al abrir la puerta me topé con el grillo, que apuntaba su proa hacia la salida, pero completamente inmóvil. Al agacharme para cogerlo me llegó la tufarada a insecticida… ¡¡Lobita!! ¡¡Qué has hecho con el pobre grillo!!

Lobita, entre indignada y con sentimiento de culpa, me dijo con vehemencia que en la lobera solo entran los lobillos, y que de profanar su sofale, ni mijita. Resignado, intentando salvar al pobre grillo inextremis, pensé en sacarlo al exterior para que se ventilase, y así lo hice lanzándolo al césped. Pero me precipité al no caer en que probablemente no sobreviviría, y acabaría convirtiéndose en un manjar envenenado para otras especies.

Entonces pensé. Mira que si llega un mirlo y se come al grillo envenenado, y al mirlo envenenado se lo come el gato cabrón del vecino que también se envenena, y el dueño del gato, que es gilipollas, lo lanza al mar envuelto en una bandera de España fabricada en China, y llega un cazón y se lo come, envenenándose a su vez -a saber si por el gato o por la bandera- y al cazón lo pescan y lo llevan a la pescadería del Mercapollas donde compramos el pescado y acabamos envenenados…

La que podríamos haber liado a cuenta del grillo y la madre que lo parió.

 

 

lunes, 28 de septiembre de 2020

DONDE EL VIENTO DÉ LA VUELTA

 

 

DONDE EL VIENTO DÉ LA VUELTA.

Esta frase se la escuché esta mañana a un pescador de Puerto Real:

"Cuanto más lejos mejor. Donde el viento dé la vuelta"

Donde el viento dé la vuelta... ¿No es genial? Podría utilizarse para enviar a la mierda a alguien de manera elegante... "Vete a donde el viento dé la vuelta". O para emplazarse lejos de algún lugar... "Estoy donde el viento da la vuelta" o "Me voy a donde el viento da la vuelta".

Esto es lo que entiendo por lengua viva, la que emerge de las aguas calmas del mar de manera espontánea, no la que diseñan en los despachos de los políticos o durante una tormenta de ideas de una empresa publicitaria. Que se vayan a donde el viento da la vuelta... bien lejos.

miércoles, 26 de agosto de 2020

PARAISO ANTISISTEMA.

 

PARAISO ANTISISTEMA.

España es el paraíso del antisistema. No hay nada más cómodo que ser antisistema beneficiándote de la parte del sistema que te interesa, y rechazando la que no.

Por ejemplo, puedes permitirte invadir una propiedad privada, no ya de un banco, sino de un propietario del montón, y permanecer como mínimo seis años en su interior. Y luego ya se verá, que queda chicle por estirar. No pagarás un duro de alquiler, ni luz, ni agua, lo cual te permitirá contratar un servicio de alarma para que el propietario no te ocupe la casa mientras, pongamos por caso, te vas de vacaciones a Ibiza. Si el malévolo propietario osara vulnerar tu espacio ocupado, el sistema en contra del cual estás para lo que no te conviene, se encargará de protegerte, metiéndole un puro al propietario por osar recuperar su propiedad. Para eso tienes a los abogados de oficio y a los asesores de Colau, riau riau, aunque no haya toros ni sea Navarra.

Además, tendrás a tu favor a un sector de la clase política al cual hay que estar muy agradecido. Son antisistema como tú pero a otro nivel más guai. Es un nivel al que puedes aspirar en un momento dado, llegando a promocionar hasta obtener una alcaldía e incluso una vicepresidencia. Bendita partidocracia. Esa clase política es partidaria de la ocupación de las casas de los demás, que no de las suyas, porque no son tontos. Por eso toman la precaución de procurarse un sistema de alerta más efectivo, como son las dotaciones de la Guardia Civil. Paradójicamente los rechazan de cara a la galería, pero les proporcionan todos los recursos para que protejan sus casoplones, no sea que los ocupe la extrema derecha. Son unos genios.

También tendrás a tu favor a un sector de la sociedad que se viste de progresismo de pandereta, muy tolerante y comprensivo con tu causa, eso sí, desde la distancia. Para justificar tus acciones, dirán que la mayoría de las casas ocupadas son de los bancos, que los que ocupamos solo queremos emprender y viajar a Ibiza como todo hijo de vecino, y que la libertad consiste en no acatar según qué leyes, esto es, abogar por leyes a la carta. Pero no te fíes de esos apoyos, que la opinión de la gente es muy voluble. Cuando les ocupemos la casita del pueblo que heredaron del fascista de su abuelo, dejarán de apoyarte esos traidores hideputas.

Pero en general puedes sentirte seguro, antisistema. El sistema te protege, castigando a quienes lo respetan. Voy a ocupar la casa del vecino. No tiene alarma y se ha ido a cuidar a su madre enferma a Villa Sequillo del Bodorrio. La alarma la pondré yo, qué cojones, en Antisistema Segur, y como ose entrar en “su mi casa”, se va a cagar. Que yo también tengo derecho a tener segunda vivienda gratis, y él la obligación de contratar a una cuidadora para su madre, influencer y maltratadora a ser posible, por fascista. España es diferente.

martes, 18 de agosto de 2020

LA FOGATA

 

LA FOGATA

En estos tiempos difícilmente puedes decidir me paro aquí a vivaquear y enciendo un pequeño fuego para aliviarme del frío invernal. Hoy día si te pillan, te crujen.

En estos tiempos pocos valoran guardar silencio para escuchar el crepitar del fuego, sentir su calor, o percibir el sonido del propio silencio. Hoy día ponemos más empeño en hacernos escuchar, y por eso nos perdemos tantas cosas.

En estos tiempos se habrían disparado 70 selfies para plasmar esta escena, eso sí, con una calidad técnica abrumadora y referenciada en Google Map. ¿La finalidad? Compartirlas  en las redes sociales con personas a las que, salvo contadas ocasiones, no les importas más allá de otorgar un like a intercambiar por otros tantos. Eso dependerá de lo selectivos que seamos con nuestros contactos/amigos.
Paradójicamente, estas imágenes referenciadas topográficamente, acabarán perdiéndose en la nube virtual, traspapeladas entre millones de instantáneas que se olvidan a los pocos segundos de ser tomadas. Serán olvidadas por quienes las toman y por quienes las visualizan en un par de segundos para pasar a la siguiente tanda. Como si fuesen etiquetadoras láser de una cadena de montaje.

En estos tiempos me reencuentro con aquellos tiempos a través de esta foto descolorida y poco nítida, pero presente después de casi 40 años. Puedo tocarla. Puedo oler la fogata y percibir su calor. No recuerdo la posición exacta del lugar, pero sí su esencia. Incluso recuerdo mi estado de ánimo, que para mí se queda. Puedo volver a guardarla y encontrarla de nuevo.

