Cuando la Dolores estaba en la oposición, dijo con
vehemencia desde su escaño; “Ha acabado el tiempo, el tiempo negro, en que se
daban instrucciones a los fiscales” Y ahora vas y lo cascas.
Pero esto no es nuevo, es de siempre, forma parte de esta
farsa de democracia que los ciudadanos obedientes sostienen con sus votos. Los
partidos políticos siempre han nombrado a los fiscales del estado de su cuerda,
así que esto no es ninguna novedad. Lo que sucede es que el descaro al que está
llegando esta gente, insulta a la inteligencia del más tonto.
¿De quién depende la fiscalía? Dijo aquel. Y ahora nombran a
la Dolores, fiscal general y teniente coronel del estado. Todo ello, después de
mentir a los votantes por activa y por pasiva, salvo en lo de dar a entender
que “la fiscalía depende del gobierno”. Le pudo la soberbia al señor Sánchez.
Y el de la casta, el que decía que la Dolores no estaba
limpia por sus tonteos con Villarejo, ahora calla, pues a fin de cuentas, ya
consiguió lo que quería. Pelillos a la mar… No me extraña que se la esté
comiendo la basura, con tantos plásticos y pelillos a la mar. Por cierto, se les
ve muy sufridos a Pablo y sus proletarios (y proletarias), por eso de codearse
con la casta. Nunca antes se aplaudió en la entrega de carteras ministeriales,
ni se sonrió tan efusivamente… qué cosas. Y es que cuando te toca el gordo, no
puedes disimular una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo resueltos tus problemas
económicos para los restos. Así de básicos son.
Habrá quien piense, y me consta que los hay, que soy de
derechas por ser crítico con todo esto, y es cierto que en esto, concuerdo con las críticas que hace la
derecha, no porque les importe el bien general, sino porque les interesa a
ellos ahora. Cuando gobierna la derecha, replican los mismos hábitos que los
que están ahora, porque son la misma escoria. Así que no concuerdo con ellos por
afinidad de ideas, sino por sentido común y del ridículo. Una cosa es coincidir
puntualmente con unos o con otros por una cuestión de pura lógica, y otra
distinta es ser imbécil y asumir sin reservas los dogmas o los disparates que
proclaman unos y otros.
Es lo que se me antoja más preocupante, la cantidad de
crédulos e incondicionales que soportan a estos infames, unos por esperanzados,
otros por identidad grupal y otros por conveniencia, en el sentido de chupar
del bote mediante el método del fracking, es decir, por donde no deben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario