miércoles, 29 de enero de 2020

TONTOS DEL PEDAL.


TONTOS DEL PEDAL.

Madrugué para acercarme a la Laguna de Medina con la idea de fotografiar pájaros. Cuando llegué al observatorio habilitado en la zona sur del humedal, había un chaval de unos veinte y pocos, con una cara de erasmus que no podía con ella. Tenía montada una pequeña tienda de campaña dentro de la casamata, y tomaba notas en una libreta, supongo que de las observaciones de aves que estaba haciendo, a juzgar por la tienda, desde el día anterior.
El probable estudiante de biología me saludó tímidamente en inglés. Yo le correspondí en el mismo idioma, casi susurrando, como si estuviéramos en misa. A partir de ahí, nos dedicamos a lo nuestro en completo silencio, él haciendo anotaciones, y yo disparando fotos en modo tiro a tiro, para no formar demasiada escandalera.
Lo único que se escuchaba en la zona eran los sonidos que emitía la impresionante variedad avícola que albergaba la laguna; flamencos rosados y comunes, fochas, patos de cabeza roja, patos de otra variedad, cigüeñuelas, avefrías… Un espectáculo. Disfrutábamos de aquello en completo silencio, absortos, cada cual a lo suyo y a su modo. Hasta que por el oeste, un grupo de ánades que nadaba plácidamente, pegó un voletío en modo estampida. Algo les asustó.
Al poco, supimos cuál fue la causa de la estampida. Un frenazo de bicicleta, un derrape en la grava, unas voces, unos pasos ruidosos por la pasarela de madera, cloc, cloc, cloc… Dos tontos del pedal, vestidos de pez payaso, irrumpieron en el puesto de observación, pisando fuerte con sus zapatos de ciclista, de esos con enganches automáticos, cloc, cloc, cloc…
Buenos días dijo el primero, como si se dirigiera a la audiencia de un concierto de Estopa. Con el vozarrón, y delatando su posición con el maillot de colores chillones, generó otra estampida de las aves que estaban en las inmediaciones del observatorio. Buenos días le respondí en voz deliberadamente baja, mirándolo de arriba abajo para que se diese cuenta de que estaba jodiendo la marrana. El tipo tenía una prominente panza que amenazaba con reventar la malla. Daba una imagen grotesca, la antítesis de un deportista, una auténtica caricatura.
El segundo era más delgado, pero tenía pinta de beberse incluso gasolina del coche… otro “referente” de deportista. Éste reparó en la estampida que provocaron y en la consiguiente putada que nos hicieron con su irrupción, y sin modular la voz, le dijo al colega; “Pisha, hemo espantao a lo pájaro, hay que ve cohone...” Y los pocos pájaros que quedaban en los alrededores, se fueron también.
No pude resistirme, os lo juro por mis muertos. Aunque esbozando una sonrisa, tirando a cínica, eso sí, les dije que a algunos ciclistas habría que cortarles los huevos. El panzón se echó a reír y apuntilló, “cortarle lo huevo por la cabesa”. Por lo menos, respondí.
El erasmus no entendía nada, salvo que tenía que dar por concluidas sus observaciones. Lo miré condescendiente como diciéndole, this is Spain, phisa, aunque no sé si lo captó. Los tontos del pedal se fueron enseguida, cloc, cloc, cloc. Total, lo que había que ver lo habían espantado. El chaval desmontó la tienda, recogió sus tiestos, los acopló a su bicicleta, y tras despedirse de mí con un educado “good day” se marchó resignado.
Opté por quedarme un rato más, aunque fuera por disfrutar del silencio. Me pregunté si no había campo suficiente, o carriles de sobra, como para que los tontos del pedal pudieran circular sin incordiar a los demás. Se han propagado como la peste. Son peores que el coronavirus de los cojones. Están en las carreteras, en los carriles, en las aceras, campo a través, e incluso en los puestos de observación de los humedales… ya no tenemos dónde escondernos de ellos. Eso sí, que les respeten el metro y medio, pobrecitos.
Finalmente, reestablecida la calma, se acercaron unas cigüeñuelas, algunos flamencos, y una preciosa avefría europea, de los que pude dar buena cuenta con la cámara. La foto que adjunto, es la cara de cabrón que se me quedó tras la irrupción de los tontos del pedal. La madre que los parió.



lunes, 27 de enero de 2020


HOLOCAUSTOS EN PLURAL.

