lunes, 16 de septiembre de 2019


ENTREVISTA A UN AFECTADO DE LAS INUNDACIONES.

Relato ficticio basado en la absurda pregunta, real, que le hizo un reportero, a un afectado por las inundaciones en el levante español.

Reportero – Nos encontramos en la calle Torrentera de la muerte, por qué será, junto a un vecino afectado por la avalancha de agua producida de manera súbita, cuando el río Melollevotó dijo aquí estoy de nuevo. Relátenos, paisano, lo vivido por ustedes durante esta noche terrible.

Afectado – Pos mire usté. Aquí puede ver la raya que indica hasta dónde llegó el agua, a metro y medio sobre nuestras cabezas. A la suegra tuvimos que subirla a la segunda planta en modo pánico, y aun así teníamos nuestras dudas. Se produjo una explosión por un cortocircuito, el wáter cobró vida vomitando mierda por un tubo, la nevera comenzó su singladura camino del Mar Menor, el perro se encaramó en la lámpara de araña aullando como un poseso… Oscuridad absoluta alternando con el centellear de los rayos, y un ruido atronador. Un espanto.

Periodista - ¿Pasaron ustedes miedo?

Silencio prolongado. El afectado mira al periodista con cara de no sé si meterte un mascazo por vacilarme, o a lo mejor resulta que eres tonto. Por fin responde con cierta sorna.
- Pos mire usté, ante el panorama, justo cuando a mi suegro se lo llevaba el torrente, con Nissan Patrol incluido, saqué el puro de la victoria y me lo fumé en el tejado de la casa, trincado a la antena parabólica. Y es que me sobran cojones para hacer surf en el río Melollevotó… Serás gilipollas, reportero Tribulete, que en todas partes te metes.

Me pregunto, ya al margen de esta historia ficticia con trazas de realidad, de dónde sacan a estos “profesionales” de la comunicación.  Cómo es posible que después de estudiar cinco años de carrera, planteen preguntas tan inteligentes como la de ¿pasó usted miedo? cuando el entrevistado estuvo en un tris de espicharlas en una riada.
Eso sí, colocarse unas botas de agua y situarse a unos metros de un cauce embravecido en mitad de un chaparrón, para dárselas de reporteros intrépidos mientras entorpecen las labores de rescate, lo hacen de puta madre. Lo hacen tan bien, que los de emergencias han tenido que llamarles la atención para que eviten hacer el imbécil en vivo y en directo.

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