lunes, 29 de noviembre de 2021

LECTORES TRANSVERSALES

Hay personas que leen en diagonal, no sé si por las prisas, o quizá, condicionadas por sus sesgos ideológicos y sus prejuicios. Se centran en la parte del texto con la que no están de acuerdo y se desentienden de la parte en la que puede haber coincidencias de criterio.
A continuación, opinan partiendo de esos textos sacados de contexto, y sin venir a cuento, montan la marimorena de la indignación, polemizando por asuntos que no vienen al caso del referido texto. A poco que nos descuidemos, sutilmente nos endosan la etiqueta que nos clasifica como aquello que ellos repudian, haciendo gala de una supuesta superioridad moral.
Estas personas no suelen tolerar el más mínimo desliz. O lo que leen concuerda al 100% con su criterio, o no hay nada que rascar, ya haya solo un 10% de discrepancia. Esto puede ocurrir incluso cuando, en sus ansias de réplica, omiten al leer una sola coma del texto original. Por ejemplo: Donde escribo “no, me gusta la democracia” hay quien lee “no me gusta la democracia” y a continuación te tacha de fascista. Y se te queda la cara de Mister Bean cuando no entiende lo que está pasando.
Puede que en ocasiones se deba a que el texto escrito se preste a confusión debido a una mala redacción, incluso a la falta de una coma, que la exposición de los hechos relatados o de las ideas expresadas estén afectadas por una sintaxis deficiente. También puede deberse a una deficiencia en la comprensión lectora. Pero en otros muchos casos sospecho, que no afirmo, puede deberse a la influencia de dogmas ideológicos o prejuicios que propician que los sometidos a ellos, vean enemigos, amenazas o incorrección de cualquier tipo, por todas partes.
Por todo lo anterior, procuro leer los textos de pe a pa, línea por línea, más de una vez si es preciso, y documentarme antes de dar una réplica vaga e imprecisa y salirme por las de Villadiego. Es lo suyo. Si a pesar de ello meto la pata, pido disculpas y aquí paz y después nos tomamos unas cañas, que también es lo suyo.    
 

 

 

 

domingo, 28 de noviembre de 2021

LOS IDIOTAS Y EL NOMENCLATOR

Habrá quienes estén encantados con el cambio del nomenclátor masivo en Cádiz, para estar en la línea de una supuesta “memoria histórica”, y digo supuesta, porque en más de un caso, han confundido churras con merinas, lo cual no es sorprendente dado el nivel intelectual que tiene esta peña.
Que una calle se llame Pe o se llame Pa, me la trae al pairo. Como si se llama cota 237. La función principal de un nomenclátor es determinar de forma consensuada la ubicación de una vía, un domicilio, un organismo público, una empresa, etc. Homenajear a Pepe o a Pepa, es accesorio, tanto que podrían utilizarse nomenclaturas tipo Quinta Avenida, evitando gilipolleces varias.
En cualquier caso, lo que me jode no es que la calle Pe, pase a llamarse Pa. Lo que me jode son los efectos colaterales que conlleva, que por cierto, afectan de lleno a mi familia. Según leo para ponerme al día tenemos:

  • Hay que ir al Ayuntamiento para confirmar el cambio de dirección de todos los impuestos de las tasas municipales (IBI, limpieza, agua…) Lo mismo con los recibos de la luz.
  • Hay que hacer lo propio con Hacienda, y con Tráfico, porque en el hipotético caso de que una multa sea enviada a la dirección antigua, se extraviará, y esa circunstancia no nos exime de su pago, ni de los probables intereses de demora.
  • Hay que cambiar la tarjeta de la Seguridad Social para evitar problemas a la hora de gestionar trámites.
  • Respecto a la vivienda, hay que notificar el cambio de denominación en el Registro de la Propiedad para evitar problemas en una futurible operación de venta del inmueble, previo paso por el notario (pasta tracatrá) para modificar las escrituras.
  • Los edificios que tengan rotulada la dirección en sus portales, tendrán que cambiarlos obviamente, con el consiguiente gasto para las comunidades de vecinos.
  • Los que tengan un comercio -y no me refiero a las grandes superficies precisamente- tendrán que cambiar también toda la publicidad, los albaranes, las tarjetas de presentación y toda la pesca.

Y ya no entro en cuestiones como el pifostio que se montará con el reparto del correo, o el simple hecho de que el ciudadano que sabía a donde había que acudir cuando le decían vaya a la glorieta Ingeniero Juan de la Cierva, le digan, vaya a la glorieta Shoso de la Bernalda.
Todo esto supone para el ciudadano un coste en tiempo y dinero, que a buen seguro no va a asumir el Ayuntamiento de turno, aunque a la larga, también repercutiría en el ciudadano.  A pesar de ello hay quienes están encantados con la iniciativa impulsada por el equipo de desgobierno de ese cenutrio, vago de solemnidad, cuyo nombre voy a evitar de pronunciar por hastío.
Y es que, idiotas que no ven más allá de sus narices, los hay en todas partes. Ya que les gusta tanto la iniciativa, que organicen un crowdfunding para cubrir los gastos, y soliciten voluntarios para hacer las putas gestiones, sobre todo para las personas mayores que no se manejan con las nuevas tecnologías.
Ya solo falta que se produzca otro cambio de gobierno, y otro idiota tenga la ocurrencia de volver a modificar el callejero a modo de revancha. Y los idiotas lobotomizados por las ideologías, a tocar las palmas mientras les rascan el bolsillo para no avanzar en nada. Así, con todo.

 

 

 

 

 

jueves, 25 de noviembre de 2021

TANQUETA

 

Tanqueta

1. f. Vehículo militar ligero, blindado y con armamento, normalmente sobre ruedas y de mayor movilidad que el tanque.

El de la Policía Nacional, ni es un vehículo militar, ni tiene armamento, aunque esté basado en un B.M.R. de origen militar. Es un vehículo antidisturbios de intervención de carácter civil, utilizado en todas las democracias del mundo, salvo en Liechtenstein (Es lo que tiene tener la 3ª renta per cápita del planeta).
Estos vehículos no se utilizan para arrollar manifestantes como en la plaza de Tiananmen. Se utilizan para que las unidades policiales puedan abrirse paso entre las barricadas, generalmente incendiadas. Los indignados por esto no pretenderán que abran las brechas con las Fias Ducato, aunque a más de uno le gustaría que lo hicieran así para ver como arden también los furgones con los efectivos policiales dentro.
La policía no interviene para impedir el derecho a manifestarse. La policía interviene cuando cuatro mierdas revientan las manifestaciones legítimas, provocando disturbios, impidiendo el derecho a la libre circulación del resto de los ciudadanos, y comprometiendo su seguridad. En Cádiz no funciona la teoría de la conspiración de que son infiltrados de ultraderecha, porque conocemos de sobra los caretos de los que forman las algaradas, y sobre ellos escribiré en otra ocasión.
La policía actual no es un cuerpo represor franquista. Los policías y las policías, son trabajadores públicos que han tenido que opositar, mujeres y hombres que se han buscado el porvenir para sacar sus vidas adelante, no por cuestiones ideológicas. Son servidores públicos que reciben órdenes del gobierno de turno, a través del Ministerio del Interior. Como todos, tienen sus obligaciones, pero también sus derechos, entre ellos el derecho a su seguridad personal. La policía no puede hacer frente a las algaradas con porras de goma espuma, ni furgonetas con el frontal de plástico.
Los políticos con cargos en el gobierno, en las autonomías o en las alcaldías, que no respaldan a las fuerzas de seguridad en general, en el estricto cumplimiento de su misión, deberían ser apartados de su cargo. En cualquier caso, no son merecedores de estar en él. Alcaldes como er Kishi, por ejemplo, alentando a las hordas a quemar las calles de su propia ciudad. Como el puto Nerón.
Estaría bien hacer un experimento social para ver cuánto tardan alcaldes y “alcaldas” populistas como er Kishi o Colau en llamar a las fuerzas del orden, cuando una algarada de gente descontenta con su gestión, les hagan una pira delante de sus ayuntamientos o de sus domicilios, al grito de guerra, guerra, guerra. Seguramente dirían que es un ataque a la democracia por parte de la ultraderecha, y que por tanto estaría justificada la intervención policial (a su servicio). Se abren las apuestas.

 

 

domingo, 21 de noviembre de 2021

INCURSIÓN EN EL PUERTO DE GIBRALTAR

 


Hace poco concluí la lectura de “El italiano” la última novela de Pérez-Reverte, inspirada en hechos reales acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Se desarrollaron en el entorno de la Bahía de Algeciras, con el punto de mira de sus protagonistas puesto en Gibraltar. Lo recomiendo.