Un 40% de la juventud alemana desconoce qué fue aquello del holocausto. En los Estados Unidos, el porcentaje alcanza el 60%. En España, me temo lo peor, pues en las entrevistas a pie de micrófono, había jóvenes que desconocían el significado del término holocausto. Incluso hay hijos de puta rapados al cero y con botas Dr. Martens, que lo niegan.  Mientras más lo desconozcan, y más selfies frívolos se hagan en las vías de Auschwitz, más cerca estarán de experimentar algo parecido.

Por cierto, para cuando rememorar los crímenes cometidos por los soviéticos. Según las investigaciones realizadas por el británico  Robert Conquest, la cosa rondó entre los 13 y los 15 millones de asesinados. Algunos investigadores elevan las cifras hasta cerca de los 50 millones, desde la revolución, hasta finales de los años cincuenta. Kazajos, ucranianos, gitanos, homosexuales, prisioneros de guerra alemanes y españoles. Y no me refiero solo a prisioneros de la División Azul, también a republicanos, que tras finalizar la guerra luchando para los soviéticos, intentaron salir del país, y por ese intento, fueron acusados de espionaje y deportados a Siberia. Los españoles deportados oscilaron entre  los 4.500 republicanos y 460 "nacionales", de cuyo total falleció un 15%... Más republicanos que fascistas, qué cosas.

Ya sé que rememorar los crímenes cometidos en nombre del comunismo es políticamente incorrecto, sobre todo en España. Es lo que conlleva la ignorancia de los hechos, como sucede con el holocausto nazi. Mola mucho la hoz y el martillo. Reconozco que a mí me sedujo en mi adolescencia. Pero hay que madurar, informarse y recordar la historia, resistiéndonos a eso de la pertenencia al grupo, para caer en la cuenta de que los holocaustos son horribles, sean bajo la esvástica, o sean bajo la hoz y el martillo. Hay que tener criterio propio, un valor escaso que es fundamental para evitar muchos males, entre ellos los holocaustos.
Y para rematar, en vez de conmemorar tanto los lanzamientos de las bombas atómicas, para cuando recordar a las víctimas del genocidio cometido por los japoneses en China.


CUANDO LAS VICEPRESIDENTES LEVITAN.

Podemos dormir tranquilos. Ábalos ha evitado un conflicto diplomático, de paso que iba al aeropuerto de madrugada para ver a un colega. Es como si un policía quedara  de madrugada  para tomar café con un colega que va a hacer transbordo en la estación de El Puerto, lo llamara su jefe y le dijera, poyaque vas, pásate por el barrio de los Milagros y haz una redada, que están moviendo material. En España lo del poyaque, es de lo más normal.
Lo que me inquieta es eso de que la vicepresidenta venezolana, la que tiene prohibido pisar territorio comunitario, pasara de un avión a otro sin tocar suelo español. Quizá hayan utilizado un finger avión/avión, o exista un pasillo en la explanada del aeropuerto, considerado como tierra de nadie. Lo que sería acojonante es que los bolivarianos  tuviesen la cualidad de levitar. A lo mejor de ahí viene lo de la aparición de Chávez ante Maduro, en forma de pajarillo, piturrí, piturrí… Madrequeparió, a que va a ser verdad.
Pero casi me inquieta más Ábalos cuando afirma, que él ha venido a la política para quedarse y que de ahí no lo echa nadie. Esto es, que las decisiones que tomemos los ciudadanos en un momento dado, le importan un carajo, él se queda y punto. Cómo mola la democracia y las libertades que nos vende esta peña.
Es como si le hubiera traicionado el subconsciente con ese sesgo autoritario, mira por dónde, tan propio de la derecha más mezquina, sesgo que replican otros vicepresidentes y vicepresidentas de este gobierno, que enmiendan la plana a los periodistas cuando les hacen preguntas incómodas. Quizá, el mejor servicio a la patria que puede hacer Ábalos, que lleva toda la vida mamando de la teta de la política, es renunciar a ella y que se busque la vida por libre, a ser posible sin puertas giratorias. Pero va a ser que no. Ábalos la tiene de hormigón armado… la jeta.



jueves, 23 de enero de 2020


LA ZANAHORIA DE LOS 950 EUROS.
(Va por los autónomos que comparten FB conmigo)

