miércoles, 13 de marzo de 2019


METÁFORA AERONÁUTICA SOBRE EL 8M.

Hoy es difícil escabullirse del eco mediático que gira alrededor de la igualdad, los derechos de las mujeres y la violencia de género, asuntos serios donde los haya, que es vital que se resuelvan por el bien de todos, y no entro en el juego absurdo del “lenguaje inclusivo” porque la inclusión no la determinan las reglas del lenguaje, sino la actitud de cada cual.
Dándole vueltas al asunto, yo que tengo claro que hombres y mujeres con independencia del género en el que quieran enmarcarse, debemos convivir en armonía, pensé en la Patrulla Águila del Ejército del Aire español, como metáfora de lo que debiera de ser la sinergia necesaria entre hombres y mujeres.

Recientemente se ha incorporado al equipo de vuelo acrobático otra mujer, la segunda si no me equivoco, que me corrijan los expertos. A la Patrulla Águila en particular, o a las unidades de vuelo de combate en general, no se accede si no es por verdaderos méritos, pues el Estado no es proclive a entregar un cazabombardero cuyo precio puede rebasar los cien millones de euros, por razones obvias. Así que de entrada, esas dos mujeres, que con seguridad tuvieron que esforzarse por encima de la media, accedieron al puesto, no precisamente por discriminación positiva, lo que demuestra que ellas pueden solas con lo que se propongan.

El caso es que ese equipo de pilotos de élite compuesto por mujeres y por hombres, basa su estrategia de acción en la formación de cada uno de sus integrantes, pero sobre todo en la confianza que tienen los unos en las otras y viceversa. De no ser así, de no existir ese esa confianza mutua, cuyo origen está en el respeto, cada exhibición aérea se convertiría en una tragedia.
Creo que ese es el plan de vuelo que debemos seguir en todos los órdenes de la vida, actuar con el mismo temple, con la misma cabeza fría, con la misma confianza mutua con la que intervienen los pilotos de la Patrulla Águila y sus equipos de tierra, también integrados por hombres y mujeres.
Lo que no puede ser, en lo que no debemos caer ni vosotras ni nosotros, en es la polarización, en el histrionismo, en el sectarismo en uno u otro sentido. Como muestra expongo un episodio que vi esta mañana en la maldita televisión, concretamente en Espejo Público, ese espejo amarillista y mezquino que dirige la tal Griso, especialista en meter el dedo en las llagas sangrantes de las víctimas de toda condición, con tal de fomentar el morbo y encabezar los registros de audiencia.

El equipo de la señora Griso y de otras cadenas que producen televisión basura, a diferencia de la Patrulla Águila, lo que busca es la polémica, generar desconfianza, enfrentar a las partes para dar lugar a la crispación. A colación del día de hoy, han tenido la ocurrencia de reunir a mujeres del mundo de la política con ideales antagónicos en cuanto al feminismo se refiere, para que se despellejaran entre sí, dando lugar a un espectáculo bochornoso en el cual, los hombres presentes en el “debate” permanecían callados, quizá intimidados por la situación, de tal forma que la confrontación fue básicamente entre las mujeres asistentes, lo cual parece que genera más morbo aún.
Por supuesto, también llevó el “debate” a la calle, entrevistando siempre a partidarios y partidarias de posiciones extremas, como las que tienen esos que se pasean el infame autobús en el que se exhibe el rostro travestido de un genocida, imagen que es una ofensa, no solo para las mujeres, sino para cualquier persona de buena condición. Ese no es el camino a seguir, en absoluto, así no podremos volar de forma segura y dibujar estelas multicolor en el cielo.

Dicho esto, el mundo hoy no se ha parado, al menos en España, lo he podido constatar porque he tenido que realizar varias gestiones, y todas las mujeres estaban en sus puestos, razón por la cual les estoy muy agradecido. El mundo no se ha parado porque muchas mujeres sensatas han decidido trabajar, pues parando el mundo no se consigue nada, un mundo que se detendría sin ellas, pero también sin nosotros. No han parado el mundo porque no se han dejado manipular por la clase política que solo busca perpetuarse en el poder.

Se trata de avanzar, aunque sea lentamente, no de polarizar a la sociedad y crear frentes antagonistas. Se trata de que los hombres nos concienciemos de que respetando los derechos de las mujeres, nos irá mejor a todos, porque sus aportaciones son vitales. Las  mujeres también deberían tomar nota en ese sentido, pues resulta que en demasiadas ocasiones, una vez han alcanzado puestos relevantes en la sociedad, en vez de cambiar los vicios contra los que lucharon, los han preservado y se han convertido en un obstáculo, no para los hombres, sino para otras mujeres, feministas declaradas que a la hora de la verdad han sometido a su antojo a otras mujeres, privándoles de sus derechos. Conozco mujeres que podrían aportar su experiencia en ese sentido y contar cómo sus expectativas profesionales se fueron al traste por la interposición de una directiva o de una académica, que por intereses económicos de la empresa que dirigen, o por no coincidir en posicionamientos ideológicos en el caso de la docencia, se las han cepillado de un modo u otro.

Así pues, y para finalizar el tocho de hoy, insisto en la necesidad de que empecemos a coordinarnos hombres y mujeres, cual Patrulla Águila, para poder trazar estelas de concordia en el cielo azul, sincronizados en perfecta armonía partiendo de la base del respeto mutuo.
Os deseo un 8M rotundo, pero sosegado, el histrionismo no conduce a ninguna parte. En cuanto a los machistas en general, y a los maltratadores en particular, por la parte que me toca y sin renunciar a mi masculinidad de la que estoy muy orgulloso, alguno supo en su día que cruzarse en mi camino no le condujo a buen puerto. A esos, ni agua.


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