miércoles, 22 de enero de 2020


EL SEÑUELO DEL PIN-PON.

El asunto no es PIN sí o PIN no, qué gilipollez. Lo del PIN es una invención absurda de la derecha boba, que los del PON han aprovechado para marear la perdiz. Esto es, sigue la pelotita, pin-pon, y nosotros mirando a un lado y a otro como carajotes, mientras unos y otros nos aligeran la saca.
Deberíamos dejarnos de gilipolleces y preguntarnos, qué fue de esa asignatura llamada ética, que nunca se tomó en serio, y por qué desterraron la filosofía, que por otra parte, pocos profesores supieron explicar bien. Yo por desgracia no tuve ninguno que mereciera la pena.
Porque esa es otra. El sistema educativo español deja mucho que desear, y así nos va. Ha ido de mal en peor, entre otras cosas, porque la carrera de magisterio  ha sido considerada como carrera para salir del paso para aquellos, que metidos en la vorágine de la titulitis, no tenían claro qué estudiar. Al ser la nota de corte tirando a baja, y ser de corta duración, los que querían salir pronto del paso para contentar a sus padres, se apuntaban. Además ha sido objeto de la politización, y ya sabemos lo que pasa con todo cuando la política española mete sus zarpas en la cubertería de plata.
Si quieren arreglar algo, deberían de dejarse de pines, de talleres y de pseudo-formadores, y empezar por subsanar el problema de la educación, aumentando la nota de corte de magisterio para que accedan los mejores, incentivando la profesión con mejores sueldos, para que compense el sacrificio, y consensuando un modelo lo más parecido al que tienen los países más avanzados. Un modelo educativo, no político.
Si el modelo español actual no garantiza un nivel de comprensión de lectura aceptable, qué cojones van a conseguir mejorar la calidad moral de los alumnos con talleres y experimentos sociales que no se creen ni ellos.
Además, diré algo que puede chirriar a quienes vivan en los mundos de Yupi, allá ellos. Ningún modelo educativo, por avanzado que sea, acabará con el problema de la violencia de género, ni de cualquier otra índole. De hecho, en los países más avanzados en materia educativa, ese problema es incluso más grave que en España. A todos se nos enseña en las familias de bien, que no procede asesinar, violar o robar, y sin embargo se sigue asesinando y se sigue robando. Seguirá habiendo asesinatos, violaciones, guerras, atracos, abusos, y seguirá habiendo todo lo contrario.
Es la condición del género humano y  no la va a rectificar el primer gilipollas que monte un taller pseudo-formativo. Si caso, algo podrá hacer un profesorado con buena formación, integrado en un sistema educativo eficiente, y las familias que aun conserven valores elementales. Pero la garantía nunca será absoluta, porque la dinámica universal está basada en el caos, funciona con las diferencias de potencial, con el “bien y el mal” concepción humana, que a la dinámica universal se la trae al pairo. No seamos ingenuos.



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