Habrá ingenuos, o personas que solo se basan en su propia realidad, que nada tiene que ver con la de los demás, que estarán tirando cohetes por la subida  de 50 euros del sueldo mínimo. En muchos casos, no porque les afecte a ellos, sino porque se aferran a un dato “positivo” para justificarse por lo que han votado.
Pero lo único que se va a cumplir de manera efectiva, es la subida de los sueldos de quienes integran el gobierno, mil y pico de euros más para que les llegue para el Mercadona. Es el Estado quien asume el coste, y como los que gobiernan reparten, se llevan la mejor parte. En cierto modo se ha cumplido el milagro de la multiplicación de los peces, porque siendo más numeroso el gobierno, caben a más, y no a menos, a pesar de los comunistas.
Pero volviendo a la zanahoria de los 950 euros. Está claro que los costes de ese salario mínimo no los asume el Estado, los tienen que asumir los empresarios. Si España fuese un país poderosamente industrializado, con multinacionales fuertes, y la mayor parte de los puestos de trabajo dependieran de esos sectores, podríamos estar de enhorabuena. Pero va a ser que no.
La mayor parte de los puestos de trabajo provienen de pequeñas empresas gestionadas por autónomos. Está muy bien, y resulta muy sencillo de palabra, exigirles que cumplan con la referida subida. Lo que no está tan bien, es que el Estado los exprima para asegurar su propia supervivencia económica, incrementándoles los costes. Esto es, las cuotas de la Seguridad Social propias y de los empleados, gestoría, IVA, abono por adelantado del IVA de facturas sin cobrar, IBI, gasoil, gas, teléfono, luz…
El caso es, que la mayoría de los autónomos no pueden replicar el milagro del auto-aumento de los sueldos de los ministros y ministras, y en muchos casos, se verán obligados a despedir personal, o a cerrar la empresa directamente. Y ya no me voy a referir a los autónomos que tienen empleados a cargo, me voy a referir a los que trabajan para sí mismos, de los que seguramente todos conocemos a alguien.
Qué pasa con los 950 euros de salario mínimo de esos autónomos, al que no llegan por la presión fiscal, pese a trabajar por encima de la media, y sin permitirse bajas por enfermedad. Dónde cojones está el Estado, para esa gran mayoría de TRABAJADORES autónomos. ¿Esa es la recompensa por el auto empleo? ¿Eso es un gobierno entregado a la causa de la justicia social?

Si no fuera por esos autónomos, se iba a cagar la perra del Estado asumiendo el problemón de los parados. A lo mejor esa es la clave para que quienes manejan el poder tan frívolamente, se den cuenta de que están jugando con fuego. Que todos los autónomos se den de baja de su actividad y se apunten al paro, provocando el caos para dejar en evidencia a esos bastardos. No habría prestaciones para todos, cesaría la producción quedando desabastecido el país, incluso en sectores estratégicos, y se produciría una revuelta de padre y señor mío, ríase usted de los chalecos amarillos, de esas que a ciertos vicepresidentes les ponía tanto cuando estaban en la oposición. Sería lo suyo.

Mi admiración por los autónomos. Yo lo fui a la fuerza por un año, pero no tuve huevos para seguir siéndolo, porque me desbordaba el papeleo. No voy a etiquetar a autónomos que tengo como contactos en este espacio, porque soy muy respetuoso con la intimidad de los demás, pero ya sabéis quienes sois, vosotros y vosotras, para que no quede duda y sin que sirva de precedente lo de la estupidez del lenguaje inclusivo, pues así refuerzo el hecho, no lo banalizo como pretende esta gentuza.

miércoles, 22 de enero de 2020


EL SEÑUELO DEL PIN-PON.

