jueves, 14 de junio de 2012

LOS FTALATOS Y LAS POLLAS DE PLÁSTICO


FTALATOS… Suena raro ¿verdad? Hoy he visto un documental que trataba sobre el impacto medioambiental de los plásticos, y una de las cosas que trataron fue el efecto que producen los ftalatos en el ser humano. ¿Qué son los ftalatos? Pues son unos componentes químicos que se emplean para dar flexibilidad a los plásticos. Nuestros abuelos no tuvieron nunca restos de ftalatos en su organismo porque entonces no había plásticos, pero hoy día ya sabemos la repercusión que tienen en nuestras vidas, sobre todo cuando se trata de recipientes y otras cosas raras.


Pues bien, por alguna razón, evidentemente relacionada con nuestro contacto con los plásticos, los ftalatos se han transferido al organismo de los seres humanos, lo cual es un problema, sobre todo cuando se trata de niveles altos en la sangre materna, que puede afectar a los fetos. La “razón” parece ser la utilización de juguetes sexuales realizados con materiales que contienen ftalatos, sustancias que contaminan el cuerpo de manera gradual, y que en el caso de las madres, acaban transfiriéndose al feto.


¿Qué cómo afecta al feto? Al parecer los ftalatos provocan la disminución de la producción de testosterona en el caso de los niños, feminizando a las criaturas, ya que afecta al aparato reproductor de los varones. Lo de “feminizar” nada tiene que ver con la orientación sexual de la criatura, es simplemente que su órgano reproductor se ve seriamente afectado, reduciéndose la producción de testosterona en favor de los estrógenos.


El uso de ftalatos en los juguetes está regulado, está prohibida su utilización para estos menesteres, de manera que los riesgos de asimilación quedan controlados salvo en el caso de los productos made in China, pero en el caso de los juguetes sexuales no existe regulación alguna. Así que la moraleja que extraigo de todo esto es, que quien con pollas de goma juega, eunuco a su descendencia deja.


Lo que no entiendo es cómo habiendo carne, la gente se empeña en utilizar plásticos… me da que la carne va a menos a medida que los sementales se atiborran de mierdas, se depilan y se ponen cremitas de sabores en la porra, y claro, las señoritas recurren al plástico modelado a base de ftalato, algo que no hace más que agravar el problema, porque después las nuevas generaciones de niños salen con la antena atrofiada y no dan señal, con lo cual, como la cosa siga por esos derroteros, recurrir a las pollas plásticas será una cuestión obligada para darse gusto y tan triste como para los que tengan que recurrir a cremas refrigeradoras de nabos y demás memeces que fabrican hoy día porque no saben utilizar la maza con imaginación.


En fin, me considero un tipo con suerte… los ftalatos no han hecho mella en mí porque mi madre me daba sopa de ajos a los cuatro años y chupé de la teta, y sobre todo mi madre no jugó con cosas raras, al menos de plástico, de manera que la antena funcionó, quizá demasiado pronto, y aun empina con ligero desvío hacia la derecha, de manera que mi señora esposa está la mar de contenta.


Así que dejaros de pollas plásticas, procuraros una vida sana y que le den a los ftalatos… lo digo por el bien de la humanidad.


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