lunes, 23 de abril de 2012

LA RANA DE BRISSAC

La vi en una especie de estanque circular en los terrenos del castillo de Brissac, junto con otras ranas perfectamente mimetizadas en el entorno. Cuando me aproximé, todas saltaron cagando leches excepto esta, de manera que con cautela, me agaché y con la máxima distancia focal que me permitía el objetivo, me dispuse a atizarle un fogonazo.

Estaba ajustando la exposición para que la fuerte luz cenital no me quemara la foto, cuando escuché a alguien que me decía en perfecto español… “¡¡oiga señor!!”
Aparté el ojo del visor para ver quién era, pero para sorpresa mía, no había nadie salvo mi querida esposa, que estaba a unos cincuenta metros de mi posición. Además ella no podía ser porque la voz que escuché era masculina, aunque un tanto afeminada.
Pensé que debieron ser figuraciones mías, así que de nuevo apunté a la rana, que seguía allí, y una vez más, cuando me disponía a disparar, volví a escuchar la voz. “¡¡Oiga señor!! Usted, el de la máquina¡¡¡”

No daba crédito, era la puñetera rana la que me hablaba. Pensé que debía ser una mala pasada, tal vez de la cerveza que me tomé hacía un rato, o quizá los efectos del solazo que caldeaba mi sesera, pero el caso es que la escuchaba perfectamente.
La conversación siguió así:

Yo- ¿Qué te pasa rana?

Rana- ¡¡Soy un príncipe azul !!

Yo- ¡¡No jodas!!

Rana- Me oui, Je suis un prince bleu.

Yo- ¿Y si eres un príncipe, se puede saber que haces en la charca vestido de Navy Seal?

Rana- Es que un día, del pavo que tengo,  se me cayeron los cojones en la charca y me convertí en rana.

Yo- No me extraña picha… Y dime ¿Qué puedo hacer por ti?

Rana- Para deshacer el hechizo me tiene que besar alguien.

Yo- Mira rana, mariconadas las precisas, a ver si te arreo una pedrada.

Rana- ¡No! No se altere señor, debe besarme una hermosa mujer.

Yo- Ya… entonces está claro que no puedo ayudarte.

Rana- Sí podría si convenciera a aquella hermosa mujer que camina sur le pont del château.

Yo- Te la estás buscando rana… Aquella hermosa fille es mi amada esposa, no le gustan los bichos, y lo más que puedes recibir de ella es otra pedrada.

Rana- Mon dieu...Je suis désolé.

Yo- Lo siento rana, no te pongas désolé, que bastante solé nos está dando en la calva, y los dos sin gorra. Lo más que puedo hacer por ti es sacarte una foto y colgarla en internet. Hoy día hay gente pa tó y lo mismo se acerca una fille y se lo monta contigo en la charca.

Rana- Qui est internet?

Yo- A ver cómo te lo explico… Internet es una especie de espejo mágico creado por una serie de gurús de la modernidad que nos tienen cogidos por los huevos,  que a cambio de concedernos algunas cosas, nos hacen dependientes de otras muchas. En definitiva, une merde… pero a veces funciona.

La rana pareció quedarse un poco más tranquila con mi pequeña dosis de esperanza, y cumpliendo con lo que le prometí, aquí dejo la foto por si alguien del sexo femenino se atreve a darle un beso al batracio. Lo mismo se reconvierte en príncipe y resulta ser propietario de un hermoso château en el Loira… qui sait.



3 comentarios:

  1. Que sorpresa encontrarte por la blogosfera, estaré atento, volveré... un saludo.

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    1. La blogosfera es un pañuelo Mamé. Me alegra verte por aquí. Saludos.

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  2. Haberme avisado!!! ya me veo con un príncipe azul en el château de Brissac, a mis años y princesa.Claro que dar un beso a una rana da un no sé qué, además no viene en el Kamasutra, pero sería cuestión de probar cosas nuevas,"a la vejez viruelas" adios, me voy a dar una vuelta por la charca de mi pueblo, te daré noticias...

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