El asunto no es PIN sí o PIN no, qué gilipollez. Lo del PIN es una invención absurda de la derecha boba, que los del PON han aprovechado para marear la perdiz. Esto es, sigue la pelotita, pin-pon, y nosotros mirando a un lado y a otro como carajotes, mientras unos y otros nos aligeran la saca.
Deberíamos dejarnos de gilipolleces y preguntarnos, qué fue de esa asignatura llamada ética, que nunca se tomó en serio, y por qué desterraron la filosofía, que por otra parte, pocos profesores supieron explicar bien. Yo por desgracia no tuve ninguno que mereciera la pena.
Porque esa es otra. El sistema educativo español deja mucho que desear, y así nos va. Ha ido de mal en peor, entre otras cosas, porque la carrera de magisterio  ha sido considerada como carrera para salir del paso para aquellos, que metidos en la vorágine de la titulitis, no tenían claro qué estudiar. Al ser la nota de corte tirando a baja, y ser de corta duración, los que querían salir pronto del paso para contentar a sus padres, se apuntaban. Además ha sido objeto de la politización, y ya sabemos lo que pasa con todo cuando la política española mete sus zarpas en la cubertería de plata.
Si quieren arreglar algo, deberían de dejarse de pines, de talleres y de pseudo-formadores, y empezar por subsanar el problema de la educación, aumentando la nota de corte de magisterio para que accedan los mejores, incentivando la profesión con mejores sueldos, para que compense el sacrificio, y consensuando un modelo lo más parecido al que tienen los países más avanzados. Un modelo educativo, no político.
Si el modelo español actual no garantiza un nivel de comprensión de lectura aceptable, qué cojones van a conseguir mejorar la calidad moral de los alumnos con talleres y experimentos sociales que no se creen ni ellos.
Además, diré algo que puede chirriar a quienes vivan en los mundos de Yupi, allá ellos. Ningún modelo educativo, por avanzado que sea, acabará con el problema de la violencia de género, ni de cualquier otra índole. De hecho, en los países más avanzados en materia educativa, ese problema es incluso más grave que en España. A todos se nos enseña en las familias de bien, que no procede asesinar, violar o robar, y sin embargo se sigue asesinando y se sigue robando. Seguirá habiendo asesinatos, violaciones, guerras, atracos, abusos, y seguirá habiendo todo lo contrario.
Es la condición del género humano y  no la va a rectificar el primer gilipollas que monte un taller pseudo-formativo. Si caso, algo podrá hacer un profesorado con buena formación, integrado en un sistema educativo eficiente, y las familias que aun conserven valores elementales. Pero la garantía nunca será absoluta, porque la dinámica universal está basada en el caos, funciona con las diferencias de potencial, con el “bien y el mal” concepción humana, que a la dinámica universal se la trae al pairo. No seamos ingenuos.



martes, 21 de enero de 2020


LA CHIQUI PORTAVOZ.

Por favor, que alguien le diga a la portavoz del gobierno que se decante por el seseo, o por la dicción correcta del castellano, lengua oficial de este país, pero que no mezcle churras con merinas, que suena raro. No hay por qué avergonzarse del acento que se tenga, porque en este país todo dios tiene acento de alguna parte. Aunque a los portavoces del gobierno, habría que exigirles una buena dicción por eso de que se tienen que dirigir a todo el país. Qué menos, cuando al común de los mortales nos exigen un C-2 de british hasta para recoger patatas en Sanlúcar de Barrameda.
Pero lo que más me raya es que un paisano pretenda enmascarar el acento sin éxito, algo así como le sucede a la chiqui. Peor aún, cuando se trata del ceceo que se estila en mi tierra. Es preferible hablar tal cual habla uno en su barrio, que pretender sin éxito, parecer del barrio de Salamanca. No puedo con los que, en un quiero y no puedo, se las quieren dar de fisnos y hablan permutando las S por las C sin ton ni son… ya zabeis los que quiero desír. Además insisto, en ciertos niveles académicos y profesionales, debería exigirse una buena dicción del idioma, sea castellano, o chino mandarín.

Si bien la chiqui por ser sevillana sesea, le sucede que pretendiendo no sesear, se forma el taco con la pronunciación. Escuchándola al mediodía en su papel de portavoz, le pillé al vuelo expresiones como “consiliación” respetando una c y la otra no, “sentro” que alternaba con centro, “sero” que alternaba con cero, o catorce con “catorse”. Y luego estaban “derivao” “estao” “aprobao” o “autorisao”… esa manía de comerse la d de dedo, que no de deo. En eso también incurren mucho los de más al norte, incluido Rajoy, Zapatero, etc. En cualquier caso, di cero, o di “sero”, di conciliación, o di “consiliasión”, no te quedes a medias diciendo “cosiliación”. Desídete chiqui.
Se trata de una portavoz del gobierno, y tiene que tener cierto nivel. Si la supera el seseo, que lo mantenga en todo el discurso y se deje de híbridos malsonantes como “consiliación”. Los diputados canarios no se acomplejan de su seseo, y da gusto escucharles hablar. Tampoco chirrían los sevillanos si se mantienen en su estado natural, evitando imposturas. Ya que se preocupan tanto de la educación y del lenguaje, que empiecen predicando con el ejemplo con lo más elemental, y más adelante, que experimenten con el lenguaje “inclucivos” Chiqui.




