jueves, 6 de mayo de 2021

LA ILUSIÓN DE VACUNARSE

 

El martes me vacunan. No quepo de gozo. Solo de pensar en ello experimento una erección. En las orejas. Estoy encantadísimo de la muerte de que me inoculen las cagadas de virus para que mi cuerpo serrano las somatice. Además, es un puntazo que te peguen un puntazo. En el hombro, hombre.

Por si fuera poco me darán un pasaporte sanitario. Qué ilusión. Podré viajar con él desde El Puerto de Santa María a Cádiz, pasando por Puerto Real sin escalas. Incluso podré ir a Trebujena a ver cómo otros comen angulas. Comerlas yo como que no. No tengo parné para eso.

Pero ¿Y el gustazo de vacunarse? Eso lo compensa todo. Home… vacunarse no tiene parangón. No me vacuno de nada desde la mili, y eso es una injusticia. Necesitaba una vacuna como el comer angulas.

Ya lo visualizo… ponga el hombrito hombrecito. Algodoncito con alcohol, estocada entera hasta la bola, e inoculación del brebaje mágico. Una experiencia religiosa.

Si estaremos mal, que ya nos ponemos cachondos aunque sea por una vacuna.

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