El caso es, que cuando leí sobre las incursiones de los buzos de combate de la Décima Flottiglia MAS con sus torpedos SLC en el puerto de Gibraltar, me vino a la memoria el día que realicé un levantamiento batimétrico en ese mismo escenario, a bordo de la “Carla”, una lancha que empleábamos para esos menesteres. Tal como se aprecia en la autorización nominativa que adjunto, fue el 18 de enero de 2006. Relato en primera persona del singular, porque aquel trabajo lo realicé solo, patroneando la embarcación y manejando los equipos de recopilación de datos del levantamiento batimétrico. No es lo habitual, pero era lo que había por eso de la reducción de costes, que siempre recae sobre los mismos.

Me encargaron la realización de batimetrías en dos zonas. La primera, en el área restringida a la navegación localizada en las inmediaciones de la cabeza de pista del aeropuerto de Gibraltar, la 09 (a poniente). La segunda, en una pequeña dársena del puerto del peñón, conocida como Gun Wharf, en todo el bebe de la base naval británica.

El día de la batimetría en el Gun Wharf, boté la “Carla” por la rampa del puerto deportivo de La Línea. Después de instalar los equipos para sondar, me dirigí navegando hacia Gibraltar, poniéndome en contacto con la torre de control por el canal de trabajo, el cual no recuerdo. Ellos estaban avisados con antelación por el cliente que solicitó el trabajo.

La Carla estaba pintada de color naranja butano para que se pudiera identificar desde lejos. Cuando trabajábamos en zonas restringidas o conflictivas como era el caso, notificábamos su presencia a las autoridades, y gracias a ese color estridente, éstas la identificaban visualmente con rapidez, como sucedió con los gibraltareños, lo cual simplificaba las cosas. La torre me autorizó para entrar en aguas territoriales que los de la pérfida consideran suyas, previo paso por la oficina del puerto, ubicada en el North Mole (dique norte en castizo). Entregué la documentación del barco y la mía, y me dieron la autorización materializada en un documento, para poder trabajar en la zona asignada.

A continuación, me dirigí navegando hacia la dársena del Gun Wharf, dejando a estribor el dique rompeolas denominado Detached Mole que también sirve de muelle de atraque. El equipo de posicionamiento que utilicé era un DGPS MAX, que en la obra marítima de la ampliación del puerto de Algeciras en la que también trabajaba por esas fechas, utilizábamos empleando el sistema georreferenciado de alta precisión (+- 2cm) denominado RTK (Real Time Kinematic) cuya estación base estaba instalada en las oficinas de la U.T.E. de dicha obra.

Pero la telemetría, necesaria para enviar la corrección de los datos de posición en tiempo real, no alcanzaba hasta Gibraltar, y no tenía autorización para instalar la base del R.T.K. en territorio británico, así que tuve que emplear otro sistema denominado WAAS (Wide Area Augmentation System) no tan preciso, pero bastante aceptable. Mas, desde que entré en la zona portuaria, noté una notable pérdida de calidad de la señal GPS, contando con apenas tres o cuatro satélites, lo que deteriora la precisión que se exige para hacer un levantamiento batimétrico.

Aunque lo asombroso sucedió poco después, cuando me encontraba a la altura de la mitad del South Mole (dique sur en castizo) que también me quedaba a estribor, dique en el cual suelen atracar los submarinos nucleares cuando vienen a reparar. En ese punto, el DGPS MAX se quedó literalmente frito. Pensé que se trataba de un problema técnico, pero al dar la vuelta sobre mi estela, volvió a recuperar la señal, aunque seguía siendo de mala calidad. Viré de nuevo 180º, y al llegar al mismo punto, volví a perder completamente la recepción de satélites.

En vista del problemón, me puse en contacto telefónico con el cliente y le expliqué la situación. Me dijo que me mantuviera a la espera, que iba a realizar unos trámites de carácter oficial. Al cabo de un rato me llamó y me dijo que “el problema” estaba resuelto “parcialmente”, que probara. Me puse en marcha, y efectivamente comprobé que volvía a tener recepción de satélites, no pasaban de cuatro, lo que seguía comprometiendo la calidad de los datos de posicionamiento.

Volví a llamar al cliente para decirle lo que había, y me dijo que no quedaba otra, que la precisión de la señal GPS  estaba capada por tratarse de un área de seguridad, que hiciera lo que pudiera. Al cliente le bastaba con tener una aproximación de cómo estaba el fondo de la dársena del Gun Warf, y eso fue lo que pude proporcionarle.

Como durante la Segunda Guerra Mundial, Gibraltar sigue siendo un punto estratégico sensible desde el punto de vista militar. Ni qué decir, que no se me ocurrió sacar la cámara de fotos, no fuera que acabara en una mazmorra de la roca, pendiente de una sentencia a la horca por espionaje, pues tanto uno de los muelles del Gun Wharf, como parte del South Mole, pertenecen al M.O.D. (Ministerio de Defensa de la pérfida Albión).

El caso es, que si hubiera podido leer “El italiano” por aquellas fechas, hubiera mirado aquello con otros ojos, con más atención, incluso bajo el mar, con los datos que me proporcionaba la sonda, aunque en ese trabajo no pude emplear la sonda multihaz, que hubiera sido lo suyo.

 

 

 

 

 

 

jueves, 11 de noviembre de 2021

PROTECCIÓN DE DATOS

 

Pongamos que entro en una mutua para hacerme el chequeo anual obligatorio para trabajar en cualquier empresa. La recepción está justo al lado de la sala de espera, sin que medie pared, biombo o similar. Con la sala de espera atestada de extraños que me observan por simple inercia, la administrativa me pregunta a viva voz, nombre y apellidos, D.N.I. fecha de nacimiento, domicilio, empresa para la que trabajo, número de teléfono y correo electrónico. A continuación, me proporciona un número por el que me avisarán, para evitar que me llamen por mi nombre y preservar mi identidad. Podemos estar tranquilos pues.

domingo, 24 de octubre de 2021

LA FAMILIA CUBATÍN


“Vamos a la cama que hay que descansar, para que mañana podamos madrugar”
Esto es parte del estribillo de una canción que cantaba la familia Telerín, que solo recordarán los carcas como yo. Empezaron a desfilar en los años 70 del pasado siglo en TVE1. Hoy día, los progres de pandereta, que beben ideologías como si fueran refrescos energéticos, lo considerarían como un toque de queda encubierto del franquismo, para que los niños pequeños se fueran a dormir y no urdieran revoluciones con nocturnidad y alevosía.
Pero por muy franquista que fuera el producto, alguna razón tendría, si atendemos a las recomendaciones que dan los expertos en pediatría. Está demostrado empíricamente de cojones, que las criaturas deben dormir más horas que los adultos. Qué menos que 10 horas por la noche según las tablas, para que sus cerebritos se consoliden y se construyan adecuadamente las autopistas para que circule el conocimiento.
Las familias de este país no siempre atendieron a esa recomendación, quizá por eso estemos más retrasados en muchos aspectos, que la media de Europa del norte. Durante la niñez, en mi casa nos mandaban al catre a las 09:30 lo más tardar, aunque recuerdo tener amigos a los que dejaban estar hasta cerca de la media noche, la hora tabú.
Mas, en los tiempos que corren, la hora tabú ha pasado a ser la hora feliz, la del inicio del desmadre. Pero lo más grave, es que han incluido en el desmadre a los menores, a pesar los efectos negativos que acarrea para su salud mental y física. Sucede, precisamente cuando más información hay al respecto.
El caso es, que hemos pasado de la canción de la familia Telerín, a la canción de la familia del desmadre, Cubatín. Esto es “Vamos al bareto que tenemos que privar, para que mañana podamos vomitar”.
Anoche, en el bareto comunitario, un par de niñas que no llegan a los 6 años, jugaban en la terraza gritando como posesas, mientras sus padres y sus madres se ponían ciegos de cubatas. Toda una lección de vida para las criaturas. Así estuvieron hasta rondar la una de la madrugada, en temporada escolar. Esas pequeñas cuando crezcan, tendrán el cerebro menos desarrollado que el de un carajo de mar. Solo habrán aprendido de sus padres el habito de beber, y normalizado el hábito de dar voces y carecer del sentido del respeto y la educación necesaria para una convivencia en paz. Incluso del sentido del ridículo, que con el paso del tiempo les cerrará puertas de cara a su proyección profesional.
Están aprendiendo incluso a no atender a los requerimientos de los padres, a normalizar la desobediencia, padres ignorantes que se toman a risa el hecho de que la niña demonio que están mal criando, les responda con una “grosería graciosa” cuando contravienen sus apetencias. Esto es; niña, ámono que son la do de la madrugá. Verte ar calaho papá. Y la madre responde jaleando a la peña del cubata de garrafa; hay que grasiosa e mi niña, arsa que toma, que toma. Y todos y todas, a palmear como focas, tatatá, tá, tatatá tá… y que se joda el vecindario.
A los progenitores de mierda como los que frecuentan el bareto de marras, les parecerán graciosas esas actitudes. Pero cuando las criaturas alcancen la adolescencia, se van a enterar. Se van a enterar cuando los bichos que han mal criado lleguen a casa a las seis de la mañana, hasta las cejas de alcohol y drogas, reclamando que la nevera esté llena y la cena preparada, y exigiendo que no los despierten hasta las seis de la tarde.
Se van a enterar cuando les exijan la paga por adelantado bajo amenazas. O que les paguen la fianza por que han sido detenidos por violación, por hacer bulling a una compañera, por vandalismo, por conducción temeraria bajo los efectos de las drogas, por agredir a un policía, etc.  Entonces, se darán cuenta, de la escoria que forjaron en la terraza de un bareto. O no, porque estos personajes son tan mezquinos, que, lejos de asumir su responsabilidad, se la encaliman a la sociedad. La culpa nunca es de ellos, es del sistema.
En cualquier caso, acabarán pagando la vajilla rota cuando empiecen a hacerse viejos y sus amebas descerebradas se transformen en adultos sin escrúpulos. Cuando esas bestias pardas, a día de hoy tan “grasiosas”, se dediquen a contar los días esperando a que se mueran los papis, para poder repartirse el botín, o más bien, para disputárselos entre hermanos como hienas. Y vuelta a empezar, para completar el proceso de una generación de mierda que concluirá con la decadencia de occidente.
 