No digo que fueran mejores tiempos, eran distintos. Pero me identifico más con aquellos que con estos, sobre todo porque me sentía más libre. Y creo que estábamos mejor dotados de la consciencia necesaria para dar cada cosa el valor que merecía. Teníamos el tiempo necesario para concedérselo, pues el mundo giraba más despacio.

Éramos libres para acampar en mitad de la sierra y encender un fuego con responsabilidad, sin tener la sensación de delinquir. Podíamos permitirnos valorar pequeños detalles, como abstraernos escuchando el crepitar de las brasas y disfrutar del calor generado con nuestro esfuerzo. Esa satisfacción de dar brío a la yesca húmeda, después de pasar frío. Nos abstraíamos escuchando el sonido del entorno –el rumor de los árboles, el de un arroyo, el sonido de las lechuzas-  en vez de empeñarnos en hacernos escuchar, cuando en realidad a casi nadie le importa lo que digas o lo que pienses.

Principios de los 80, en algún lugar de la Sierra del Aljibe. Tiempos en los que podías atravesar el parque de los alcornocales de cabo a rabo durante días, sin toparte con nada que no fuese de allí, y con nadie que te pudiese echar de lo que debería ser un territorio libre.

 

lunes, 17 de agosto de 2020

TARJETA SANITARIA POR PUNTOS

 

TARJETA SANITARIA POR PUNTOS.

A ver por dónde empiezo y cómo, porque la cosa tiene miga. Quizá la mejor forma es poniendo un ejemplo reciente como el de la manifestación de Madrid contra las medidas antiCovid, protagonizada por esos seres de luz new age súper Superman tocados por la mano de Buda, que reclaman su derecho a respirar para alcanzar la espiritualidad… o algo así.Por no ser muy cabrón, voy a darles su parte de razón, esto es; tienen derecho a cuestionar la efectividad de las vacunas, la necesidad de ponerse mascarilla, defender las bondades de beber agua de mar, o sostener que la Tierra es plana. Tienen derecho a reclamar lo que quieran, faltaba más. Allá ellos, ellas, o lo que quieran ser o hacer con su cuerpo. Pero siempre y cuando sólo les afecte a ellos.El problema surge cuando esta panda de iluminados pretende imponer su criterio poniendo en peligro la integridad física de los demás, con el peregrino argumento de que hay que creer lo que ellos dicen, en contraposición de lo que dicen quienes han estudiado el asunto, en este caso la comunidad científica.

Es como si el vecino del 2º derecha, que no ha leído un carajo en su vida pero se ha vuelto fan de Tom Cruise y la cienciología, pretendiese convencer a sus familiares para que a su tío Ambrosio -que está chunguísimo de los pulmones- le suministren la milagrosa esencia de sobaco de golondrina que ha comprado en un herbolario, en vez de seguir las recomendaciones del neumólogo, sospechoso de haber estudiado diez años de medicina solo con la finalidad de conspirar contra la humanidad, incluido el pobre tío Ambrosio.

Además hay otra derivada, la desfachatez que tienen estos iluminados de renegar del sistema sin renunciar a sus ventajas. Esto es, no se ponen la mascarilla porque lo consideran inútil o represivo, pero cuando pillen el bicho, se colocarán en primera fila para demandar, mira por dónde, oxígeno. En otros aspectos podemos incluir a los fumadores, a los drogadictos, a los alcohólicos, a los incívicos del volante, e incluso a los que se dedican a practicar deportes de riesgo sin tomar medidas preventivas, que dan por hecho que cuando la cagan, son otros los que por obligación, tienen que exponer sus vidas para sacarlos del marrón.

Pues bien, en base a todo esto, propongo la tarjeta sanitaria por puntos. Que no te pones la mascarilla, x puntos menos. Que reincides, x2. Que fumas donde no debes, otro tanto. Que conduces borracho, a parte detraer los puntos de carné, otros tantos de la sanitaria.Todo, con el objeto de que ante una emergencia sanitaria, sean atendidos con carácter prioritario quienes conserven todos sus puntos, frente a los que tienen menos. Y a quienes agoten todos los puntos porque se la pela el sistema, que los atienda Carlos Jesús, el vidente del planeta Raticulín, o Miguel Bosé, que se ve muy ducho en el tema.  

 

 RECUERDOS DE JUVENTUD

Fotos que aparecen en los lugares más insospechados.  Septiembre de 1985 en el pantano de los Hurones, en una escapada que hice con mi amigo Juanma.Navegábamos a la altura de la Casa del Guarda de Cardela, rumbo hacia donde el río Ubrique  se derrama en el embalse,  cuando  nos encontramos con este ciervo que bajó para calmar su sed. Serían las tres de la tarde, soplaba levante y hacía un calor infernal. Pudo más la sed del ciervo, que su temor por la presencia de esos humanos sin piernas que surcaban el agua.  En mis manos, mi primera réflex, una Zenit fabricada en la ex Unión Soviética.  Buenos ratos para superar tiempos difíciles de manera sana.



miércoles, 12 de agosto de 2020

ACTIVIDAD ONÍRICA. MADRUGADA DEL 12 DE AGOSTO.

 

ACTIVIDAD ONÍRICA. MADRUGADA DEL 12 DE AGOSTO.

Llevaba sobre mis hombros a un niño de unos dos años. Tenía la tez morena, moreno de Bogotá. Entré con él en una lúgubre casa que ocultaba una pequeña cueva. En su interior yacía sentado sobre un sillón un tipo, en apariencia muerto, pero quizá dormido. Tenía dibujada en su boca latina  una plácida sonrisa, muy caribeña, como quien no tuviera cargos de conciencia o todo bajo control. El tipo también era sudamericano, o centroamericano, no sé. Los sueños son confusos.

Bajé al niño de mis hombros y le dije, aquí está tu papá. El papá, que resultó ser jefe de un cártel del narcotráfico, abrió los ojos y asió a su hijo. O resucitó, o no estaba muerto, lo sigo sin saber. Me dirigió una mirada en apariencia agradecida, y me dijo, puedes irte.

No me inspiró demasiada confianza aquella mirada de escualo de los que se meriendan a sus crías, así que me fui cagando leches, saltando de edificio en edificio, casi volando. Primero eran saltos enormes, pero luego iban perdiendo alcance efectivo y a duras penas llegaba a alcanzar las azoteas, así que dejé de saltar en aquella atmósfera azul tirando a gris. Lo de los saltos y los vuelos que pierden intensidad, es muy recurrente en mis sueños.

