Querida hija, a veces se apaga la luz del faro que nos guía
y el sonido de su sirena cesa en plena neblina. Te sentirás perdida, pero si
agudizas el oído, podrás escuchar el batir de las olas en la rompiente y
alejarte para que no te destroce. Cuando vuelva la luz, caza la escota, retoma
el rumbo y sigue adelante, la mar será tuya.
Tu padre.
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