 

 

jueves, 21 de octubre de 2021

EL JUEGO DEL CAZÓN EN ADOBO

 

Os recomiendo la segunda temporada de “El juego del cazón en adobo” que se emitirá en el Canal de la Petróleo cuando le salga del candil. La primera temporada no, porque en este caso hay segunda sin primera por eso de que la serie es gaditana y en Cadi hay que mamá. Obviamente se desarrolla en Cadi, Cadi. Trata de unos pishas muertos de hambre que malviven del postureo y están entrampados con los bancos para poder pagar sus coches de alta gama.
Se cruzan con un cachondo, nieto de Carlos el Legionario, que pasea por la calle Pelota con tres copas encima, de estas de 3500 mililitros, a la venta en Amazon. El nota, con toda la guasa, les propone un macabro juego. Consiste en pedir cuarto y mitad de cazón en adobo, en una freiduría del barrio de La Viña, e intentar hacer un simpa al grito de viva el Betis. El que consiga salir entero del barrio, y llegar al Campo del Sur, se tendrá que tirar por los bloques. Si sobrevive al sarpajaso, pero cae al mar, peor para él, porque allí le esperarán, clamando venganza, los primos del cazón que acabó en la freiduría. Para más inri, los escualos son de ascendencia gabacha, de los que estuvieron puteados por los mosquitos en El Trocadero, mientras las gaditanas se hacían tirabuzones. O algo así.
Como los julais entrampados con el banco, pasaban más hambre que un maestro de escuela del siglo XIX para poder dar de comer a sus Audis cupés, y además, iban cargaditos de alcohol y otras sustancias descolocantes absorbidas por las narices, aceptaron el juego y se tiraron en plancha.
En fin, todo muy absurdo, pero grasioso de cohone, tanto, que la serie surcoreana de los calamares congelados se va a comer un carajo con el éxito mortal de la muerte que va a tener “El juego del cazón en adobo”. Un bastinaso de serie que destronará a las del Nesflis ese, y a la madre asiática que las parió. Atentos al candil de la Petróleo.

 

 

lunes, 18 de octubre de 2021

UNA DE PULPO

Me dice Lobita, que la Jane Fonda ha venido a España y se ha escandalizado porque consumimos pulpo. Dice que cómo es posible que cometamos la atrocidad de comernos seres tan inteligentes y emocionales como los octópodos. Se ha escandalizado tanto, que va hacer una campaña contra el consumo de pulpo, con lo cual más vale que no aparezca por Fisterra, porque le van a dar la del mismo.
Con tanta idiotez importada de los Estados Unidos, a este paso me veo a los pescadores evaluando las capturas, además de por su calibre, por su nivel de coeficiente intelectual. Anda Jane, quédate en USA, que la idiotez es muy contagiosa, y de idiotas vamos sobrados en nuestro país. Hazte un video de fitness para manatís, y que te los compre el nieto de Ho Chi Min. Ahora mismo voy a abrir una lata de calamares inteligentes en su tinta, aunque sea por joder.




viernes, 1 de octubre de 2021

EL DILEMA DE LA ISLA

La del flequillo tieso que cae a la banda de estribor, que exhibe como seña de identidad de su programa. La que llegó tarde y que más vale que no hubiera llegado. La de la secta, no sé si informativa o satánica. Sobre la isla, que tal como lo venden las cadenas amarillistas, la palma en un cuarto de hora.
Va y dice la moza del flequillo tieso, que lo que se está generando con la llegada de la lava al mar, es una isla. Un geólogo le corrige; no señora, no se trata de una isla, se trata de un delta. Una isla es una porción de tierra rodeada de agua por todas partes, menos por el cielo, salvo que llueva.
La del flequillo, con esa sonrisita también marca del programa, sonrisita de suficiencia y de chufla en plan me resbala todo como la lava, viene a decirle al geólogo; hombre, señor, no nos pongamos tiquismiquis con los tecnicismos, que estamos abrumados con tanto lenguaje técnico.
Y es que saber la diferencia entre una isla y un delta es algo que no está al alcance de todos y todas. Incluso ni de todes. Eso solo lo saben los científicos y los privilegiados del fascismo casposo que estudiamos en la EGB. Creo que en 3º curso ya sabíamos diferenciar una isla de un istmo, o de un delta, y un cabo geográfico, de un cabo de la legión.
Y ese es el nivel. Quien me manda merendar con la puta TV puesta. Es más, yo no puse el canal, lo puso Lobita. Creo que adrede. Para escucharme despotricar mientras la infusión me sale por las orejas. Como coladas de lava.

martes, 28 de septiembre de 2021

LÓGICA APLASTANTE

Los medios de comunicación hablan de destrucción cuando se refieren al volcán de Monte Viejo. Pero, hasta qué punto lo es ¿Y si se trata de un acto de autodestrucción, en lo que al factor humano se refiere? Tenemos la insana costumbre de anteponer nuestros intereses ignorando a la dinámica universal. Nos consideramos el centro del Universo, y pretendemos que todo gire en torno a nosotros, cuando no somos más que el resultado surgido a partir de una mota estelar. Hablando en plata, somos el resultado de un cuesco galáctico.

Con el asunto del volcán sucede lo mismo. Los habitantes de la isla perdieron la perspectiva, dando por hecho que sus intereses estaban por encima de la dinámica natural del territorio. Que la fertilidad de la tierra, dada por el volcán, les pertenecía con carácter definitivo porque así lo reflejan unas escrituras y el catastro.

Visto con el prisma de un científico, descartando el factor humano, lo que estaríamos viendo sería el proceso de construcción de una isla que gana terreno al océano. Pasado un tiempo, una vez asentada y enfriada la lava, seríamos testigos del inicio un ciclo de colonización biológica, que daría lugar a lo que conocemos como vida. Por tanto, siendo objetivos, el volcán no destruye, construye. Es una réplica a pequeña escala, del proceso que originó el planeta que hoy conocemos.

En cualquier caso, la destrucción la padecerían los elementos ajenos al proceso que nunca debieron haber estado ahí, a menos que se asuma el riesgo que conlleva, como lo asumen otras culturas que habitan zonas con actividad volcánica intensa. Esto es, lo que el volcán nos presta, el volcán nos lo quita, para volver a ser renovado después. Demos gracias al volcán. Pero claro, esa dinámica de pensamiento no casa con la que tenemos los occidentales, más dados a exigir sin dar nada a cambio.

Llevado al entendimiento más elemental, sería como construir una casa en mitad de la vía del tren, porque resulta que ese lugar tiene unas vistas preciosas. Y cuando pasara un convoy de mercancías y la arrasara, señalásemos al ferrocarril como elemento destructor, cuando en realidad habría sido un acto de autodestrucción por parte nuestra por construir la casita en mitad del trazado ferroviario que favorece al progreso del ser humano.