Llegué a lo que se suponía era mi casa, pero no lo era. Demasiado desorden. Encontré fardos de billetes en pesetas desperdigados en una habitación. Recuerdo que ayer vi en el telediario una noticia sobre las pesetas que aún guardan los españoles. En el sueño, eran una muestra de “agradecimiento” del narco por llevarle a su hijo. Primero, regocijo por verme con esos fajos de billetes que solucionarían mi vida por una buena temporada. Después, decepción, pues eran billetes marcados. El hijoputa del narco me había estafado, lo cual no es de extrañar.

Astilleros, aunque allí no había barcos. Buscaba trabajo y me presenté a una selección. Suba por esa escalera, me dijo una mujer. Escalera de teca, o de alguna madera noble pero muy reseca. La escalera de desmadejaba a medida que iba subiendo, hasta disgregarse como si fueran las ramas de un árbol. Cuando ya no pude ascender más, entré por una puerta que había en el nivel al que llegué. Accedí a un pasillo con mamparos, y cableado y tuberías a la vista, como en un barco, pero no era un barco. En uno de los pañoles del no barco, hasta la colcha de material de todo tipo, unos trabajadores de los astilleros oníricos, saqueaban todo lo que podían. Este tipo de saqueos son bastante comunes en la vida consciente.

Entré por otra puerta que daba a una amplia sala. Era luminosa, luz cálida amarillenta, pero cutre como la estancia de un psiquiátrico de principios del siglo XX. Había personas dispersas sentadas en el suelo o de pie, como guardando las distancias, y una gran mesa de despacho de corte antiguo, tras la que se sentaba un chupatintas al uso. Me presenté ante él, y sin decir nada, se proyectó mi currículo en una holografía, aunque no era mi currículo real. Sin darme oportunidad de abrir la boca, y sin mirarme a la cara, me dijo que no daba el perfil, pero que si no obstante superaba el periodo de prueba, sería contratado.

De fondo se escuchaba un molesto ruido, como el de un soplador de gasolina o una cortadora de césped. El chupatintas de astilleros y la  cutre sala de luz clara amarillenta, se fueron disipando. Empecé a vislumbrar en el duermevela, el  ventilador que cuelga del techo de nuestro dormitorio, girando silencioso. Acababa de regresar al mundo consciente. ¿El ruido? El jardinero de los cojones, que tiene por costumbre empezar la faena bajo mi casa tirando de maquinaria a las 07:30 h de cada mañana.

 

 

jueves, 6 de agosto de 2020

GERENTES GENERALES.

GERENTES GENERALES.

Entro en el perfil de Facebook de un fulano que regenta un bareto de mierda, y en el apartado DETALLES leo;  Gerente general del restaurante “Los Apestados” (Nombre ficticio). Ojo al dato, gerente general. Esto es, si hay un gerente general, es porque supuestamente, en la plantilla del bar hay otros gerentes, por lo que me surge una duda. ¿Cuántos gerentes suele tener un bareto comunitario de mierda con menos papeles que la moto de un hippie?

A continuación, en el apartado formación leo “Ha estudiado HOSTELERÍA Y RESTAURACIÓN en LA CALLE. Entonces empiezo a comprender. Me pongo a bichear entre sus contactos y resulta que también hay otros que son gerentes generales de negocios de mierda, y que todos han “estudiado” en la calle, confirmándose la regla de que Dios los cría y ellos se juntan.

Da mucha seguridad la presencia en un bareto de mierda, de un gerente general que ha estudiado en la calle. Señal de que lo tiene todo controlado, sobre todo a la hora de evitar un rebrote, y no será un rebrote cualquiera, sino un rebrote general, que mola más.

 

 


miércoles, 29 de julio de 2020

VOSOTROS SÍ, NOSOTROS NO.


VOSOTROS SÍ, NOSOTROS NO.

Esta mañana tropecé en el desayuno, con una imagen televisiva en el que se veía a los miembros del gobierno haciendo piña en el hemiciclo. Literalmente. Todos muy pegaditos, hombro con hombro, para dar sensación de solidez supongo.
Pero de nuevo me pregunto dónde queda el ejemplo de lo que ellos predican/imponen al común de los ciudadanos, en este caso, el distanciamiento social. Dónde queda el metro y medio de marras. Simón recomienda no viajes, pero Simón, se va a Portugal cual teniente coronel Kilgore, en plan me sobran cojones para hacer surf en esta playa. Simón recomienda distancia social, pero sus colegas se apretujan en el hemiciclo para parecer más grandes y más ruidosos que sus adversarios políticos. Todo sea por la causa.
Ni qué decir que se lo pueden permitir, pues a estos les harán las pruebas de control a diario. Pero sucede que Simón dice que no es recomendable hacer pruebas de ese tipo a todo el mundo, salvo para ellos, incluidos sus adversarios políticos, pues no nos engañemos, van en el mismo barco, un crucero de lujo con todas las comodidades. Pero a los que navegamos en un esquife, achicando agua como a quien lleva el diablo para no hundirnos, que nos jodan.
Lo más preocupante de todo es cuando Simón dice, y hay personas que aplauden con las orejas, tatuándose en algunos casos su efigie en un muslo, que tiene miga la cosa. Aplauden diga lo que diga, en un sentido y en el antagónico. Eso sí que es preocupante. Si Simón fuese brújula… madrepariós, no íbamos a ganar para imanes para compensar sus desvíos/desvaríos. Pero no olvidemos que Simón no es más que el mensajero, el que recibe los tomatazos en la cara, o las simpatías de los de la fe inquebrantable, capaces de perdonar una tras otra los desmanes su dios, por temor a que venga el demonio.  

miércoles, 15 de julio de 2020

TOTETE WASH


TOTETE WASH

Leo textualmente; “Hand wash, una aplicación de Samsung para recordarnos que nos lavemos las manos”.
Así que no me extrañaría nada que en breve, estos lumbreras de las APPs implementen la versión con las aplicaciones “Cerete wash” para recordarnos la limpieza de los cuartos traseros. O “Cipote wash” para limpiar el caño, y su variante femenina “Totete wash” para que aquello no huela a lonja de pescado en pleno agosto a las tres de la tarde.
Me pregunto qué suerte de estúpidos marranos hay hoy día, para que tengan que crear una aplicación que recuerde aquello que antaño nos inculcaban apenas empezábamos a dar los primeros pasos. Cómo es posible que haya gente capaz de manejarse con aplicaciones que a veces se me antojan complicadas, que necesite un cacharro que les avise cuándo toca lavarse las manos y durante cuántos segundos.
Y así, con todo.

domingo, 5 de julio de 2020

DE BASURA VA LA COSA.


DE BASURA VA LA COSA.