lunes, 20 de enero de 2020


A la señora Calvo no le ha gustado el resultado del informe que encargó a la RAE, que ratifica que la Constitución está escrita de forma impecable y no precisa corrección alguna, en relación con la cantinela que se traen los “progresistas” con lo que denominan “lenguaje inclusivo”.
Con la soberbia que la caracteriza, por creerse en posesión de la superioridad moral, la señora Calvo dice que ese lenguaje está en la calle y que es imparable, y que por tanto la RAE no tiene nada que hacer al respecto. Los hijos no son de los padres, y la RAE no tiene ni puta idea sobre  letras. “E decío”.
Y ahora miro alrededor y observo a ver cuántos (y cuántas) de mis paisanos (y paisanas) se expresan en ese exasperante “lenguaje inclusivo” en su vida cotidiana, que requiere alargar de forma innecesaria y poco práctica, la comunicación entre las personas. Y eso, en tiempos en que la gente, por ahorrarse el mayor número posible de palabras, recurre a los emoticonos cuando se comunica con sus celulares.
No sé si son tontos y tontas, o maquiavélicamente listos y listas, y hacen estas gansadas para desviar nuestra atención de las cuestiones mollares. En cualquier caso, lo único que van a conseguir con este tipo gilipolleces, es darle más alas a la ultraderecha. Y eso que todavía no hemos llegado a la fase en la que las arcas del Estado empiezan a vaciarse, aumenta el paro, y se agotan las prestaciones. Ojala me equivoque, pero por lo que a mí respecta, ya me están afectando ciertas decisiones, así que no me baso en experiencias de terceros o de lo que cuentan las redes sociales.
En cualquier caso, la señora Calvo debería darse un paseo por el Mercadona y buscar dónde está el “lenguaje inclusivo” que arrasa en las calles, si en la sección de frutería, o en la pescadería.



martes, 14 de enero de 2020


Cuando la Dolores estaba en la oposición, dijo con vehemencia desde su escaño; “Ha acabado el tiempo, el tiempo negro, en que se daban instrucciones a los fiscales” Y ahora vas y lo cascas.
Pero esto no es nuevo, es de siempre, forma parte de esta farsa de democracia que los ciudadanos obedientes sostienen con sus votos. Los partidos políticos siempre han nombrado a los fiscales del estado de su cuerda, así que esto no es ninguna novedad. Lo que sucede es que el descaro al que está llegando esta gente, insulta a la inteligencia del más tonto.
¿De quién depende la fiscalía? Dijo aquel. Y ahora nombran a la Dolores, fiscal general y teniente coronel del estado. Todo ello, después de mentir a los votantes por activa y por pasiva, salvo en lo de dar a entender que “la fiscalía depende del gobierno”. Le pudo la soberbia al señor Sánchez.
Y el de la casta, el que decía que la Dolores no estaba limpia por sus tonteos con Villarejo, ahora calla, pues a fin de cuentas, ya consiguió lo que quería. Pelillos a la mar… No me extraña que se la esté comiendo la basura, con tantos plásticos y pelillos a la mar. Por cierto, se les ve muy sufridos a Pablo y sus proletarios (y proletarias), por eso de codearse con la casta. Nunca antes se aplaudió en la entrega de carteras ministeriales, ni se sonrió tan efusivamente… qué cosas. Y es que cuando te toca el gordo, no puedes disimular una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo resueltos tus problemas económicos para los restos. Así de básicos son.
Habrá quien piense, y me consta que los hay, que soy de derechas por ser crítico con todo esto, y es cierto que en  esto, concuerdo con las críticas que hace la derecha, no porque les importe el bien general, sino porque les interesa a ellos ahora. Cuando gobierna la derecha, replican los mismos hábitos que los que están ahora, porque son la misma escoria. Así que no concuerdo con ellos por afinidad de ideas, sino por sentido común y del ridículo. Una cosa es coincidir puntualmente con unos o con otros por una cuestión de pura lógica, y otra distinta es ser imbécil y asumir sin reservas los dogmas o los disparates que proclaman unos y otros.
Es lo que se me antoja más preocupante, la cantidad de crédulos e incondicionales que soportan a estos infames, unos por esperanzados, otros por identidad grupal y otros por conveniencia, en el sentido de chupar del bote mediante el método del fracking, es decir, por donde no deben.


