LA RATA ALFA
Ya sé que no voy a ser original, y que todo sospechoso de
ser facha está sacando a colación el asunto, pero me la trae al pairo. Me refiero
al último movimiento de cartas de Pablo Iglesias, dejando una más boca arriba.
Se dieron prisa para que subieran por ley el salario mínimo,
con la finalidad de que el placebo surtiera su efecto en el momento oportuno,
es decir, cuanto antes mejor. Y digo placebo, porque en la práctica, la subida
de salarios se queda en agua de borrajas, gracias a las múltiples artimañas que
se gastan los pagadores, empezando por los entes públicos, y no supone esfuerzo
alguno para el Estado. Así cualquiera.
Calmados los tontos con el efecto placebo, procedieron al
siguiente movimiento. Como “todo el mundo va a tener garantizado un sueldo
mínimo digno”, ya no es necesario que los diputados y diputadas de Podemos
donen lo que exceda de tres salarios mínimos. Si es que los donaban. Por tanto,
se acabaron los topes salariales de los cargos podemitas. Total, ya no hay paro,
y el que menos en España, va a ganar 950 euros, que dan para vivir de puta
madre, sobre todo si se trata de una familia.
No contentos con esa jugada de trileros, también eliminan el
límite de mandatos que se autoimpusieron para embelesar a los ingenuos votantes,
pues hay que mantener los casoplones, y no es plan que se queden con lo justito
para ir al Mercadona de Vallecas.
El caso es, que el señor vicepresidente y su amada esposa,
la ministra de Igualdad y Pifias Sobre el Feminismo, han pasado de odiar a la
casta, a abrazarse a ella como si no hubiera un mañana. Se abrazan hasta tal
punto, que el señor Iglesias no disimula un ápice sus ansias de convertirse en
la rata alfa de las cloacas del Estado, cloacas que tantas veces repudió. Así
pues, la coleta no era más que una metáfora de la enorme cola de una rata parda
de una libra de peso.
Cómo se las gastan los de la superioridad moral del progresismo
bocachancla. El único ápice de coherencia lo ha tenido la paisana Teresa
Rodríguez, que se ha desvinculado de la corriente de los del casoplón. Qué
menos, porque para insultar tanto a la inteligencia de las personas, hay que
valer, hay que ser una auténtica rata alfa de las cloacas.
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