La cosa empieza así. Alguno de los incívicos que tenemos en la urbanización, dejó junto a los contenedores de basura un equipo de música deteriorado, con sus correspondientes bafles, y dos sillas jardín de plástico. Esto es, pasó de llevar ese material a un punto limpio, o de llamar al teléfono municipal para la recogida de enseres. De nada sirve que en las circulares de la comunidad se ruegue permanentemente, que por favor no dejen enseres junto a los contenedores de basura.
Y ahora llega la segunda derivada. A la mañana siguiente, la de hoy para más señas, apareció un operario conduciendo un pequeño vehículo del servicio de limpieza municipal, de estos diseñados para acceder por calles estrechas. Van equipados en su parte posterior, de una cuba para basuras, en el que se lee un rótulo en el que reza “Hagamos El Puerto sostenible”. Siguiendo la filosofía del eslogan, operario se detuvo junto a los contenedores, y en vez de llevarse en el vehículo el equipo de música y las sillas, tiró lo primero al contenedor de orgánicos, dejando las sillas donde estaban. Y ahí siguen.
Puede ser que la función del operario no sea la de recoger todo lo que los incívicos dejan fuera de los contenedores, porque el vehículo no da para eso. Pero en vez de tirar los residuos al contenedor que no procede, podría dar aviso a su departamento para que vinieran a retirarlo. Si no es así, para qué cojones está ¿Para cobrar dos mil pavos por pasearse con el cochecito y tirar al contenedor lo que le salga de los cojones? Cobran incluso más que muchos de los sanitarios que se han dejado el hígado combatiendo el COVID, que se dice pronto, así que, qué menos que se ganen el sueldo como es debido.
Porque esa es otra, la mafia de la basura, y la mafia que impera en el ayuntamiento. Es archiconocido  que el departamento responsable de la limpieza municipal, coloca a dedo a los amigotes de los amigotes, algo bastante normalizado en este país. En el vecindario tenemos a uno de esos operarios señalados con el índice, uno que forma parte del grupito de incívicos que dan la nota en el puto bar comunitario. Cuando está pasado de copas, además de palmear como una foca, se jacta de cobrar 2200 euros por manejar un camión de la basura, chanchullos aparte, y aún le parece poco. Por eso se dedica a hacer enganches de luz ilegales, abusa del riego tirando agua de la comunidad, y medra con todo lo que se le pone a tiro, incluida la comunidad de vecinos.
Y así funciona este país de mierda, en el que la clase política es fiel reflejo de la sociedad que los pone a gobernar, tanto, que el mismo basurero colocado a dedo y que cobra un sueldazo aunque no sepa o quiera hacer bien su trabajo, puede acabar siendo concejal y posicionarse aún mejor para medrar hasta reventar, o hasta que lo pillen en un descuido. Bendita democracia.

martes, 30 de junio de 2020

PLATERO Y YO, A LA HOGUERA.


PLATERO Y YO, A LA HOGUERA.

Influenciado por la ola de puritanismo new age que asola el planeta, me he reconvertido en rastreador por la causa. Desde ese instante mágico, tras ser tocado por la mano de Buda, estoy ojo avizor. Pendiente de todo aquello que tenga el mínimo sesgo racista, o que pueda resultar ofensivo para los seres de luz, de delicada piel, ya sean humanos o animalitos.
Repasando con ojo crítico la prosa poética de “Platero y yo” he descubierto signos de alarma, suficientes como para destinar a la obra, a la purificación del fuego divino de la muerte. Me he fijado en algunos fragmentos, dos de los cuales pongo como ejemplo a continuación.
Del capítulo VII “El Loco”:
 “Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas, corren detrás de nosotros chillando largamente:
-¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!”
Este fragmento es claramente ofensivo para los integrantes de dicha etnia, por no hablar de quienes padecen alguna enfermedad psiquiátrica. Denigra a los chiquillos, víctimas del sistema, refiriendo peyorativamente su aspecto físico y su vestimenta de fortuna. Los criminaliza al describirlos como acosadores y agresivos. Lo mismo sucede con el siguiente fragmento, que resulta más infame si cabe.
Del capítulo CX “Los gitanos”:
“¡Los gitanos, Platero! ¡Ya estarán temblando los burros de la Friseta, sintiendo a los gitanos desde los corrales bajos! (Yo estoy tranquilo por Platero, porque para llegar a su cuadra tendrían los gitanos que saltar medio pueblo, y  además, porque Rengel el guarda me quiere y lo quiere a él) Pero por amedrentarlo en broma, le digo, ahuecando y poniendo negra la voz:
-¡Adentro, Platero, adentro! ¡Voy a cerrar la cancela que te van a llevar!
Platero, seguro de que no lo robarán los gitanos, pasa, trotando, la cancela…”

Esto ya es de traca. Este fragmento estigmatiza claramente a la etnia gitana, describiéndola como criminales en potencia, prueba evidente de lo xenófoba y lo cargada de prejuicios que se revela esta obra.
También se pone de manifiesto el maltrato animal, en este caso, el maltrato psicológico al que es sometido el burrito plateado, por eso de meterle  miedo porque llegan los gitanos. Además, refiere la estratificación social entre burritos. Diferencia entre burritos de clase alta como Platero, que tienen corral propio y un guarda que los quiere, y los pobres burritos humildes que malviven en los corrales bajos de la Friseta, a expensas de los malhechores.
Son datos suficientes como para quemar el libro y profanar la tumba de Juan Ramón Jiménez, que aunque se exilió por ser supuestamente republicano, en realidad debió ser un fascista encubierto al servicio de Franco. Deberíamos exigir a la fundación Nobel, que retire con carácter póstumo, el galardón homónimo que se otorgó a este infame escritor y poeta xenófobo.
En cualquier caso, animo a la celebración de una pira purificadora colectiva para la quema de libros de “Platero y yo”, frente al cementerio parroquial de Moguer. Por supuesto, con su correspondiente batucada yoruba, y  profanación simbólica de la imagen del autor a base de lanzamiento de tomates ecológicos y orinadas públicas. Paz hermanas, muerte al opresor.


lunes, 29 de junio de 2020

Las nuevas "kulturas"


Las nuevas "kulturas" se me antojan destructivas y poco productivas. Para empezar, han destrozado la ortografía de la palabra cultura y su semántica.
Las diferentes culturas de la antigüedad también fueron destructivas, pero dejaron un legado productivo abrumador que persiste a día de hoy… de momento.
Las nuevas "kulturas" ponen  empeño en destruir el pasado, pero ninguno, en construir un futuro. Destruir es fácil. Construir, no tanto.
Como esto siga así, estaremos a un paso de una nueva Edad Media, paradójicamente tecnológica. Una nueva religión con dioses digitales. Las nuevas" kulturas", asociadas a las nuevas políticas que manan de los pueblos ignorantes.

miércoles, 10 de junio de 2020

PLATERO Y ÉL.


PLATERO Y ÉL.

