miércoles, 15 de abril de 2020

SI ESPAÑA FUERA UNA REPÚBLICA.


SI ESPAÑA FUERA UNA REPÚBLICA.


Si España fuera una república, la monarquía y la extrema derecha se diluirían en la nada por arte de birlibirloque. Qué diablos, no habría derecha en ninguna de las formas posibles. Todo el país querría ser republicano. Y si no, ya se encargaría la república de que lo fueran. Con mucho amor, por supuesto.
Los partidos de izquierdas en todo su espectro, los anarquistas, los liberales, los independentistas y las organizaciones sindicales obreras y agrarias, se cogerían de la mano y bailarían juntos el kumbaya entre arcoíris y manadas de unicornios. Aprobarían decretos sociales gracias a la capacidad de diálogo y el desprendimiento que les caracteriza, esa capacidad de renunciar a parte de su ideología, y de las cuotas de poder, por el bienestar del pueblo soberano.
Los presidentes de la república y sus ministros, estarían tocados por la mano de Buda. No tendrían la tentación de robar. Dejarían sus casoplones y se irían a vivir a los barrios obreros con la gente de a pie, porque serían preciosos barrios con todas las comodidades. La gente bailaría bajo la lluvia, cual Fred Astaire, sin pillar una pulmonía.
Los perros se atarían con longanizas. Qué coño, los perros comerían longanizas, y los gatos, bogavantes. Los niños y las niñas,  nacerían con un pan debajo de un brazo, y la bandera republicana debajo del otro.
No habría ejércitos, ni policía, pues todo se basaría en el orden natural de las ideologías progresistas chachi piruli de “to er mundo es güeno y güena”, en las que no se contemplan las disputas, las guerras, los robos, los crímenes, ni las luchas de poder.
Habría marisquerías proletarias. En los parques, crecerían fresones, mangos, naranjas ya peladas, y botellines de cerveza, para que ellas puedan llegar solas y borrachas a sus casas, y ellos, palmar de un coma etílico. Y sobre cada banco del parque, un libro de Paulo Coelho, o del tío Marx.
Las industrias y los comercios estarían en manos de las cooperativas. Las jornadas serían de 20 horas semanales, contando con los descansos y las horas para asuntos propios. Los beneficios se repartirían por igual entre los trabajadores, y la jubilación sería a los 55, que tiene premio.
Si España fuera republicana, dejaría en bragas a Disneylandia, con  esa bandera tricolor tan chachi, la panacea de todos los problemas de las Españas y de sus primas catalanas y vascas. Como si una jauría de perros rabiosos se fuera a comportar de otro modo cambiándole el color del collar.
Me remito a lo bien que fue la II República, y a los posteriores 40 años de glorioso fascismo sanguinario. Pobres ilusos, en muchos casos, por indocumentados. Como quienes portan banderas republicanas de la mano de banderas comunistas, que ya hay que estar perdidos, para no saber lo bien que se llevaron entre ellos durante aquella puta guerra. Socialistas moderados, socialistas radicales, comunistas troskistas, comunistas estalinistas, anarquistas, sindicalistas y demás, dándose de puñaladas por la espalda, mientras avanzaban los fascistas. Y en medio, como carne de cañón, el pueblo ignorante, pagando el pato de los unos y de los otros. Qué maravilla de república.
Así que, si alguien se declara republicano, primero que se defina ideológicamente, si es que lo tiene claro y no confunde churras con merinas. Después, que tenga cuidado con quien comparte bandera, no sea que se lleve una sorpresa, pero de las chungas.




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