El planeta no es nuestro, y mucho menos, podremos dominarlo. Lo más que podemos hacer es adaptarnos a su dinámica determinando el grado de riesgos que queremos asumir, y minimizándolos en lo posible. Si decidimos construir nuestra casa junto al mar en una zona sujeta a actividad sísmica, nos expondremos a que sea arrasada por un tsunami, o quizá a perderla por la subida del nivel del mar debido al derretimiento de los casquetes polares. Si la construimos en mitad de un precioso bosque, podemos perderla en un incendio. Si lo hacemos junto al cauce de un río, estaría expuesta a las riadas. Si es en una isla con actividad volcánica, correremos el riesgo de perderla bajo la lava. Si la construimos en la vía del tren…  

Quizá mejor buscar el término medio; unos cientos de metros apartados del mar, en un claro del bosque, apartados del margen de un río, fuera del radio de acción de un volcán “durmiente”, fuera de las vías del tren… Me parece de una lógica aplastante, nunca mejor dicho.

 

 

 

viernes, 24 de septiembre de 2021

LA CORRESPONSAL

 Ayer vimos “La corresponsal”, una película basada en la vida y la muerte de la mítica reportera de guerra estadounidense, Marie Colvin. Debido a su celo profesional, perdió el ojo izquierdo en una escaramuza en Sri Lanka, y años después, perdió la vida en Homs, mientras cubría la guerra en Siria, una guerra de la que, por cierto, no se ha vuelto a hablar.La legendaria reportera del parche a lo Moshé Dayán, era tan intrépida, que pocos se atrevieron a formar equipo con ella, salvo el reportero de guerra Paul Controy, con el que compartió tajo, y que sobrevivió con heridas, al ataque en el que pereció ella.

Marie pretendía despertar conciencias enseñando al mundo el horror que producía la guerra entre la población civil. Sus comunicados los hacía desde primera línea, tanto, que se sospecha que su muerte en Homs se produjo tras ser localizado por las tropas de Bashar al-Ásad, el lugar desde el que retransmitían. Perteneció a una raza de corresponsales que se extingue por falta de relevos y por el cambio de coyuntura en materia de comunicación. Esa vida no estaba pagada entonces, y mucho menos lo está ahora. No estaba pagada económicamente, y tampoco reportaba una vida de satisfacciones. Trabajaban en el infierno de los campos de batalla a nivel de pelotón, superando un miedo atroz, al que solían ahogar en alcohol y drogas. Marie fumaba y bebía como un cosaco. Todas las noches la visitaban los fantasmas de las personas que vio morir, y cuando regresaba a su hogar, no se ubicaba, experimentando los síntomas propios del shock postraumático que experimentan los soldados que regresan del frente. Pero como sucede con las adicciones, el cuerpo le pedía regresar a los infiernos, y quizá lo de descubrir al mundo las atrocidades de la guerra, solo fuese una vaga justificación.

En cualquier caso, personajes como Colvin, descartado el dinero por mal pagados, se movían gracias a un motor interior que dejó de fabricarse hace tiempo. Ya no los fabrican con aleación de coraje, valores, y compromiso.Además, las formas de comunicación han cambiado, por desgracia a peor. Hoy día el “reporterismo” se basa fundamentalmente en las imágenes que toman los propios protagonistas o los testigos directos de la tragedia. Graban con sus celulares, videos que son subidos en tiempo real a los medios de comunicación y a las redes sociales. Después son comentados por periodistas cómodamente sentados en sus platós de televisión, mientras emiten las escenas en bucle, o las comentamos nosotros para dejar nuestra patética impronta en las redes, sin conocimiento y sin causa.

Más que noticias, son imágenes que se consumen como bolsas de pipas. Tan pronto resultan impactantes, como se olvidan, porque es imposible asimilar tanta sobre información. Las tragedias hay que digerirlas para que se asienten en el estómago de la consciencia, pero no da tiempo. Como en las orgías gastronómicas, nos vemos obligados a vomitarlas para dejar espacio a las que llegan inmediatamente después. El resultado final es que nos insensibilizamos ante el horror, hasta que la tragedia nos pilla de lleno.Quizá con Marí Colvin, muriera la estirpe de reporteros que empezó a tener notoriedad a partir de las dos guerras mundiales y de nuestra guerra civil. Un modo comprometido de comunicar, con la esperanza de crear conciencia, de buscar la verdad. Pero con irrupción de las nuevas tecnologías y con el nuevo estado de conciencia/inconsciencia de la sociedad actual, carente de valores elementales e ideales sólidos, estos reporteros ya no tienen cabida.

Resulta caro enviarlos a las zonas de conflicto para tomar fotografías, y lo que puedan redactar sobre el terreno, ya no interesa tanto. Resulta mucho más barato recopilar imágenes tomadas por los soldados en el frente, por las ONGs, e incluso por las propias víctimas, que quizá no tengan para comer, pero a las que paradójicamente, nunca les falta un celular y una conexión a internet. Lo de menos es crear conciencia. Lo que cuenta es engrosar el prime time de las televisiones con imágenes dramáticas, aderezadas con comentarios de tertulianos expertos en todo que no saben de nada, como el maestro Liendres.

De qué sirve la Nikon que llevaba Paul Controy, habiendo celulares funcionando full time por todo el planeta, y drones capaces de sobrevolar volcanes. De qué sirve crear conciencia como pretendió Marie Colvin, si apenas quedan almas dispuestas a dejarse concienciar, más allá de darle a un puto like en las redes sociales.

 

lunes, 6 de septiembre de 2021

EL PRESI GUAPO DICE (SOBRE LA BAJADA DE LA LUZ)


El presi guapo dice que está barajando ideas para bajar la luz. En vez de poner la lámpara en la mesita de noche, habrá que ponerla en el suelo. Mañana.

VUELVEN LOS CUENTOS CLÁSICOS

Lo más parecido en la actualidad a la expresión “que viene el coco” es la de “que viene la factura de la luz”. La diferencia estriba en que, en vez de aterrar a los niños, aterra a los adultos. También quería resaltar el razonable parecido de la tercera vicepresidenta con la bruja Piti. Por cierto. El buzón se me antoja como la casita de chocolate, ya sabéis, la de Hansel y Gretel. Lo mismo lo abro, y la puta factura se me come la mano. Parece que vuelven los cuentos clásicos de terror.

 

viernes, 27 de agosto de 2021

AFGNISTÁN. VERDADES INCÓMODAS

 

¿De verdad alguien cree que los soldados de la coalición fueron a Afganistán para salvar a los afganos? Que yo recuerde, formaron parte de la maquinaria de represalia por los casi 6000 muertos provocados por Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001.

Invadieron el país militarmente, e implementaron una campaña tipo ganar corazones y mentes, para tener contentos a los caciques proclives a colaborar con los miembros de la coalición, y de paso, tranquilizar las conciencias de los estadounidenses. Y sobre todo la de los europeos, muy dados a rasgarse las vestiduras y escurrir el bulto a la hora de tomar medidas incómodas.

A los españoles nos contaban, que nuestro ejército iba en misión humanitaria. Y todos tan contentos. Menos los militares, que muerden el polvo en el tajo a sangre y fuego. Y si pierden los miembros, o se les va la cabeza por el estrés postraumático, les espera otra batalla, ésta, burocrática contra su propio Estado, para que les reconozcan el valor y los derechos propios de los heridos en combate. Por regatear, el gobierno español regateó hasta el color de las medallas, que si distintivo amarillo o distintivo rojo, por ese matiz cicatero de si cayeron en una acción humanitaria o en combate.

Entre tanto, la ciudadanía afgana seguía padeciendo penurias inasumibles, y así ha sido durante los últimos 20 años y lo que resta. Así ha sido, a pesar de que los medios de comunicación occidentales nos mostraran mujeres paseando sin burka por Kabul, que no, por cualquier poblado del territorio afgano. Paseando sin burka, yendo al colegio o al trabajo, o chicas youtuberas al más puro estilo occidental. Y cómo no, reporteras occidentales fardando de cabellera y look occidental, las mismas que en estos días se pusieron un velo para escenificar el drama, personificado en ellas mismas, que viste mucho de cara a la noticia y al prestigio personal.

Respecto a los soldados afganos, acumulaban pagas sin cobrar, porque allí impera la corrupción, y los caciques que manejan el cotarro se lo llevan calentito. Como los 150 millones de dólares que se ha llevado el presidente del “gobierno legítimo” en su huida, abandonando a su pueblo para vivir cómodo en su exilio. Así que, en términos generales, de motivación para combatir el mal por parte de la tropa afgana, cero. Como en Vietnam.