EL NIÑO MISIL

Hoy tocaba bicicleta. Circulaba por el paseo marítimo de Puerto Real, de regreso a El Puerto de Santa María, disfrutando de la visión de las calmas aguas de la bahía al atardecer. Transitaba por el carril bici con precaución, a pesar de que el paseo es bastante ancho, pues aun así, el carril es invadido continuamente por quienes no debieran hacerlo. En la provincia aún no han aprendido a utilizarlo, debe ser más complicado para mis paisanos, que bandearse con las APPs y el Instagram.
Además, alguna lumbrera del área de urbanismo del ayuntamiento, no tuvo mejor idea que poner el carril bici a metro y medio de los bancos para sentarse, y había muchos pequeñajos jugando con sus patines, sus coches de radiocontrol y demás, junto a sus familiares, sentados en esos bancos.
El caso es que en un instante dado, detecté a mis doce un objeto de reducidas dimensiones que se aproximaba hacia mí endiabladamente rápido, como fuera de control, pues oscilaba a un lado y a otro, circulando incluso de lado. Se trataba de un mocoso que no tendría más de seis o siete años, que pilotaba una especie de triciclo que trataré de describir.
La rueda tractora era la delantera, y la tracción la obtenía de un motor eléctrico colocado en la vertical de la misma. De los lados de la rueda delantera, salían dos estribos para apoyar los pies, como en las Chopper americanas. Del eje del manillar, salía hacia detrás una barra curvada, en cuya parte más baja iba anclado el sillín. Esa barra, en su parte trasera, se abría en forma de y griega, en cuyos extremos iban atornilladas dos pequeñas ruedas locas, como la de los carritos de los supermercados. Creo que el ingenio potencialmente letal se llama drift trike, o algo así.
El caso es que el mocoso se dirigía hacia mí a toda leche, derrapando a un lado y a otro, entrando en el carril y saliéndose, lo que me obligó a apartarme y casi detenerme por no colisionar con él. Cuando lo tuve casi encima, hijoputa del enano entró en modo autorrotación, cual helicóptero con el rotor de cola dañado, y concluyó con una trayectoria marcha atrás, con una tranquilidad pasmosa, como si se hubiese comido un puto Kinder Bueno.
Habría que meter en la cárcel al que inventó ese cacharro diabólico para tiernos infantes, y a los padres que se lo regalan a sus pequeñajos, pues es gana de que se maten prematuramente, o acaben matando a otra criatura. A ver quién es el guapo que intenta educar a esas criaturas en los buenos hábitos para circular por la vía pública, de forma segura y civilizada, después de haber catado esa máquina infernal a la que deberían ponerle luces estroboscópicas para que se vean venir desde lejos. La madre que parió al drift trike de los cojones.


