viernes, 23 de junio de 2023

LOS TITANES Y LOS POBRES MORTALES.

Quizá no sea bueno turbar la paz de los muertos. El Titanic es un camposanto bajo el océano, como tantos otros pecios, pero los ricos se han empeñado en profanarlo sin pudor y han pagado cara su osadía. Aunque será más bien cosa de la presión, las corrientes y la prepotencia de los seres humanos, empeñados en creernos titanes cuando somos pobres mortales.
Eso sí, no han escatimado en medios privados y gubernamentales para localizar el batiscafo mal parado. Cuando se trata de ricachones, no hay medida. En cambio, no veo el mismo empeño en buscar, por poner un ejemplo reciente, a los pobres desgraciados que embarcaron en una patera rumbo a ninguna parte, pues zozobraron frente al Shara en aguas, qué mala pata, jurisdiccionales “solapadas”. En definitiva, no fueron rescatados a tiempo por cuatro trazos sobre una carta de navegación y el concepto de solape y jurisdicción SAR, igualito que frente a Terranova…
Los ricachones al menos tendrán un mausoleo a la altura de sus posibilidades, el mismísimo Titanic y lo que haya quedado del Titán reducido a la mínima expresión, y figurarán en los libros de historia con nombres y apellidos, no como los 30.000 finados anónimos engullidos por el Mediterráneo y el Atlántico. Que la mar les sea leve, sobre todo a estos últimos.

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