Y como en Vietnam, era cuestión de tiempo que se revirtiera un proceso fallido en origen, por esa manía de imponer la filosofía de vida que tenemos los occidentales, y a la vez, pretender sacar tajada del conflicto. Como no han salido las cuentas, abandonan el escenario que, atendiendo a precedentes históricos, no debieron ocupar nunca. Afganistán se invade en un plis plas. Lo imposible hasta el momento, es defender la plaza y salir vivos del intento.

Los norteamericanos se largan sin complejos. Si anduvieran con escrúpulos, no serían la primera potencia mundial. La vieja Europa se retira también, aunque “escandalizada”, responsabilizando a los estadounidenses, pero sin asumir más riesgos de los imprescindibles. Así en plan, oh, los yanquis dejan tirados a nuestros queridos afganos, y nuestros muertos y heridos han caído en saco roto.

En saco roto de qué. ¿A caso no sabían que iban, sino a dar soporte a una acción de represalia? Era a eso a lo que fueron, por mucho que nuestros cínicos gobiernos nos vendan la moto de que fueron a repartir galletas entre los afganos.

Y a día de hoy, desde el paralelo 36ºN hasta las latitudes de Tromsø, todos,  estamos escandalizados que te rilas, reclamando que se haga todo lo posible para traer de vuelta a todos los afganos que se pueda, y más. Pero de boquilla. En diez días, esto tendrá el grado repercusión que tiene ahora el conflicto de Siria, o el del Sahel. Cero.

Puestos a ser tan espléndidos, por qué no pedirles a nuestros gobiernos europeos, que envíen a Afganistán tropas a tutiplén, para dar matarile a los malos y rescatar de sí mismos a los afganos. Esto es, aceptemos una subida de impuestos brutal para financiar la cruzada, y asumamos que nuestros conciudadanos en edad militar, participen en la contienda, contando con que regresen a sus casas metidos en una bolsa de plástico o mutilados. Así, con dos cojones y dos ovarios, o con los mismos volatilizados, como hicieron los aliados en la 2ª Guerra Mundial para combatir el nazismo.

Conociéndonos, va a ser que no. Es más cómodo responsabilizar a los yanquis y hacernos los suecos. Va a ser que, como estoy haciendo yo en estos instantes, soltemos nuestra cagadita de indignación en las redes sociales, y concluido el noticiario, pasemos a la peli con refresco y palomitas, tan ricamente sentados en el sofale.

martes, 24 de agosto de 2021

EL BATERÍA TRANQUILO

Vaya. Nos ha dejado el batería tranquilo. El contrapunto sereno de sus Satánicas Majestades. El ángel infiltrado. El del gesto impasible que marcaba el ritmo, con la misma modestia que si condujese un tranvía.
Me agradaba ese tipo. A pesar de haber sido fundamental, no gustaba de acaparar protagonismo. Era la estructura reforzada, que oculta bajo las chapas del fuselaje de los Rolling, evitó su desintegración cuando entraban en barrena por la lucha de egos.
Me gustaba de él, eso que ahora tanto se denosta en favor de lo zafio, su clase en todos los sentidos. Ordinarios vestidos de Armani los hay a patadas, y no se trata de eso.
Destacaba sin destacar. Destacaba su saber estar, sin que se notara su presencia más de lo imprescindible. Su acción se resumía en un discreto movimiento de muñecas, suficiente para sostener el ritmo endiablado de la banda. Y ese gesto impasible.
Ahora que caigo en la cuenta, solo me llevaba 20 años y pocos meses. Aunque no tengo propensión a la idolatría, se desmoronan mis referentes, en este caso de la música. Ley de vida que hay que asumir con la misma serenidad con la que tocaba el batería tranquilo.
Adiós Charlie Watts, feliz viaje con tu tranvía, y que Dios salve a los Rolling, porque ya no serán lo mismo sin ti. Es el fin de una era.


 


sábado, 21 de agosto de 2021

FIESTA PERMANENTE

Los que necesitan fiesta permanente, y consumir y viajar compulsivamente, lo necesitan para llenar su vacío existencial. Les quitas la fiesta, el consumo y los viajes a granel, y no son nadie. Veréis qué panorama cuando el cuerpo no les resista más fiestas, o el bolsillo no les dé para consumo y viajes, y no sepan qué hacer con sus miserables vidas. 

Los pollazepán van a correr como ríos de sangre para intentar contener los intentos de suicidio, y tendrá que cotizar la madre que los parió, si es que vive.

sábado, 14 de agosto de 2021

EL MAR DEL CHUSMERÍO

 Es como estar bloqueado en el Mar de los Sargazos. Velas lacias, sin vida por la ausencia de viento. Calor tropical. Flotando sobre un mar sin más vida que las algas homónimas que impiden ver el fondo.

Solo que, en mi caso, me mantengo a flote sobre un mar de ruidoso chusmerío, empeñado en hacer partícipes a los demás, de su miserable estilo de vida. Esto es, mi fiesta es la tuya, si no te gusta te jodes.

En el Mar de los Sargazos al menos impera el silencio. Qué menos que poder leer un libro en paz, mientras el sol nos mata.

miércoles, 11 de agosto de 2021

EXPERTOS EN AHORRO ENERGÉTICO

 

Expertos en ahorro energético. Se han puesto de moda. Ellos con sus “trucos” para ahorrar energía en pro de la supervivencia del planeta. Hoy he desayunado con uno de estos, un tal A.N. Para la conexión con la cadena de TV de marras, en la que interviene puntualmente, salió vestido con estilo ocasional. O algo asín. Pantalón sport blanco, polo negro con un logo a la altura de la patata. Una N para ser más preciso. Dejaba claro que era su marca y que su marca era él.

Intervino muy dinámico y locuaz, con pose estudiada, dándonos a conocer los “trucos” para conseguir bajar la temperatura 10ºC en el interior de nuestras casas ahorrando energía. Estos espectaculares trucos eran; ventilar la casa a primera hora, bajar las persianas, compartimentar la casa cerrando puertas, no poner el horno ni la secadora durante el día, encender el extractor de la campana de la cocina para sacar el aire caliente, usar ventiladores… y cosas por el estilo.

No voy a entrar en analizar cada “truco” punto por punto porque no acabaría, pero según el señor experto de la N en pecho, si los que viven en Sevilla, Córdoba o Toledo se asan en sus casas, es porque quieren. Fue la presentadora del matinal, la que apuntó el detalle, pero con menos ironía.

-¿Usted cree que esas medidas serían efectivas en Córdoba?- Preguntó.

La respuesta del señor ilustrado en materia de ahorro energético fue maravillosa. Una auténtica revelación. Dijo.

-En ese caso, el uso del aire acondicionado sería imprescindible. Yo vivo en Barcelona y tengo un aire acondicionado con tres splits, y ahora estoy fresquito en mi casa de la sierra.

Un crack el señor N de Navarrete. Y es que, con un aire acondicionado con tres splits y una casa en los Pirineos, cualquiera es experto en esa materia. Si viviera en Córdoba, con un ventilador de tres palas, sin campana extractora en la cocina, con temperaturas de 35º por la noche y 47º a la sombra durante el día, sin correr una brizna de aire, otro gallo le cantaría al señor N. Por cierto ¿Quién pone a funcionar una secadora en Córdoba en pleno verano? Le faltó decir que no encendiéramos la estufa, con la de calor que da eso. Lo más grande es que el señor N vive de eso. N de “no me lo puedo ni de creé”.

 

 

lunes, 5 de julio de 2021

ACTO DE FE

 Me dio por probar el micrófono de búsqueda de Google. En el primer intento, y por poner la búsqueda sencilla, dije BARCA. El buscador de Google entendió MARCA, y me mostró las últimas noticias deportivas publicadas por el periódico de marras.

Pensé, no me habrá pillado el tono de voz. Así que procedí a darle una nueva oportunidad.

Volví a repetir, BARCA. Para mi sorpresa, en este intento el resultado de la búsqueda de Google volvió a estar relacionado con el deporte. El navegador me mostró las últimas noticias relacionadas con el Fútbol Club Barcelona (El Barça). Mí no entender porque, que yo sepa, se pronuncia Barsa, no barca.

Y dicen que los coches circularán solos acatando nuestras órdenes de voz. Habrá que tener fe ciega. Como si lo viera, le ordenas al coche “PARA” entiende “CARA”, y mientras te hace un selfie, te despeña por un acantilado. El hijo de puta.

miércoles, 30 de junio de 2021

INCENTIVANDO A LA MUCHACHADA.

