ECOLOGISTAS DE ALTO STANDING.
Greta Thunberg, o quien quiera
que esté detrás, me ha abierto los ojos. Debemos dejarnos de aviones y de
cruceros que contaminan como el diablo, y pasarnos a la vela, cuando se trate
de viajar por el mundo. Yo pensé que lo sostenible es no viajar tanto y tan
lejos, si no es estrictamente necesario, y tratar de conocer mejor lo que
tenemos relativamente cerca. Pero el ejemplo que nos vende Greta mola más.
Tenemos que hacer como la familia
Whitelum. Hay que comprar un velero de 600.000 euros, moco de pavo al alcance
de cualquiera que tenga un trabajo temporal sostenible. Y después, a circunnavegar
el globo. Mientras, que otros trabajen duro para que podamos hacerlo, adjudicándonos
la autoridad moral para responsabilizarles de que el planeta se va al garete,
por culpa del trabajo que desempeñan.
El señor Whitelum tuvo un par de
esos trabajos sostenibles. Primero creó una empresa de telefonía móvil, un
sector de lo más escrupuloso con el medio ambiente. Después dio un paso más en
ese sentido, trabajando en una petrolera, una actividad respetuosa con el medio
ambiente, donde las haya. Una vez se hizo con el inocuo parné, caído como maná
del cielo, el avispado emprendedor, adquirió “La Vagabonde”; 19 metros de
eslora, 10 de manga y dos ecológicos motores diésel de 60 HP, eso sí, que solo
usan en contadas ocasiones, aunque no se especifican cuántas.
Ahora llevan una vida de lo más
sostenible. Solo gastan 200 dólares a la semana en alimentos, 800 al mes. Es el
gasto normal de una familia trabajadora
de tres personas en las zonas deprimidas de España. Como no les es suficiente
para alimentarse, además pescan. También tienen muchos seguidores en las redes
sociales, millones, cada uno con su celular correspondiente. Pero están libres
de coltán y baterías de litio, celulares que no precisan de antenas de
telefonía ni de satélites, y que no están afectados por la obsolescencia
programada. Son celulares etéreos, creados por la mano de Buda.
Para sostener su estilo de vida,
además de con los banner de las redes sociales, se financian vendiendo ropa por
internet, eso sí confeccionada con materiales reciclados. Las cajas de Amazon también
son de cartón reciclado, y los repartidores están reciclados. Y esas cajas no
vuelan en aviones, vuelan en globos aerostáticos. Una maravilla, oiga. Además
no han subido a bordo a Greta porque son influencer y youtubers, y les viene
como chigre al ancla, lo han hecho por amor a la ecología, te lo juro por
Snoopy.
Así que ya sabéis. Buscaros
trabajos temporales sostenibles, como las telefónicas o las petroleras, donde
paguen lo suficiente para ahorrar y comprarse un catamarán de la clase Outremer
45. Son seiscientos mil euros de nada. Y después, a recorrer mundo de forma
sostenible, y a ganarse la vida vendiendo humo inocuo que no dañe a la
atmósfera.
Llegará un día en el que todos
los seres de luz del planeta tendrán un catamarán Outremer. Se fabricarán
solos, sin generar residuos tóxicos en su producción espiritual. Los móviles no
serán necesarios porque esos seres se comunicarán, influenciarán y fornicarán
telepáticamente. Podrán degustar buenos vinos a bordo, procedentes de cepas que
crecerán, sin intervención humana, en islas paradisiacas. Tampoco necesitarán
varaderos acondicionados para reparar ese tipo de embarcaciones, ni las tóxicas
pinturas antifouling, porque los Outremer también están tocados por la mano de
Buda.
Entre tanto no sea así, quien pueda hacerse con un Outremer y dedicarse a navegar por los siete mares, que lo haga. Que trabajen otros, y los que trabajen, que asuman la responsabilidad del cambio climático.
Entre tanto no sea así, quien pueda hacerse con un Outremer y dedicarse a navegar por los siete mares, que lo haga. Que trabajen otros, y los que trabajen, que asuman la responsabilidad del cambio climático.
Pobre Greta, si pudiera abrir los
ojos ella. Que se diera cuenta de cómo la manipulan sus puñeteros padres y los
Whitelum de la vida, esos corsarios embaucadores, ecologistas de alto standing,
que viven un estilo de vida, que de generalizarse, nos llevaría a todos a la
extinción. Porque, a ver quién cojones se dedicará a fabricar Outremer, o a
producir las viandas necesarias para surtir la despensa, mientras nos damos un
garbeo por las Mauricio.
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