sábado, 22 de febrero de 2014


TONTOS QUE SE LAS DAN DE LISTOS
Muchas veces pasa que uno que se las da de listo sin serlo, quiere dejar por tonto a otro, sin percatarse de que el tonto es el. Pero ese no es el mayor de los problemas. Lo más sorprendente  es que hay otros muchos tontos, que por ignorantes, llegan a aplaudir,  muy ufanos ellos,  la tontería dicha por el tonto que se cree listo, como diciendo, qué bueno es el colega, que ha dejado en evidencia al “tonto este”.
En estos casos, cuando me topo con uno de estos listos tontos, procuro ser prudente y educado, e intento quitarle hierro al asunto, cuando el tonto de marras pretende dárselas de listo sin involucrar a nadie más. Te dices, bueno, la ignorancia es osada y el chaval no da para más, déjalo pasar, y pasas, o si no pasas, al menos procuras ser suave en el momento de hacerle ver que el tonto es él, aunque los tontos no suelen caer en esos detalles cuando eres sutil. La sutileza es un rango que está fuera del alcance de las entendederas de los tontos.

Pero cuando uno de estos tontos comete el error de intentar dejarte por tonto delante de los demás, la cosa cambia. Es en esos casos cuando esbozo una sonrisa serena pero malévola, mientras me froto las manos y pienso, aquí vas a caer con todo el equipo, tonto de capirote, tú y todos esos soplapollas que aplauden  tus afirmaciones de Perogrullo. Entonces me dejo de sutilezas,  empleo el idioma que ellos entienden y los hundo en la miseria.

Los tontos aduladores de otros tontos, deberían pensárselo mejor antes de seguir a un tonto que se las da de listo y que puede acabar dirigiéndolos hacia un abismo, o simplemente, al ridículo colectivo. Pero claro, al ser tontos, no reparan en esas cosas… es la desgracia de los tontos.

lunes, 17 de febrero de 2014


LA VIDA EN UNA MALETA

La vida en una maleta, pues a fin de cuentas estamos de paso. Nos empeñamos en acaparar sin ser conscientes de que, más pronto que tarde, habrá que aligerar lastre. Hay quien lo aligera antes de lo previsto, así como por fuerza mayor, quizá como le sucedía a este hombre. Objetos por dinero para comer, cosas que formaron parte de la historia de una vida, utensilios o recuerdos que seguramente tendrán más valor sentimental que económico. Debe ser triste malvender recuerdos por cuatro perras, que es lo que vale un euro, aunque más triste aun es no tener nada que llevarse a la boca.

Debe ser triste tener que vender el bastón de tu abuelo, o esa reliquia que encontraste buceando y que guardas como un tesoro, aquel libro dedicado, o aquel fósil que te regaló un pariente proveniente de tierras lejanas… Debe ser triste vender tu legado, dárselo a un extraño a cambio de unas monedas, en vez de pasar el testigo a los hijos o a los hermanos, a los sobrinos.

Pero mirándolo fríamente, no dejan de ser objetos, objetos que de todos modos dejaremos atrás el día de marras, el día que toque franquear esa aduana en la que se declara todo para no dejar pasar nada, salvo el alma… el que la tenga.

La vida en una maleta, la que seguramente mal vendía ese hombre de aspecto dejado, derrotado, hastiado, condenado, ado,ado, ado… triste eco que resuena en la plaza de abastos de Cádiz, que olía a churros a euro el cartucho, en un domingo cualquiera.

La vida en una maleta, o quizá en dos, incluso en baúles enteros, la vida extendida en una alfombrilla en una plaza cualquiera, objetos por comida, recuerdos por comida, para apurar la vida, mas, mientras haya vida hay esperanza… o eso dicen.

La vida en una maleta, y la muerte sin necesidad de ella.

JM Arroyo