 Llegué harto de coles del currelo, y cometí el delito de encender la TV para ver el noticiario. Titular:

“Bélgica llevará DJs (pinchadiscos de toda la vida) para animar a los jóvenes a que vayan a vacunarse”

Y en las imágenes, un escenario con un mezclador de música de mierda para el pinchadiscos, con foquitos led de colorines y demás. Chúndala que chunda, chimpún chimpón, que no pare la fiesta de la vacunación.En el mismo sentido, en Grecia les pagarán por vacunarse a modo de incentivo. Y en esa línea, algunas iniciativas más en otros países. Miedo me dan las iniciativas que puedan surgir en España por parte de la peña que nos gobierna.Y es que, vacunarse es un sacrificio demasiado grande para la muchachada. Prueba de ello, las imágenes que sacaron de una jovenzuela belga diciendo ay, pero en flamenco, cuando le dieron el pinchacito. Pobrecita. Qué doló.

Veo bien que incentiven a la muchachada, qué diablos. Son tan sacrificados, sacrificadas y sacrificades, que hay que compensarles por su entrega y su compromiso con la sociedad.  Incluso vería bien que recibieran atención psicológica, antes y después de la inoculación de la vacuna. Que prolonguen la terapia unos meses, con revisión posterior cada año, no sea que sufran una recaída emocional por el trauma que provocan las vacunaciones. El síndrome SOGIDEN (Soy Gilipollas de Nacimiento) puede causar estragos si no se hace nada.

Pensándolo bien, que los vacunen con la que más duela. Y después, que les den herramientas para abrir cortafuegos en el monte en pleno verano, supervisados por una versión del sargento Hartman, pero de Algatocín. O eso, o nos vamos a la mierda sin remisión en dos décadas, tirando por largo.

martes, 29 de junio de 2021

VARAS DE MEDIR EL SUFRIMIENTO

 A mí, como a tantos de mi generación, un día me llegó una carta oficial. Venía a decir a groso modo; “Preséntese el día tal a la hora cual en la Comandancia de Marina en Cádiz. De no presentarse, prisión militar”.

Allá que fui por cojones, y a las pocas horas de recibir una cartilla a la que llamaban “la blanca”, me “secuestraron” unos tipos muy altos a los que llamaban  calimeros, y me metieron con otros cientos de secuestrados, en un tren con destino al hotel CEIM de Cartagena. Oye, y sin dar explicaciones a mi madre.

Me pelaron al cero, me dieron ropa de color verde, y a partir de aquel día, me pusieron a marcar el paso y a revolcarme por el lodo entre detonaciones, canciones absurdas y gritos en la oreja. Y luego a lavar la ropa, jope, y que quedara impoluta. Tras varios meses de secuestro en Cartagena, me cambiaron de “hotel” junto con alguno de mis “consecuestrados”, trasladándonos a las playas del sur. De veraneo, decían, aunque aún era invierno.

Allí nos llevaron de crucero en buques de guerra en los que, en las navegaciones con temporal, los vómitos y los excrementos flotaban en agua mezclada con orines. Nos mareaban durante tres o cuatro días por el Golfo de Cádiz, o por el Estrecho de Gibraltar, y después nos soltaban de mala manera en la ensenada de Zahara de los Atunes, a bordo de lanchas que casi nunca llegaban a la misma orilla. Con lo que jode mojarse entero en noviembre.

A partir de un lugar llamado cabeza de playa, nos llevaban de excursión al monte. Primero nos trasladaban muy lejos a bordo de camiones o cacharros que volaban, de los que nos hacían bajar en marcha. Siempre con prisas, siempre a gritos, susórdenes, y demás. Después nos hacían regresar al punto de partida a pie, pero dando muchos rodeos, y con muchos sobresaltos por el camino. La línea recta era una utopía.

Caminábamos siguiendo a un tipo con estrellas, día y noche, sin apenas comida, con lo justo de agua, sobrados de sueño, con lo puesto, durante días y días, y más días y más noches. Hedor a humanidad, olor a salitre, a aceite de armas y pólvora, a fogata y a romero. Y muchas ampollas en los pies.Y así, durante 18 meses, secuestrados sin chistar, sin llamar a los papás o a las mamás, sin que hubiera más pandemia que la llamada “todo por la patria”.

A pesar de aquello, salvo algunos pobres diablos con muy mala suerte, la mayoría salimos airosos. Incluso reforzados. Muchos, aprendimos sobre la vida a marchas forzadas, e incluso disfrutamos, a pesar de los muchos momentos adversos. Fueron precisamente los momentos adversos los que forjaron la camaradería entre los compañeros de bien, y el tamiz que separaba a los infames de condición.

No es que fuese una situación idílica. En realidad, era una putada colosal. Pero tuvimos la capacidad de darle la vuelta a la tortilla. Nos recompusimos, y logramos extraer agua, de lo que en principio era lodo. Muchos aún se reúnen para rememorar aquellos tiempos, aunque no es mi caso. Soy rarito para esas cosas. Prefiero dejar el pasado tal como está, guardado en una urna, que luego la gente cambia y llegan las decepciones.

 Y ahora veo en las noticias a la muchachada que se dice “secuestrada” en los hoteles de Mallorca. Decidieron aventurarse a la exposición del puto virus, solo por saciar sus ansias de diversión, y ahora no asumen los riesgos. Les dan de comer, que por malo que sea el rancho, será infinitamente mejor que la bazofia que nos daban a nosotros cuando tocaba comer. Tienen camas, que ya hubiéramos querido en tiempos en los que, con suerte, dormías en una litera, y digo con suerte, porque lo normal era dormir al raso en terreno duro y espinoso, o tirado entre petates y mamparos de un buque. Tienen Tv y tienen sus móviles para conectarse con papá y mamá, y con las putas redes sociales, para convertir en virales sus lloriqueos. Pobrecillos, illas, elles.

“Secuestrados” por 10 días, por el bien de la sociedad, que incluye a sus familias, y no por ese concepto abstracto e impreciso del “todo por la patria” por el que, en mi caso, me retuvieron durante 18 meses y un día. Encima hay que compadecer a la chiquillada, mientras sus papis y sus mamis sufren el atroz cautiverio de sus “pequeños” en un hotel. Tendrían que haberse planteado, puestos a tutelar, si era conveniente dejarles salir de viaje a un destino en el que se vendían todas las papeletas para contraer el puto virus, o quedar atrapados por el caos que trae aparejado. Si al menos fuesen capaces de asumir las consecuencias de sus actos…
Está claro que las varas para medir el sufrimiento varían con el paso del tiempo, lo que no tengo claro es si eso es bueno o es malo. Va a ser malo, me temo. Cada vez peor, sobre todo para ellos, ellas y elles.

 

 

 

jueves, 24 de junio de 2021

PUNTO VERDE, PUNTO ROJO.

 Esta mañana fui a un organismo público para realizar una gestión. Debido a las medidas de contención de la COVID, la entrada a las oficinas estaban reguladas por un guardia de seguridad, ante el que había que identificarse para comprobar que estaba inscrito en la cita previa.

Así procedí, y tras hacer la verificación, el guardia de seguridad me dijo - Échese gel y pase a un punto verde.

Al pronto me quedé pillado con lo del punto verde. Esperaba que me dijera pase a la mesa tal, o a la mesa cual, o que esperara en la sala para tal efecto. Pensé, a ver si me ha tomado por un deshecho y me manda a una sección de reciclaje. Será por la edad.

Para asegurarme, volví a preguntarle, y entonces matizó

– Pase y siéntese en una silla que tenga el punto verde.

Eso tenía lógica, pero resultaba tan obvio, que hubiera bastado que hubiera dicho que esperara mi turno sentado en una silla. Después caí en la cuenta.

Había dos personas en la sala de espera. Una sentada en la primera silla, marcada con un punto verde, y otra sentada justo al lado, obviamente marcada con un punto rojo. Si me hubiera sentado en la silla siguiente marcada en verde, no hubiera cumplido el objetivo de la norma de mantener la distancia de seguridad. Como tengo iniciativa elemental, al parecer una cualidad escasa en estos tiempos, procedí a sentarme en la silla marcada con punto verde de más allá, dejando dos sillas entre esas personas y yo.

Después pensé. Manda narices que a estas alturas haya que explicarle a la gente lo de mantener la separación, en este caso en una hilera de sillas perfectamente diferenciadas. Punto verde sí, punto rojo no.

