viernes, 14 de junio de 2019


CUERPOS APILADOS COMO ATUNES

Cuerpos humanos inertes en una playa del sur, apilados ordenadamente para la estiba, como si fuesen atunes. En la distancia, casi imperceptible a causa de la bruma arenosa y líquida generada por el viento de levante, paseaba ajeno al drama un hombre con su perro.
No había nadie más en aquella playa, solo el hombre con su perro, los cuerpos inertes y mi presencia, testigo mudo e invisible en aquel paisaje costero de dunas y océano revuelto, paisaje exento de edificios, de barcos o de cualquier otro elemento creado por el hombre.
Fue un sueño, pero ha sido tan real que tengo mis dudas, aunque es evidente que estos escenarios de muerte se han producido muchas veces, y se seguirán produciendo. Mi subconsciente solo se ha valido de esa evidencia y ha ordenado la escena, entre macabra y poética. Porque aquello parecía un cuadro, una fotografía en blanco y negro algo sobre expuesta, en la que la vida y la muerte compartían espacio armónicamente.
No tomo medicación afortunadamente, pero el día que la tenga que tomar, alucinaré en colores.



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