jueves, 28 de mayo de 2020

BUSCANDO EL GOLPE.


BUSCANDO EL GOLPE.

A mí me da, que el que está deseando un golpe de estado es él. El de la cara de roedor. Quizá con la esperanza de dar un contragolpe y poder justificar un modelo de gobierno a la altura de sus expectativas. Ahí anda el tío, metiendo el dedito en el ojo, a ver si provoca el intento de alzamiento. Si después no lo lograra detener, ya saldría por patas para establecer su casoplón frente a Bahía Cochinos.
Decía el roedor, en tiempos de la tuerca, que venían a reventar a la casta desde dentro. Y en ese peligroso juego están, aun siendo casta también. Pero como él mismo ha dicho, sabe que los otros no se atreven, igual que tampoco se atreve él. Entre cobardes anda el pulso de los de las manos lacias.
Pero ¿Y si cuela? ¿Y si saltara la chispa? Lo mismo es un intento desesperado de reconducir el follón que están organizando, y del que no saben cómo salir. Se avecinan malos tiempos. Puede haber revueltas sociales, así que hay que crear imperiosamente un enemigo al que echarle el muerto, para que el populacho pierda la perspectiva y se lance a la caza, en este caso del fascista. Tal como está el patio, fascista puede ser cualquiera que no esté de acuerdo con los desmanes que está cometiendo el gobierno ¿Progresista?
Qué pena que ya no se estilen los duelos a la antigua usanza. Aquellos tiempos en el que el ofendido le atizaba un guantazo al ofensor pidiendo satisfacción a la ofensa. Y después se batían a pistola o espada, civilizadamente, con reglas y padrinos. Pero nada de a primera sangre, duelo a muerte. En vez de tablets para jugar al Candypollas cuando se aburren en el hemiciclo, deberían tener un juego de pistolas, y las balas que hagan falta, por si no andan finos de puntería. Las espadas mejor que no, darían un espectáculo bochornoso. Y que se maten entre ellos a tiros si tienen cojones. Y entre ellas si tienen ovarios, que también las hay muy guerreras.
Si eso fuese así, seguro que abrirían menos la boca para decirse barbaridades que implican la posibilidad del enfrentamiento de una nación contra sí misma, como ya sucedió más una vez. En el fondo es lo que anhelan tipos como cara de roedor, porque siempre estarán tras la barrera, y de un modo u otro saldrán ganando.
La que pierde es la masa boba que los sigue enardecidos, y acaban matándose entre ellos. En el mejor de los casos, los líderes de los vencedores crearán un estado a la altura de sus expectativas y escribirán la historia, y en el peor, los líderes de los perdedores vivirán un dorado exilio en alguna playa tropical, y la historia ya la escribirán a toro pasado. Y el pueblo que apechugue con las consecuencias, que sean ellos los que cierren la puerta. La historia de siempre.