También me planteé la labor del guardia de seguridad, ya que, siendo consciente de la anomalía que se estaba produciendo, no intervino. Aunque teniendo en cuenta lo “sensible” que se ha vuelto la gente cuando se les conmina a que cumplan con las normas, puedo entender que el guardia se hiciera el sueco, porque para lo que le pagan, y el respeto que tiene la gente a la autoridad, no merece la pena exponerse a follones.

Esto es, punto verde y punto rojo a elegir, y punto en boca por si las moscas, no sea que se revolucione la jauría, masacren al empleado, y encima acusen al “segurata” de abuso de autoridad.

martes, 1 de junio de 2021

SEGUNDA DOSIS

 A vueltas con la Pifia. Esta vez la sanitaria era un poco más alta. Abordó decidida mi hombro de hombre, y estocó en un plis plas sin causar el mínimo dolor. Si acaso con umbral equivalente al de un cólico nefrítico. Pecata minuta. Esta vez tampoco me senté. Sentarse es de blandengues.

En cuanto a las reacciones, en esta ocasión no me ha crecido el cuerno de rinoceronte en la frente, ni se me ha puesto el brazo izquierdo como el de Popeye. Eso sí, se me ha descolgado el cojón izquierdo. Considerando que el cojón derecho se me descolgó con la primera dosis, parece claro que es una reacción de mi sistema inmunológico de los cojones, al virus. Al menos ahora voy equilibrado.

Mis ojos han vuelto a ponerse como los de Marty Feldman, con la novedad de que estoy experimentando la capacidad de detectar gilipollas en un radio de 200 metros. No sé si considerarlo como un super poder, o una maldición. A ver si se me pasa.

Por lo demás, todo anormal. Si hubiera algo normal, empezaría a preocuparme seriamente. Os dejo, que me estoy meando por las orejas. Otro efecto secundario. Pero no temáis, vacunaros lo antes posible. Y recordad. Si sois altos y blandengues, y os va a pinchar alguien bajito, sentaos para que no os la metan doblada. La aguja, o lo que se tercie.

 

 

lunes, 17 de mayo de 2021

LA OBSERVADORA DE HUEVOS (DE CHORLITEJO).

 


Como diría aquel humorista andaluz ya fenecido, esto es un caso verídico. Charlando con una buena amiga, voluntaria en una asociación enfocada a la protección del hábitat del chorlitejo, ave que anida confiada en nuestro litoral arenoso, me contó lo siguiente.

Ubicada en cierta zona de playa, que omitiré por el bien de los chorlitejos, observaba con prismáticos una puesta de huevos, con tan mala fortuna, que en su campo de observación se interponía un nudista con los huevos propios dorándose al sol. Digo con mala fortuna, porque resultó ser un nudista indignado, esa afección que en estos tiempos asola a una sociedad pusilánime y con la piel muy fina. Excepto para carbonizarla al sol y aspirar a un cáncer de piel.

Cuando la vio oteando con los prismáticos, aparentemente en su dirección, el nude de los cojones al sol se sintió observado y se molestó. Se levantó y se dirigió hacia ella, visiblemente indignado (estadio grave de la enfermedad), reclamando su derecho a practicar nudismo sin sentirse observado, tal y tal. Lo de reclamar derechos para sí, sin considerar los derechos de los demás, también está muy extendido, pero no nos desviemos del tema.

Mi querida amiga, persona formada y templada, habituada al trato con don de gentes, le explicó con amabilidad que no le observaba a él (“morsegaba”, como diría uno de Cadi Cadi), que lo que estaba observando era un nido de chorlitejo que se encontraba en las inmediaciones. Le dejó los prismáticos para que lo comprobara con sus propios ojos, y de paso le explicó sus labores como voluntaria, entre las que se encuentra la de concienciar a las personas que transitan la zona, sobre la conveniencia de respetar el entorno durante la época de cría.

Las hembras de chorlitejo no toman especiales precauciones cuando hacen sus puestas, quedando los huevos muy expuestos. Cuando las playas eran vírgenes, eso no suponía un problema, pero desde que se están masificando con presencia humana, estas aves, como tantas especies, están en peligro de extinción debido a la destrucción de sus puestas. Con buenas palabras y mejor didáctica, el nudista indignado se sintió como un imbécil, y se marchó con sus güevos a otra parte.

De haber sido yo le habría dicho sin más, que estaba observando los huevos que había puesto un pajarito…

Probablemente el nude indignado lo habría interpretado erróneamente, y el fin de esta historia habría sido sustancialmente diferente, dando lugar quizá, a la destrucción de un par de huevos expuestos, no de chorlitejo precisamente. A ver si va a resultar que los únicos que tienen derechos son los nudistas, y que los chorlitejos o los observadores de los mismos se la van a tener en enfundar por no molestar a los que doran sus cojones al sol.

 

 

martes, 11 de mayo de 2021

PRIMERA DOSIS

 

Me han puesto la Pifia. Me tocó una sanitaria bajita, que apenas llegaba a mi hombro. Por esa razón me la metió doblada. La aguja. Culpa mía, por no sentarme. Sentarse es de blandengues.

No dolió más que un cólico nefrítico, así que, tranquilidad. En cuanto a las reacciones, parece que me está creciendo un cuerno de rinoceronte en la frente, y tengo el brazo izquierdo como el de Popeye. Lo normal en estos casos. Cuando me vacunaron contra la poliogilipollitis C, me pasó lo mismo. El cuerno se caerá con el tiempo, y el brazo recuperará su volumen normal.

Lo que me escama es que se me ha descolgado el cojón derecho, aunque eso puede ser consecuencia de que me los están tocando desde hace mucho tiempo. Lo que no tiene explicación es lo de los ojos. Los tengo fuera de las órbitas, como si se me hubiera roto la escafandra y me viese expuesto a la atmósfera cero. Como los ojos del actor aquel… Marty Feldman.

Por lo demás, todo normal. No hay motivo para preocuparse. Bueno, os dejo que ha llegado la UVI móvil y me tienen que meter un chute de epinefrina, que se me ha enfriado la oreja izquierda y no reacciona. No temáis, vacunaros lo antes posible. Sentaros si sois de estatura elevada, para que no os la metan doblada. La aguja.

 

jueves, 6 de mayo de 2021

LA ILUSIÓN DE VACUNARSE

 

El martes me vacunan. No quepo de gozo. Solo de pensar en ello experimento una erección. En las orejas. Estoy encantadísimo de la muerte de que me inoculen las cagadas de virus para que mi cuerpo serrano las somatice. Además, es un puntazo que te peguen un puntazo. En el hombro, hombre.

Por si fuera poco me darán un pasaporte sanitario. Qué ilusión. Podré viajar con él desde El Puerto de Santa María a Cádiz, pasando por Puerto Real sin escalas. Incluso podré ir a Trebujena a ver cómo otros comen angulas. Comerlas yo como que no. No tengo parné para eso.

Pero ¿Y el gustazo de vacunarse? Eso lo compensa todo. Home… vacunarse no tiene parangón. No me vacuno de nada desde la mili, y eso es una injusticia. Necesitaba una vacuna como el comer angulas.

Ya lo visualizo… ponga el hombrito hombrecito. Algodoncito con alcohol, estocada entera hasta la bola, e inoculación del brebaje mágico. Una experiencia religiosa.

Si estaremos mal, que ya nos ponemos cachondos aunque sea por una vacuna.

LA IZQUIERDA HACIENDO AMIGOS

 

La izquierda haciendo amigos en Madrid. Es lo más sensato que se les ocurre para recuperar votos, insultar a los votantes. Lo de hacer autocrítica y aceptar la derrota con profesionalidad no va con ellos. Lo más sensato para esta peña es ningunear a la mayoría que se los ha cepillado en las urnas con una participación abrumadora. Tacharlos de ignorantes, de borrachos, de fascistas, e incluso de nazis, que ya hay que ser mezquino para hablar de nazismo con tanta ligereza. Vallecas ya no es lo que era para esta “élite intelectual” han pasado de ser el pueblo, a ser unos indignos apestados. Ahora se entiende lo de Galapagar. Qué  mal perder, qué poca gallardía y qué cortedad de miras.

Los enemigos de la izquierda son ellos mismos. Se la han cargado con sus malas artes, con su incompetencia y con su mala leche reconcentrada, que converge con la mala leche reconcentrada de la extrema derecha. Se han convertido en el Red Bull de la derecha, dándoles alas.