domingo, 12 de enero de 2020


TRUFO

Atardecía. Regresaba a casa, de mi caminata campestre de dos horas, por la zona de la cantera abandonada de la Sierra de San Cristóbal. Al pasar junto a un pequeño bosquecillo de eucaliptus que hay junto a la Cañada del Hato de la Carne, al norte del Casino Bahía de Cádiz, escuché a un tipo que llama a un tal Trufo, así, con soniquete; Trufooo... Inmediatamente escuché otra voz, en este caso femenina, que también llamaba a Trufo; Trufooo… Trufooo… Como quien llama a un crio, o a un perro tonto lava.
Al instante, con un perro me topé, un galgo de color oscuro, que apareció de entre la maleza. Éste debe ser Trufo, pensé. No tenía contacto visual con sus dueños, pero estaban muy cerca, así que alcé la voz para decirles que había un perro de tono oscuro frente a mí. ¡Cógelo! Gritó la mujer, y yo presto, llamé al supuesto Trufo para que se acercara, y se acercó. Pero enseguida apareció la dueña y  dijo que ese no era Trufo, que era el galgo. En realidad no me lo decía a mí, se lo decía a su compañero, pues a mí, casi me ignoró. Sería la tensión, o sería de estas que aman a los animalitos y odian a los seres humanos. Sin darme las gracias, siguió llamando a Trufo, al igual que su compañero, que buscaba adentrándose en el bosquecillo; Trufooo… Trufooo…
Trufo, seguramente un perro agilipollado, desprovisto de sus instintos naturales, como la mayoría de los que se estilan hoy día. De otro modo no se llamaría Trufo. Iría suelto, como su colega el galgo, también con aspecto de atontao, y se despistaría como tantos. La típica pareja de mediana edad, que incorpora a dos o tres perros para conformar una “familia” y trata a los perros como sus bebés, como si fueran sus hijos… Con lo que me jode esa comparativa.
Mimos por aquí, mimos por allá, dependencia absoluta, los reyes de la casa, la sociedad infantilizada y esas cosas. Y como los perritos tienen derecho a retozar por el campo, los sueltan a su libre albedrío; ¡Corre Trufo! ¡Vuela como una mariposa por los prados de los Teletubbies¡
Pero resulta que el territorio les es ajeno y hostil, que los amos les han desprovisto de la brújula que sus ancestros tenían en el hocico, que los han vuelto asustadizos a base de tanta sobreprotección. Pam, pam, el estampido de la escopeta de un cazador, o el vuelo precipitado de una perdiz que sale súbitamente de un matorral. El ruido de la motosierra de uno que se aprovisionaba de madera ilegalmente, o la falta de olfato, en toda su extensión, que les incapacita para saber cuál es el camino de vuelta con sus papás humanos. Y Trufo se perdió. Trufooo… Trufooo…
Yo proseguí mi camino, pues ya está bien, que son demasiadas veces. Que cada palo aguante su vela, y más esos desagradecidos. Que yo no tengo perros ni gatos, a pesar de lo cual, me la he tenido que jugar alguna que otra vez para sacarlos de apuros, incluso arriesgando mi propia vida. Que manda huevos lo de la perra del canal. Aunque aquella, al menos conservaba el instinto y cumplió con su parte al encontrar el camino de vuelta a su casa. Y Harry, joder con Harry, haciendo autostop en medio de un cambio de rasante en vísperas de Nochebuena. Que no soy San Francisco, cojones.
Crucé la carretera del casino en la hora chunga, esa en la que los conductores no ven un carajo. Mal asunto para Trufo, como se le ocurriera tirar hacia donde no debía. Las cunetas están llenas de Trufos convertidos en mera piel y huesos quebrados. Pero la vida sigue y también mueren niños. Que hayas tenido suerte Trufo, y a tus dueños, que les jodan por desproveerte de tu instinto y por maleducados.

domingo, 5 de enero de 2020


Sería un buen ejercicio anotar en el dietario, o en una simple hoja de papel, el estado en el que se encuentra el país en estos momentos, que a bote pronto, tira a pésimo. Pasados cuatro años, o probablemente, bastante menos, podremos ver cuánto habremos avanzado con las políticas “progresistas” del personal que va a tomar las riendas del país. Veremos cuánto repercutirán las iniciativas de los del tiro en la nuca, o de los independentistas, en los intereses de la mayoría de la nación. Seguro que lo hacen pensando en el bienestar de todos los españoles.
La singladura se me antoja muy complicada con tanto filibustero reclamando su parte del botín, cuando apenas hay botín. Veremos qué sucede cuando empiecen a pedir por esa boquita, y para poder pagar los apoyos a la investidura, se lo tengan que quitar a otros. Los andaluces ya están probando esa medicina, unos por propiciar la victoria de la derecha, y otros, pagando justos por pecadores aunque sean de izquierdas, porque a sus amados líderes, se la pela cuando están en juego sus intereses personales. Se dan de abrazos y se reparten los sillones, en algunos casos para llevarse dos sueldos de ministerio a la misma casa, que ya hay que tener arte. Y pelillos a la mar, que la pensión vitalicia queda asegurada, mientras la del probe Manué pende de un hilo.

Además de lo anterior, también habrá que contar con la presión de los que ya son tomados por extrema derecha en su conjunto, porque es una etiqueta muy socorrida para arrastrar a las masas bobas que confunden ser de izquierdas, con ser ovejas merinas. La peña cabreada de las llamadas derechas, que incluye a todo aquel que no piense como los que se reparten los girones del país, harán lo posible por dinamitar la gobernabilidad, y el hemiciclo va a dejar en pañales a un circo romano de los tiempos de Julio César.
Así que, a seguir votando, que vamos bien.

sábado, 4 de enero de 2020


DON ANTONIO EL ESTAMPILLADO.