Me ha dado por releer “Platero y yo”, obra a la que en mi infancia no debí haber prestado demasiada atención, quizá porque me la pretendieron imponer a base de reglazos sobre las yemas de los dedos. Tuve unos maestros muy cabrones a los que tengo bien poco que agradecer. Se trata de la tercera edición de la editorial Aguilar, de 1957 y la he redescubierto con gusto.
No voy a describir la grandeza de esta obra universal, pues está sobradamente reseñada por eminencias doctas en la materia, y está de más que yo, pobre mortal, se tire unas flores al respecto. Pero sí quería apuntar un par de cosas.
La primera, que al fijarme en la riqueza lingüística que contiene la obra de Juan Ramón Jiménez, he caído en la cuenta de cuánto hemos degradado el lenguaje, reduciéndolo a la mínima expresión. “Platero y yo”  que antaño era considerada obra infantil de lectura obligada, a día de hoy, y tal como está el patio, sería un hueso duro de roer incluso para muchos universitarios.
El vocabulario que manejamos en la actualidad se ha reducido a la mínima expresión. Hemos enterrado en vida cientos de palabras del castellano, y otras muchas las hemos reemplazado por acrónimos, anglicismos y emoticonos. Las construcciones gramaticales que realizamos, son más pobres que los eriales del desierto de Tabernas. Y de aquellos barros, llegan lodos como el de una ministra que se expresa en términos en plan, “…pues tía, creo que al coronavirus, o sea…”, o el titular que he leído hoy en una cadena de televisión, en el que escribieron emérito con h.
La segunda, que en muchas obras escritas en el pasado, descubro que la historia se repite, que sus textos siguen estando vigentes, señal de que la condición humana varía poco o nada con el paso de los siglos. En el caso de la obra del ilustre paisano de Moguer, me remito a un fragmento del capítulo VIII titulado Judas.
“Ahora las campanas dicen, Platero, que el velo del altar mayor se ha roto. No creo que haya quedado escopeta en el pueblo sin disparar a Judas. Hasta aquí llega el olor a pólvora. ¡Otro tiro! ¡Otro!... Sólo que Judas hoy, Platero, es el diputado, o la maestra, o el forense, o el recaudador, o el alcalde, o la comadrona; y cada hombre descarga su escopeta cobarde, hecho niño esta mañana de Sábado Santo, contra el que tiene su odio, en una suposición de vagos y absurdos simulacros primaverales”
Juan Ramón Jiménez.
Bien podría referirse a lo que sucede en estos tiempos. Bien podría referirse a las redes sociales, incluida ésta en la que me dirijo a ustedes, reconozco que con la puta escopeta cargada.

jueves, 28 de mayo de 2020

BUSCANDO EL GOLPE.


BUSCANDO EL GOLPE.

A mí me da, que el que está deseando un golpe de estado es él. El de la cara de roedor. Quizá con la esperanza de dar un contragolpe y poder justificar un modelo de gobierno a la altura de sus expectativas. Ahí anda el tío, metiendo el dedito en el ojo, a ver si provoca el intento de alzamiento. Si después no lo lograra detener, ya saldría por patas para establecer su casoplón frente a Bahía Cochinos.
Decía el roedor, en tiempos de la tuerca, que venían a reventar a la casta desde dentro. Y en ese peligroso juego están, aun siendo casta también. Pero como él mismo ha dicho, sabe que los otros no se atreven, igual que tampoco se atreve él. Entre cobardes anda el pulso de los de las manos lacias.
Pero ¿Y si cuela? ¿Y si saltara la chispa? Lo mismo es un intento desesperado de reconducir el follón que están organizando, y del que no saben cómo salir. Se avecinan malos tiempos. Puede haber revueltas sociales, así que hay que crear imperiosamente un enemigo al que echarle el muerto, para que el populacho pierda la perspectiva y se lance a la caza, en este caso del fascista. Tal como está el patio, fascista puede ser cualquiera que no esté de acuerdo con los desmanes que está cometiendo el gobierno ¿Progresista?
Qué pena que ya no se estilen los duelos a la antigua usanza. Aquellos tiempos en el que el ofendido le atizaba un guantazo al ofensor pidiendo satisfacción a la ofensa. Y después se batían a pistola o espada, civilizadamente, con reglas y padrinos. Pero nada de a primera sangre, duelo a muerte. En vez de tablets para jugar al Candypollas cuando se aburren en el hemiciclo, deberían tener un juego de pistolas, y las balas que hagan falta, por si no andan finos de puntería. Las espadas mejor que no, darían un espectáculo bochornoso. Y que se maten entre ellos a tiros si tienen cojones. Y entre ellas si tienen ovarios, que también las hay muy guerreras.
Si eso fuese así, seguro que abrirían menos la boca para decirse barbaridades que implican la posibilidad del enfrentamiento de una nación contra sí misma, como ya sucedió más una vez. En el fondo es lo que anhelan tipos como cara de roedor, porque siempre estarán tras la barrera, y de un modo u otro saldrán ganando.
La que pierde es la masa boba que los sigue enardecidos, y acaban matándose entre ellos. En el mejor de los casos, los líderes de los vencedores crearán un estado a la altura de sus expectativas y escribirán la historia, y en el peor, los líderes de los perdedores vivirán un dorado exilio en alguna playa tropical, y la historia ya la escribirán a toro pasado. Y el pueblo que apechugue con las consecuencias, que sean ellos los que cierren la puerta. La historia de siempre.

miércoles, 15 de abril de 2020

SI ESPAÑA FUERA UNA REPÚBLICA.


SI ESPAÑA FUERA UNA REPÚBLICA.


