FELIZ CUMPLEAÑOS LOBITA
Cuando estando a orillas del Mediterráneo, hice esta foto de
nuestras manos enlazadas, las tres pilas del reloj alimentaban a tope sus
entrañas para dar la hora, la fecha, el rumbo, la altitud, la presión
atmosférica y algún dato más. Su esfera estaba impoluta, exenta aun de los
arañazos que sin duda se llevaría con el paso de los días, porque no era un
objeto decorativo sino una herramienta de trabajo.
A día de hoy apenas marca la hora con dígitos tenues, porque
no está la cosa para comprar baterías de litio, y su esfera de cristal tiene ya
tantos surcos como mis manos. Lo material perece y con el paso del tiempo
desaparece.
En cambio esas manos entrelazadas lo siguen estando, con más
fuerza si cabe, son todo un símbolo de lo que somos el uno para el otro, de lo
que supones para mí, y de lo que supongo para ti por lo que me demuestras a
diario.
A veces te quedas mirándome en silencio, con tu cándida sonrisa
y tu mirada brillante y alegre, aunque con el sesgo de tristeza de quien teme
que algo bueno se acabe pronto, y al poco me preguntas ¿Envejeceremos juntos?
¿A caso no lo tienes claro? ¿Acaso notas menos fuerza cuando
asgo tu mano? El reloj muere, querida mía, porque es un bien material, pero lo
nuestro tiene el poder de lo espiritual, el del convencimiento liberado de
convencionalismos. Envejeceremos juntos y la prueba es que hoy, día de tu
cumpleaños, de los años que no pasan por ti, sigo a tu lado, cada vez más
convencido de que lo seguiré estando más allá de los tiempos que pueda marcar
cualquier reloj, más allá de todo lo que puedas imaginar.
Feliz cumpleaños Lobita.