martes, 30 de abril de 2013


VERTIENTES DE LA VIDA

Nunca podremos estar seguros de la vertiente que nos tocará en suerte, porque no nos engañemos, no tenemos el control absoluto de nuestros designios.  Somos como gotas de agua que caen del cielo sobre una montaña, ilusionadas en conformar un río largo y caudaloso, pero será el viento quien decida en qué vertiente caeremos, si en la buena o en la mala, si en la que cae hacia al mar o la que da hacia el desierto.

En la imagen tenemos dos vertientes, dos gotas de agua caídas del cielo  que ahora tienen distintas prioridades en la vida. Pero el proceso puede revertirse, de nuevo podemos evaporarnos, retornar al cielo y volver a precipitarnos. Lo mismo, con un poco de suerte, y siempre con esfuerzo, podremos caer en la vertiente adecuada y fluir por un río lleno de vida hacia el mar, del mismo modo que esos que se sienten seguros e inamovibles en la vertiente buena de la montaña, pueden evaporarse igualmente y acabar precipitándose sobre un desierto.

En cualquier caso, procuremos ser gotas de agua pura, pues el agua pura siempre será bienvenida y necesaria en las dos vertientes, y con persistencia y buena voluntad, lo mismo los desiertos acaban convirtiéndose en vergeles y entonces dará igual caer a un lado o a otro.