domingo, 17 de marzo de 2019


LAS LISTAS QUE NO VOTAMOS.

Ejemplo práctico en el que tomaré como muestra al PP. Pablo Casado ha decidido incorporar en sus listas a Juan José Cortés y a Cayetana Álvarez de Toledo. Sin entrar en detalles personales sobre estas dos personas, las preguntas que dejo caer son dos ¿Quien los ha elegido? ¿A quién se deben? La respuesta me resulta obvia y la reduzco a una… Pablo Casado.

Basándome en estos datos básicos, extraigo una conclusión. Cuando votamos, no elegimos a quien queremos que nos represente, sino a quien los dirigentes de un partido deciden colocar en base a sus intereses. En el caso del PP, Casado ha elegido a Juan José Cortés. Quizá le venga bien desde el punto de vista mediático, que a fin de cuentas es lo único que les importa a los dirigentes de los partidos, atraer a las masas para que voten PP y perpetuarlos en el escenario político, con independencia de que gobiernen o no. Casado elige a Cortés y Sánchez a un entrenador de baloncesto.

¿Acaso no habrá personas más válidas entre las que elegir para que trabajen por nuestros intereses? Porque sin pretender ser cruel, el señor Cortés, al margen de haber experimentado una terrible desgracia ¿Qué habilidades tiene  para gestionar los intereses de los onubenses más allá de recoger firmas y aparecer en todos los escenarios donde se ha producido alguna tragedia, para reforzar su campaña para exigir la prisión permanente revisable?

El ejemplo del PP es extensible al resto de los partidos políticos, y por ende, al sistema de elecciones que tenemos en España. Hacen comulgar al pueblo manso y obediente con ruedas de molino. Todos entran al trapo del mantra “hay que votar”, como si votar sin más, fuese garantía de algo. Votar se votaba con Franco, no digo más, y seguimos votando en una transición que a la clase política, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, no les interesa completar, porque si lo hicieran, se les acabaría el chollo.

Por eso, la verdadera revolución sería no votar y darle a entender a la clase política que no pasamos por lo que ellos quieran, que son ellos quienes tienen que deberse a la ciudadanía y no al revés, que debemos ser nosotros quienes elijamos a nuestros representantes, y no los partidos políticos. Hay que echar abajo esta partidocracia, pero queda mucho para eso. Tenemos que evolucionar un cojón de mico, mas, los indicadores parecen apuntar que en vez de evolucionar, involucionamos, nos estamos volviendo más idiotas. Estamos perdidos me temo, solo nos puede salvar un milagro y la religión hoy día no está de moda.

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