Creo que lo he referido en alguna ocasión. Se llamaba don Antonio y fue mi tutor durante los tres últimos largos años de mi E.G.B. Pelo blanco, peinado a lo falangista, caminar marcial, mirada al frente, las manos cruzadas detrás, luciendo orgulloso en la solapa, un emblema con una estrella dorada de seis puntas sobre fondo negro. Lo identificaba como alférez provisional en la Guerra Civil Española, un estampillado de los que se hacían llamar nacionales, uno de esos oficiales eventuales que caían como moscas en el frente por su arrojo y fanatismo, o por todo lo contrario.
Fue el mismo que me condenó a estar de cara a la pared desde Semana Santa, hasta final de curso, por haber tomado parte en la introducción clandestina de una lagartija comunista, junto con otros compañeros. Por la misma razón, me puso en el boletín de notas, un muy deficiente en todas las asignaturas, jodiéndome la media, y dando lugar a que mi padre me pegara de hostias lo que no había en los escritos, castigándome a su vez a permanecer en arresto domiciliario durante un mes, por mancillar el honor de los Arroyo a los 12 años recién cumplidos. No sirvió de eximente el hecho de que, a la pregunta de quienes han sido, saliera voluntariamente para librar al resto de mis compañeros de un castigo colectivo. Solo salimos dos de los cinco anarquistas. Tres callaron cobardes y nosotros no los delatamos. Un día de gloria.
Fue el mismo que me dio uno de los guantazos más grandes que recuerdo (los que me daba mi padre no cuentan). Era la hora del obligado rezo del Padre Nuestro, y yo, que era de risa fácil, sucumbí a las gracietas de un compañero. Don Antonio clavó su mirada en mí, y con la mano, sin interrumpir la oración, me dio a entender que me colocara a su siniestra. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; lo que resonó a continuación fue el trallazo que me propinó con su mano derecha en la mejilla izquierda, qué paradoja. Silencio sepulcral en la clase mixta, las niñas a la izquierda, los niños a la derecha, otra paradoja. No me salieron lágrimas porque me anestesió la cara entera, además desarrollé cierta resistencia a ese tipo de caricias, gracias a mi progenitor.  Pero sí asomó una lagrimilla de María José Tinoco, una chica con secuelas de una poliomielitis, que al presenciar el bofetón en primera fila, se conmovió por mí, o quizá se impresionó.
Estoy leyendo el libro <> escrito por el historiador británico Antony Beevor, lectura recomendada para enterarnos de manera objetiva sobre aquella masacre. Su lectura ha removido estos recuerdos en mi memoria, concretamente al leer el capítulo 8 “El terror blanco”, que sigue al 7 “El terror rojo”, que habiéndose materializado en forma de atroces crímenes, acabaron siendo la Virgen María, otra paradoja, por no estar el exterminio tan meticulosamente organizado como en el caso de los fascistas. Y para centrar más el revulsivo que ha provocado esta arcada en mi memoria reptil, transcribo el párrafo responsable, que relata las matanzas acometidas por requetés y falangistas en Pamplona, un 15 de agosto, mientras se desarrollaba la procesión de la Virgen del Sagrario;
“Para arreglar la situación, los sacerdotes dieron la absolución en masa a los restantes, las ejecuciones se llevaron a cabo, y los camiones volvieron a Pamplona, a tiempo para que los requetés se incorporaran a la procesión que estaba entrando en la catedral”
En tiempos de paz, don Antonio el estampillado, culminó una oración dando un guantazo a un crío de 12 años por aguantar a duras penas un conato de risa. En otra ocasión, destruyó su expediente académico pese a haber aprobado los exámenes, y lo condenó a pasar el resto del curso de cara a la pared por haber hecho una travesura con una lagartija. Y no fueron las únicas acciones represivas que sufrí en esos tres largos años, ni fui el único que las padecí. En el Manuel de Falla de los setenta, imperaba régimen del terror.
Me pregunto qué no habría hecho el estampillado durante la guerra civil, si después de ir a misa, descerrajaba tiros de gracia como si nada, en nombre del señor y de la patria. Quizá no, lo desconozco, pero tenía los mimbres para conformar a un criminal, porque no se puede castigar de forma tan inmisericorde a un crío de 12 años, pese a haber dado un paso al frente como un adulto, para asumir su responsabilidad. Solo faltó haber dado un viva a la república, pero era un crío y no entendía de esas cosas.