Decir que se jodan por perder las elecciones es una gilipollez. Se han asegurado el sustento para los restos y van a vivir como curas a costa nuestra a pesar de los destrozos que están provocando en todos los órdenes. Lo más grotesco del asunto, es que están convencidos de que tienen la autoridad moral e intelectual, de que están en posesión de la verdad absoluta, y dan a entender que quienes no están con ellos, están contra ellos. Se lo han puesto a huevo a la derecha.

Quien se jode es la ciudadanía, y dentro de ella, muchos votantes de izquierdas desencantados desde hace demasiado tiempo, que dejaron de votar cuánto menos. Los han dejado sin alternativa. Nos han dejado sin alternativa. Se han cargado los ideales a conciencia y van a conseguir que consideremos un privilegio que nos tachen de fascistas.

 

jueves, 8 de abril de 2021

 

QUE OS DEN.

Después de 36 años fiel a la “causa”, a pesar de haber dado más de lo recibido, entregué la tarjeta, que fue destruida delante de mis narices casi con desdén. Como colofón, tocó liquidar una vez más, apoquinar en vez de recibir quizá un Rolex de imitación como premio a la fidelidad. Qué menos. Fue un proceso frío y rutinario, ejecutado por una cara desconocida, la nueva estrategia de empresa para no crear vínculos emocionales que compliquen las operaciones incómodas cuando tratan con la clientela de base.

Para la élite del parné tienen tratamiento especial, las gestiones se resuelven en un cómodo despacho VIP, no de pie frente a la caja como en mi caso, atendido por una empleada adusta y desganada. Aquí tienes el certificado, hasta más ver… Como el que ha comprado un cartucho de pipas en un kiosco de otro barrio.

Hablo de una sucursal bancaria evidentemente, del SANTANDER para más señas, el de la familia que tiene un apellido que les viene al pelo, Botín. Con ellos, y con ella al frente, a menos dinero, más comisiones. Del orden de ochenta y tantos euros trimestrales, más de lo que cuesta al año un seguro de automóvil a todo riesgo. Ese dineral solo por tener domiciliada la nómina y el pago de un par de servicios básicos, por ingresar y sacar dinero sin haber tenido números rojos durante esos 36 años.

Recuerdo cuando las cosas iban bien, cómo intentaban engatusarme para que “moviera el dinero” comprando sus productos. Solo caí, por lo pesaos que fueron, abriendo un plan de pensiones cuando nadie leía la letra pequeña. Confiaba en las caras amables que me trataban de tú como si fuese de la familia, aunque en el fondo no me lo creyera; son un banco, no hermanitas de la caridad. Pero había cierto trato y ciertos códigos de confianza. Mas, con el paso del tiempo, las tornas cambiaron y descubrí que el plan de pensiones, en vez de crecer, menguaba. Lo paralicé, y al mirar con lupa la letra pequeña, pude leer a duras penas la palabra “variable”. Esto es, jugaban con mis ahorros. Si salía bien ganábamos todos, ellos mucho más que yo, y si salía mal, las más, solo perdía yo. Últimamente, con la que está cayendo, solo perdía.

Uno es gilipollas, pero hasta ciertos límites, así que acabé buscándome un banco con menos nivel de depredación, y lo primero que hice fue traspasar lo que me quedaba del plan de pensiones, asegurándome de que en el nuevo me lo dejaran como renta fija. Es una mierda de renta, pero al menos me aseguro – aunque con los bancos nada hay seguro- de que no devoran lo poco que me dejaron las otras hienas.

Tan pronto hice el traspaso saltaron las alarmas del SANTANDER, aú aú, y me llamaron sus esbirros. Aunque a estas alturas seas un cliente de mierda, no deja de ser parné que se escapa por los imbornales.

-   Qué tal señor Arroyo ¿Ha dado orden de traspasar su Plan Mierdasantanter a otro banco?

-   Por supuesto.

-   ¿Y a qué se debe?

-   A que el plan me lo están hundiendo en la miseria. Además, ustedes me cobran comisiones por un tubo que no puedo asumir.

-   Ah ¿Pero le cobramos comisiones? – dijo la hideputa, como si no lo supiera.

-   Pues sí, del orden de 340 euros al año y subiendo.

-   No podemos devolverle las comisiones cobradas, pero podemos no cobrárselas en adelante.

-   Pues llegan tarde, ya no hay vuelta atrás, no es nada personal, ya sabe… Además, el paso siguiente va a ser cancelar la cuenta, a mí no me saquean más como agradecimiento a mis 36 años de fidelidad -Con su puta madre, para mis adentros.

Y Y así ha sido. Cuenta cerrada, liquidada, finiquitada, eliminada. Que los Botín se ensañen con otros mercantes desarbolados, que éste prefiere hundirse sin arriar la bandera, a ser preso y remolcado a la guarida de esos corsarios sin escrúpulos que trabajan con la patente concedida por el Estado, que ya se ocupó de lanzar una andanada de leyes para que no podamos guardar el parné debajo de un colchón, y tengamos que tratar por cojones con estos bucaneros. Que os den BANCO DE SANTANDER.

 

 

 

 

 

jueves, 18 de marzo de 2021

UN PUNTITO DE MIEDO

 En relación con esta pandemia, hay quien justifica sus imprudencias recurriendo a la manida frase de que hay que vivir la vida prescindiendo del miedo. Y acerca de esa palabra tabú, miedo, quería hacer una reflexión aprovechando mi actividad onírica reciente.

Anoche soñé que le decía a alguien, mejor que sientas miedo estando vivo, que no sentirlo por estar muerto. O algo así. Y creo que mi subconsciente tiene razón. El miedo es parte intrínseca de todas las especies del reino animal, desde las más tímidas o acobardadas, hasta las más agresivas. Es elemento clave para el éxito de su supervivencia, el disparador de la adrenalina necesaria para la defensa y el ataque.

Por suerte para el ser humano, tenemos la capacidad de discernir entre el miedo infundado que pueda sufrir cualquier otro ser vivo en un momento dado, y el miedo justificado ante la inminencia de una situación peligrosa. Tenemos esa capacidad, si tenemos los conocimientos necesarios, claro está. Por la misma razón, tenemos la capacidad de controlar el miedo evitando que derive en terror. El miedo bajo control nos permitirá afrontar del mejor modo posible una situación peligrosa, porque será el miedo quien la reconozca como tal, y será la calma la que tome cartas en el asunto.

Así que Juan sin miedo no es ningún valiente, es un temerario, un engreído insolidario que crea situaciones de riesgo que paradójicamente tienden a poner en peligro a los demás. Generalmente, cuando el lobo trinca por sus partes a Juan sin miedo, poniéndole de manifiesto la cruda realidad antes de darle matarile, pasará directamente de la ausencia de miedo, al terror; ojos desorbitados con las venas a punto de reventar, pérdida de fluidos corporales, clamando por su vida y pidiendo un cura para salvar su alma aún habiendo sido ateo.

No se trata de vivir acobardados, pero hay que hacer caso razonable a los miedos razonables, para afrontar los riesgos razonablemente. Mejor un puntito de miedo en vida, que un Juan sin miedo muerto prematuramente.

 

 

 

viernes, 15 de enero de 2021

LÍNEA DE MUERTE

Andan de reformas en la casa de enfrente. Un primer piso.  Están cerrando la terraza parcialmente para incorporarla al salón. Levantaron uno de los tabiques, y quedaba repellarlo por la parte exterior. Con el tabique aún fresco, los albañiles apoyaron una escalera sobre el mismo, para acceder desde la calle con el fin de rematar la faena.  Uno de ellos se colocó un arnés de seguridad de los buenos, con dos líneas de vida con sus correspondientes mosquetones homologados, para estar siempre sujeto cuando haya que cambiar de anclaje.

El tipo subió por la escalera, pero no alcancé a ver los anclajes de seguridad por ninguna parte. Me temí lo peor. Efectivamente, vi que el tipo enganchó uno de los mosquetones en el peldaño más alto de la escalera a la altura de sus manos, y el otro, en el peldaño que quedaba por debajo de sus pies en la misma escalera.

Esto es, por si no me explico; si el tipo se hubiera caído, habría arrastrado con él la escalera cayéndole encima, y si se hubiera escurrido la escalera, habría arrastrado consigo al albañil cayendo encima de la escalera. Apenas serían 4 metros de altura, pero podrían ser suficientes para  acabar mal parado. Como dijo Lobita cuando se lo enseñe, más que una línea de vida, podría haber sido una línea de muerte.  Pero lo que cuenta es que tenía colocado el arnés de seguridad ¿no?

Casos como este, en obras de mayor envergadura, de estas que tienen técnicos de seguridad con muchos cursos pero muy poca idea, los he visto a espuertas y aún peores. Para escribir un libro. Quizá me anime.