martes, 14 de enero de 2020


Cuando la Dolores estaba en la oposición, dijo con vehemencia desde su escaño; “Ha acabado el tiempo, el tiempo negro, en que se daban instrucciones a los fiscales” Y ahora vas y lo cascas.
Pero esto no es nuevo, es de siempre, forma parte de esta farsa de democracia que los ciudadanos obedientes sostienen con sus votos. Los partidos políticos siempre han nombrado a los fiscales del estado de su cuerda, así que esto no es ninguna novedad. Lo que sucede es que el descaro al que está llegando esta gente, insulta a la inteligencia del más tonto.
¿De quién depende la fiscalía? Dijo aquel. Y ahora nombran a la Dolores, fiscal general y teniente coronel del estado. Todo ello, después de mentir a los votantes por activa y por pasiva, salvo en lo de dar a entender que “la fiscalía depende del gobierno”. Le pudo la soberbia al señor Sánchez.
Y el de la casta, el que decía que la Dolores no estaba limpia por sus tonteos con Villarejo, ahora calla, pues a fin de cuentas, ya consiguió lo que quería. Pelillos a la mar… No me extraña que se la esté comiendo la basura, con tantos plásticos y pelillos a la mar. Por cierto, se les ve muy sufridos a Pablo y sus proletarios (y proletarias), por eso de codearse con la casta. Nunca antes se aplaudió en la entrega de carteras ministeriales, ni se sonrió tan efusivamente… qué cosas. Y es que cuando te toca el gordo, no puedes disimular una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo resueltos tus problemas económicos para los restos. Así de básicos son.
Habrá quien piense, y me consta que los hay, que soy de derechas por ser crítico con todo esto, y es cierto que en  esto, concuerdo con las críticas que hace la derecha, no porque les importe el bien general, sino porque les interesa a ellos ahora. Cuando gobierna la derecha, replican los mismos hábitos que los que están ahora, porque son la misma escoria. Así que no concuerdo con ellos por afinidad de ideas, sino por sentido común y del ridículo. Una cosa es coincidir puntualmente con unos o con otros por una cuestión de pura lógica, y otra distinta es ser imbécil y asumir sin reservas los dogmas o los disparates que proclaman unos y otros.
Es lo que se me antoja más preocupante, la cantidad de crédulos e incondicionales que soportan a estos infames, unos por esperanzados, otros por identidad grupal y otros por conveniencia, en el sentido de chupar del bote mediante el método del fracking, es decir, por donde no deben.

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