Si España fuera una república, la monarquía y la extrema derecha se diluirían en la nada por arte de birlibirloque. Qué diablos, no habría derecha en ninguna de las formas posibles. Todo el país querría ser republicano. Y si no, ya se encargaría la república de que lo fueran. Con mucho amor, por supuesto.
Los partidos de izquierdas en todo su espectro, los anarquistas, los liberales, los independentistas y las organizaciones sindicales obreras y agrarias, se cogerían de la mano y bailarían juntos el kumbaya entre arcoíris y manadas de unicornios. Aprobarían decretos sociales gracias a la capacidad de diálogo y el desprendimiento que les caracteriza, esa capacidad de renunciar a parte de su ideología, y de las cuotas de poder, por el bienestar del pueblo soberano.
Los presidentes de la república y sus ministros, estarían tocados por la mano de Buda. No tendrían la tentación de robar. Dejarían sus casoplones y se irían a vivir a los barrios obreros con la gente de a pie, porque serían preciosos barrios con todas las comodidades. La gente bailaría bajo la lluvia, cual Fred Astaire, sin pillar una pulmonía.
Los perros se atarían con longanizas. Qué coño, los perros comerían longanizas, y los gatos, bogavantes. Los niños y las niñas,  nacerían con un pan debajo de un brazo, y la bandera republicana debajo del otro.
No habría ejércitos, ni policía, pues todo se basaría en el orden natural de las ideologías progresistas chachi piruli de “to er mundo es güeno y güena”, en las que no se contemplan las disputas, las guerras, los robos, los crímenes, ni las luchas de poder.
Habría marisquerías proletarias. En los parques, crecerían fresones, mangos, naranjas ya peladas, y botellines de cerveza, para que ellas puedan llegar solas y borrachas a sus casas, y ellos, palmar de un coma etílico. Y sobre cada banco del parque, un libro de Paulo Coelho, o del tío Marx.
Las industrias y los comercios estarían en manos de las cooperativas. Las jornadas serían de 20 horas semanales, contando con los descansos y las horas para asuntos propios. Los beneficios se repartirían por igual entre los trabajadores, y la jubilación sería a los 55, que tiene premio.
Si España fuera republicana, dejaría en bragas a Disneylandia, con  esa bandera tricolor tan chachi, la panacea de todos los problemas de las Españas y de sus primas catalanas y vascas. Como si una jauría de perros rabiosos se fuera a comportar de otro modo cambiándole el color del collar.
Me remito a lo bien que fue la II República, y a los posteriores 40 años de glorioso fascismo sanguinario. Pobres ilusos, en muchos casos, por indocumentados. Como quienes portan banderas republicanas de la mano de banderas comunistas, que ya hay que estar perdidos, para no saber lo bien que se llevaron entre ellos durante aquella puta guerra. Socialistas moderados, socialistas radicales, comunistas troskistas, comunistas estalinistas, anarquistas, sindicalistas y demás, dándose de puñaladas por la espalda, mientras avanzaban los fascistas. Y en medio, como carne de cañón, el pueblo ignorante, pagando el pato de los unos y de los otros. Qué maravilla de república.
Así que, si alguien se declara republicano, primero que se defina ideológicamente, si es que lo tiene claro y no confunde churras con merinas. Después, que tenga cuidado con quien comparte bandera, no sea que se lleve una sorpresa, pero de las chungas.




miércoles, 8 de abril de 2020

CUENTO BREVE; LA LIMPIADORA.


CUENTO BREVE; LA LIMPIADORA.

Érase una vez, una comunidad de vecinos descuidada, en lo que a las zonas comunes se refería. A demás, bastante tacaña. Tanto, que ni por un momento, contemplaron la necesidad de contratar a alguien para que realizase las labores de mantenimiento necesarias, para que las zonas comunes de la finca estuviesen medio decentes.
Con el paso de los años, la mugre se fue acumulando hasta alcanzar niveles insoportables, tanto para la vista, como para el olfato. Así que, no tuvieron más remedio que convocar una junta extraordinaria para resolver el problema. Decidieron por unanimidad, contratar los servicios de una limpiadora para que realizara un trabajo puntual, de un día de duración. Encontraron a una que cobraba poco, por circunstancias de la dichosa coyuntura de la oferta y la demanda.
La comunidad no esperaba gran cosa de ella. Por el precio  irrisorio que iban a pagarle, se conformaban con que diera un repaso por encima. Pero la limpiadora barata, era cumplidora y se tomó en serio su trabajo. Además, tenía la esperanza de que le hicieran un contrato, si no fijo, más continuado.
Llegado el día, aprovechando que la mayor parte de los vecinos habían salido a la calle, la limpiadora se empleó a fondo con la mugrienta finca, hasta dejarla literalmente como los chorros del oro. Tal fue su empeño, que al llegar los vecinos, los cuales, por circunstancias de este cuento, llegaron todos a la vez, no daban crédito a lo que estaban viendo.
El suelo del hall estaba aún mojado, luciendo el mármol que anteriormente, debido a la mugre, pasaba desapercibido. La limpiadora escurría por última vez la fregona, cuando de pronto, los vecinos, todos a una, empezaron a aplaudir con entusiasmo. Fueron cinco minutos de aplausos que ya hubiera querido para sí el tal Carreras. La limpiadora se sonrojó y se sintió moralmente recompensada, y esperanzada con que sería contratada de nuevo, y en breve. Pero breve fue la gloria.
Finalizados los aplausos, los vecinos entraron en tropel a la finca, cada cual centrándose ya en sus asuntos personales. Cuando desaparecieron, quedaron las sucias pisadas en el suelo recién fregado, pues ni esperaron a que se secara, ni fueron por utilizar el felpudo de la entrada. El último en pasar fue el presidente. Le entregó el dinero acordado, que en nada hacía justicia al trabajo realizado, y le dijo a la limpiadora que quizá para otra ocasión, volverían a contar con ella. Tal vez cuando la mugre se comiera de nuevo las zonas comunes del edificio. Después, el presidente desapareció escaleras arriba, dejando atrás sus mugrientas huellas, huellas de barro, pues venía del campo. Y colorín colorado…
La moraleja os la dejo a vosotros.


sábado, 28 de marzo de 2020

DE PERRITOS Y CUARENTENAS.


DE PERRITOS Y CUARENTENAS.

Me asomo a la ventana regularmente para fotografiar pájaros, para que me dé el sol, o simplemente, porque la tengo delante y al levantar la vista, veo la calle. Es rara la vez que no vea pasar a alguien. Casi siempre llevan uno o varios perros, aunque los he visto de paseo con niños pequeños, pese a la que está cayendo.
Centrándome en los que pasean perros, son vecinos de la urbanización, pero sus casas distan más de 50 metros de la mía. Compruebo en muchos casos, que lo que hacen es dar la vuelta completa a la urbanización. Esto es, que con la excusa de sacar a los perritos, se dan un paseo de mil metros largos, pasándose el confinamiento por el arco del triunfo. Les importan más los perros, o quizá no, que el hecho de que haya en estos momentos, miles de personas sacrificando sus vidas en un intento de frenar esta espantosa pandemia.
Por tanto propongo, que todo el que tenga perro y no lo ponga a cagar en su balcón o en su jardín, sea confinado en un estadio o similar con sus puñeteras mascotas. Dos meses quizá. Ya que consideran que sus perros tienen más derechos que las personas, que los saquen a pasear en un recinto cerrado, y que se contaminen entre ellos. El resto, que lo haga la selección natural, porque esta gentuza insolidaria con su propia especie, no merecería atención médica. Si aman a sus perros por encima de la humanidad, que se sacrifiquen por ellos, pero que no obliguen a los demás a sacrificarse en vano.
Ya sé que todo el que tiene un perro, no tiene que ser un irresponsable, pero, qué leches, hay que pagar justos por pecadores. Por esa misma razón estamos confinados todos. Pero si el grado de confinamiento actual no es suficiente, lo mismo hay que recurrir a otros confinamientos, dentro del confinamiento. Si no están de acuerdo, que se hubieran decantado por los gatos. Los gatos son unos hijoputas, en la mayoría de los casos, no atenderán a las neuras de sus amos, pero al menos no tienen que sacarlos de paseo como si fueran gilipollas.
En cuanto a mí, ni tengo perro, ni tengo gato, ni falta que me hace. Soy como un animal salvaje. No me va eso de tener animales en cautividad, porque no me gustaría que hicieran lo mismo conmigo. Me tocaría los cojones tener que bailar al son que marquen los humanos, y perder mis instintos naturales. Si fuera gato, se iba a cagar la perra, y el dueño de la perra. Si fuera perro, sería un dingo.


viernes, 27 de marzo de 2020

LA HISTORIA SE REPITE.


