BUSCANDO EL GOLPE.
A mí me da, que el que está
deseando un golpe de estado es él. El de la cara de roedor. Quizá con la
esperanza de dar un contragolpe y poder justificar un modelo de gobierno a la
altura de sus expectativas. Ahí anda el tío, metiendo el dedito en el ojo, a
ver si provoca el intento de alzamiento. Si después no lo lograra detener, ya
saldría por patas para establecer su casoplón frente a Bahía Cochinos.
Decía el roedor, en tiempos de la
tuerca, que venían a reventar a la casta desde dentro. Y en ese peligroso juego
están, aun siendo casta también. Pero como él mismo ha dicho, sabe que los
otros no se atreven, igual que tampoco se atreve él. Entre cobardes anda el
pulso de los de las manos lacias.
Pero ¿Y si cuela? ¿Y si saltara
la chispa? Lo mismo es un intento desesperado de reconducir el follón que están
organizando, y del que no saben cómo salir. Se avecinan malos tiempos. Puede
haber revueltas sociales, así que hay que crear imperiosamente un enemigo al
que echarle el muerto, para que el populacho pierda la perspectiva y se lance a
la caza, en este caso del fascista. Tal como está el patio, fascista puede ser
cualquiera que no esté de acuerdo con los desmanes que está cometiendo el
gobierno ¿Progresista?
Qué pena que ya no se estilen los
duelos a la antigua usanza. Aquellos tiempos en el que el ofendido le atizaba
un guantazo al ofensor pidiendo satisfacción a la ofensa. Y después se batían a
pistola o espada, civilizadamente, con reglas y padrinos. Pero nada de a primera
sangre, duelo a muerte. En vez de tablets para jugar al Candypollas cuando se
aburren en el hemiciclo, deberían tener un juego de pistolas, y las balas que
hagan falta, por si no andan finos de puntería. Las espadas mejor que no,
darían un espectáculo bochornoso. Y que se maten entre ellos a tiros si tienen
cojones. Y entre ellas si tienen ovarios, que también las hay muy guerreras.
Si eso fuese así, seguro que abrirían
menos la boca para decirse barbaridades que implican la posibilidad del enfrentamiento
de una nación contra sí misma, como ya sucedió más una vez. En el fondo es lo
que anhelan tipos como cara de roedor, porque siempre estarán tras la barrera,
y de un modo u otro saldrán ganando.
La que pierde es la masa boba que
los sigue enardecidos, y acaban matándose entre ellos. En el mejor de los
casos, los líderes de los vencedores crearán un estado a la altura de sus expectativas
y escribirán la historia, y en el peor, los líderes de los perdedores vivirán
un dorado exilio en alguna playa tropical, y la historia ya la escribirán a
toro pasado. Y el pueblo que apechugue con las consecuencias, que sean ellos
los que cierren la puerta. La historia de siempre.
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