UN REGALO CON MI NOMBRE.
El kit de montaje Heller a escala 1:87 de esta locomotora
Big Boy estaba en el escaparate de una tienda de Burton Upon Trent (Reino
Unido). Un día, vísperas de las pasadas navidades, mi hija Gloria lo vio y se
dijo, esta maqueta tiene el nombre de mi padre. Y la compró. Me la regaló el
día de Navidad de 2018 y se me cayeron los palos del sombrajo.
Con el esmero que he podido, la terminé de montar hace unos
días, y además de pintarla creando un efecto de envejecimiento, le monté un
pequeño circuito eléctrico para alimentar unas pequeñas luces led que iluminan
el foco delantero, la cabina y las luces rojas del ténder, que es el vagón que
lleva acoplado detrás. Le hice su peana y una pequeña urna de metacrilato.
Espero haber cumplido medianamente bien para hacer justicia al regalo que me
hizo mi pequeña, aunque cuando veo las maquetas que hacen hoy día los frikis
del modelismo, tengo serias dudas.
Con todo, todo aquello que Gloria me ha regalado desde
pequeñita, lo guardo como un tesoro, incluso aquellas hojas caídas un otoño de
hace muchos años que recogimos del suelo en un parque y que ella pintó cuando
tenía ocho o nueve años.
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