LA HISTORIA SE REPITE.


Me Estoy acordando del accidente del Yak-42 de mayo del 2003. Un gobierno sin escrúpulos, contrató los servicios de un vuelo chárter, para trasladar a aquellos militares al mismísimo infierno en un todo por la pasta. Después, de manera apresurada y chapucera, devolvieron los cuerpos a sus familias, en forma de macabra macedonia de miembros desmembrados con diferentes ADN.
Ahora estamos en la primavera de 2020. No parece que la forma de hacer las cosas haya cambiado mucho. Sólo ha cambiado el gobierno. En este caso, después de haber desoído las recomendaciones de las autoridades sanitarias sobre los riesgos del COVID-19, dando prioridad a iniciativas de carácter político-propagandístico, cuando se ha liado parda, han actuado tarde y mal, con graves consecuencias para la salud de una nación entera.
Esto es, llegan tarde a las taquillas de las farmacéuticas para adquirir equipos vitales necesarios para resistir el embate del coronavirus, y por no volver con las manos vacías y justificarse de cualquier manera, compran el material al primer reventas que ven en los alrededores, y los estafan.

Moraleja; son el mismo perro con distinto collar, y no hay más ciego que el que no quiere ver. Porque ciegos están quienes justifican a los unos y a los otros, en su cortedad de criterio. Masas bobas adoctrinadas, merecemos la extinción.



miércoles, 18 de marzo de 2020

ESCRIBID UN DIARIO.


ESCRIBID UN DIARIO.


A los buenos días del 4º de los últimos  tiempos del nos vamos al carajo. Bromas aparte, desde mi adolescencia tengo la costumbre de escribir un diario. Os puedo asegurar que resulta muy constructivo, y que ayuda a recordar cosas del pasado, sin que el paso del tiempo las distorsione demasiado. Lo digo por eso de aprender de nuestros errores, y por qué no, de enorgullecernos de nuestros aciertos.
Muchas personas me han dicho que les encantaría hacerlo, pero que no tienen tiempo, una excusa poco consistente. Yo no he dejado de escribirlo y me he pasado muchos años con jornadas de trabajo maratonianas, en las que además, era fundamental hacer un parte laboral riguroso para que las circunstancias no me pillaran con el paso cambiado.
Estos días parece que hay muchas personas, que ante esta situación de reclusión forzada, no saben qué hacer para rellenar el tiempo muerto. Pues creo que sería un buen comienzo para escribir ese diario y describir la rutina por simple que resulte, y sobre todo para expresar y dar salida a lo que nos pasa por la cabeza; los miedos, las esperanzas, los presentimientos, lo que pensamos del gilipollas del 2º D al que le ha dado por tocar la flauta y no sale del do-re-mí. 
Cuando pase el tiempo y leáis esos apuntes, aprenderéis de vuestros errores, relativizaréis la gravedad de ciertas situaciones, os enorgulleceréis de vuestras gestas, y descubriréis faltas de ortografía que os avergonzarán, señal de que ya no las cometéis. Así que os animo a escribir vuestro cuaderno de bitácora particular. Os aseguro que puede ser muy edificante, e incluso divertido.




miércoles, 4 de marzo de 2020

CRÍA CUERVOS…


CRÍA CUERVOS…

Estando el “modesto reformista”, conferenciando en su antigua universidad, le saltaron a los ojos, los cuervos que crió. Vende obreros le dijeron los ingratos. La madre que los parió.
Y es que, como reza el dicho, donde las dan las toman, y al ex escrachista se las han dado todas, en la misma cancha donde las dio él a los demás.
Lo mismo resulta que eran machistas de ultraderecha infiltrados, aunque a fin de cuentas, montan tanto, tanto montan. Los mismos perros con distinto collar.
Pobre “modesto reformista”, lo han venido a llamar la bien pagá… bien pagá, porque tus besos cobré y a mí te supiste dar, por un puñado de parné… bien pagá.

AUTOCOÑOCIMIENTO


AUTOCOÑOCIMIENTO

“Taller de autoCOÑOcimiento” en el Ayuntamiento de Cádiz. “Solo para personas con vulva. Tráete una esterilla, cojín y un espejo”.
No me dan tregua, y no salgo de mi asombro. A poco que me descuido, esta peña me vuelve a sorprender.
La cosa va del auto-reconocimiento del aparato genital femenino. Incluye aspectos como la higiene, la identificación de enfermedades venéreas, y aprender a tocar el arpa a dos manos, para que suene el Allegro brillante Op.19. Aunque me sorprende que a estas alturas las mujeres tengan que asistir a un taller de estas características, habiendo toda la información que hay en todas partes, puedo entender lo del taller, pero no la grosería del título. Porque va a resultar, que además de normalizar que las mujeres puedan llegar borrachas a sus casas, vamos a tener que ser también groseros...y groseras.
A ver, yo suelto las mías, lenguaje portuario que se llama, pero lo hago a nivel coloquial, y depende de dónde y con quien, por eso de la educación que mamé de pequeño y a mucha honra. No se me ocurriría redactar un informe profesional y decir, por ejemplo, que inspeccionada la compuerta nº 4 del pantano del Tranco de Beas, se ha detectado una fuga de cojones, con un Delta P que se va a cagar la perra.
Si como pedagogo, tuviera que dar una charla de cara al público sobre la autoexploración sexual del género masculino, no se me ocurriría ponerle el título de “Taller de Carajointrospección”. Y vámonos que nos vamos, a tocarnos el palo mayor y los cojones en grupo.
Pero está visto que lo de esta peña consiste en dar la nota, pues en el fondo no dan para mucho más. La han dado a nivel institucional con lo de “Sola y borracha, quiero llegar a casa” y ahora a nivel consistorial con esto del “Taller de Autocoñocimiento”. Así que no me extrañaría que la próxima asamblea podemita, en vez de llamarse “Vista Alegre III” acabe llamándose “Coño Alegre III”.

Y es que da la impresión de que para estos, y sobre todo, estas, lo que representa a las mujeres es su aparato excretor/reproductor y no su inteligencia. Qué equivocadas están, y qué poco se valoran a sí mismas, y al resto de las mujeres que no representan en absoluto. Porque eso no es feminismo, eso es una ordinariez.


