Corren tiempos en los que la sociedad ha perdido el sentido del ridículo
superando el umbral de lo grotesco, y cuando esto sucede, esas personas suelen
ser objeto de la pérdida del respeto por parte del resto de la sociedad, y por
sí mismas. A continuación, llegan los traumas por el rechazo.
Ya sé, todo el mundo tiene derecho a hacer el ridículo hasta el umbral
de lo grotesco, y no pondré ejemplos para no herir sensibilidades, incluso todo
el mundo tiene derecho a nadar en una piscina infectada de tiburones hambrientos,
pero con toda probabilidad la piscina se teñirá de rojo. En cualquier caso,
allá cada cual y las reclamaciones al maestro armero.
domingo, 11 de junio de 2023
REFLEXIONES SOBRE UNA SOCIEDAD EN DECADENCIA. EL RIDÍCULO Y EL RESPETO.
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