 

martes, 3 de marzo de 2020

SOLA Y BORRACHA…


SOLA Y BORRACHA…

Y para rizar el rizo, el Ministerio de Igualdad, Despropósitos y Cogorzas, quiere dar repercusión al grito de “sola y borracha, quiero llegar a casa”. Es lo suyo. Que un ministerio fomente el derecho  de las mujeres, a llegar borrachas a casa. Digo yo que también borrachos, en el caso de los hombres. Porque el alcoholismo y la drogadicción, en la sociedad, no es un problema. Pegarle al botellón, al porro y a la coca, es progresista, un acto social aceptado,  un pilar fundamental para crear una sociedad más sana y con futuro.
Además, la borrachera hace calibrar mejor las situaciones de riesgo, y los borrachos controlan mejor sus ansias de violar, se vuelven más dóciles, por los cojones. Porque supongo que no solo beberán ellas, pues se trata de emborracharse en igualdad.
Feminismo es borrachera. Podría ser otro eslogan, al menos tal como lo plantea el ministerio de marras. Hay mujeres partiéndose la cara por alcanzar dignamente, sobrias, y con esfuerzo, los puestos relevantes que merecen, y resulta que el eslogan que las puede representar en un momento dado, según el ministerio de marras, va a ser “Sola y borracha, quiero llegar a casa”.
Es un eslogan pionero, a la altura de las frases de Clara Campoamor, como esa que dice: “Es imposible imaginar a una mujer de los tiempos modernos que, como principio básico de individualidad, no aspire a la libertad”. Quizá le faltó a Clara rematar la frase con, “borracha”, para adecuarla  a estos “tiempos modernos”.
Compadezco a los padres y a las madres que tengan adolescentes, criaturas que no han completado aún, el desarrollo del encéfalo. Porque cuando sus hijas e hijos lleguen con una pea marinera a sus casas, y les echen una reprimenda, puede que respondan desafiantes eso de “Sola (o solo) borracha (o borracho) quiero llegar a casa” Y no me repliques, que lo dice el Ministerio de Igualdad.
Si Clara Campoamor levantara la cabeza…



SÍ ES SÍ, PERO NO SIEMPRE PUEDE SER.


SÍ ES SÍ, PERO NO SIEMPRE PUEDE SER.

La Ministra de Igualdad y Pionerismo Feminista, Irene Montero, asegura que con el proyecto de ley que propone a salto de mata, se acabará con la violencia machista, las violaciones grupales, y los feminicidios. Con los infanticidios y el resto de crímenes quizá no, pero con los de las mujeres en particular, sí. Esto es, los hijos de puta que ataquen a las mujeres, se diluirán en la nada gracias a la implementación de esa ley, pese a ser catalogada de chapuza, incluso por el sector feminista del PSOE.
Según Irene, con este proyecto de ley “pionero” -porque ella y sus cumple amigas son muy pioneras, mucho más que Virginia Woolf, Madame Curie, o el movimiento sufragista del siglo XIX- se acabará con los problemas de seguridad de las mujeres. Así que, queridas amigas, a partir de ahora podéis estar tranquilas. Podréis caminar solas por callejones oscuros, ligeras de ropa o con bragas de cuello vuelto, el atuendo es lo de menos, porque con esa ley de la criptonita feminista de Irene, seréis intocables. No habrá depredador que ose agrediros en cualquiera de las formas posibles, incluso aunque sea con el pensamiento. Si alguien -vuestros padres, amigos, la policía, o cualquier machista de mierda- os recomienda que no lo hagáis, denunciadlos por alarmistas y pertenencia al heteropatriarcado. Irene y su ley omnipotente del sí es sí, os garantizarán la seguridad. Incluso en el caso de los asesinos y violadores reincidentes, que por no estar condenados a cadena perpetua, vuelven a las calles. Esos especímenes, serán reeducados en las  buenas prácticas del feminismo, y acabarán siendo más feministas que nadie.

Por la misma regla de tres, y extendiendo esa “ley pionera” a otros ámbitos, lo mismo se acaba también con los robos y los asesinatos de otra índole, o con la conducción temeraria, o con el maltrato animal. Cualquiera podrá pasearse tranquilamente por un barrio chungo luciendo un Rolex de oro, porque está en su derecho de no ser asaltado, sobre todo si luce un brazalete morado. Incluso quien quiera bañarse con una hemorragia de nariz, en un acuario lleno de tiburones hambrientos, también estaría protegido por las leyes, de un frenesí sangriento de escualos machistas. Tenemos derecho a bañarnos donde queramos, chorreando sangre por la napia, sin que nos coman por los pies. Los mundos de Yupi, o de la venida a la casta de Irene Montero.

Pues sintiéndolo mucho, yo seguiré alertando a mis hijas, a mi amada esposa, a mi santa madre y hermana, y a mis amigas del alma, para que tengan cuidado en los callejones oscuros, porque de esos callejones oscuros tenemos que cuidarnos todos, con independencia del sexo que tengamos. Mi amada esposa siempre me dice que ande con cuidado, según donde me meto, y no veo por qué no puede ser al revés.
Ellas tienen derecho a ir por donde quieran, como quieran y cuando quieran, pero seguirá habiendo hijos de puta al acecho, así que no queda otra que calibrar los riesgos. Y yo también tengo derecho a transitar por un barrio conflictivo con mi teleobjetivo al cuello, pero podrían intentar arrebatármelo y recibir una puñalada si no me dejo, así que no me queda otra que calibrar los riesgos, por mucho que me asista el derecho.
El mundo no es Disneylandia, el mundo es una puta selva y todo bicho viviente tiene que mantenerse alerta. No hay más que ver lo que está pasando con el virus y las mascarillas.  Que nos vendan la moto de que gracias a una ley, propuesta por una ministra bisoña y analfabeta, vamos a poder atar a los perros con longanizas, es una absoluta falta de responsabilidad. De otro modo, a ver por qué la señora ministra tiene escolta. ¿A caso renunciará a ella en el caso de que se apruebe su propuesta de ley? ¿A caso es machismo, recomendarle escolta a la señora ministra, por si las moscas?
Va a ser que el sí es sí, no siempre puede ser por mucho que queramos.  A la escolta de Montero me remito. Recomiendo con carácter general, que no bajemos la guardia. A falta de escolta, mejor un buen adiestramiento en defensa personal, que estas propuestas de ley chapuceras, para que una política del tres al cuarto justifique su ministerio. O lo mismo intenta trascender a toda costa en los anales de la historia, como si fuese la versión blanca de Rosa Parks, pero sentada en el butacón de su casoplón de Galapagar, en vez de en el asiento de un autobús lleno de supremacistas blancos.