lunes, 29 de julio de 2024

 Ando un poco desconectado de lo que pasa en el mundo, pero me llegan algunos flashes… el panorama habitual de nuestro país de pandereta, las no elecciones de Venezuela, las Olimpiadas de Paris. Sobre esto último me ha llegado una imagen, cuanto menos pintoresca, aunque no sé qué tiene que ver con los juegos olímpicos. Me refiero a esa escenificación tan particular de la cena, sospechosamente parecida a la referida en la Biblia. Intencionalmente, parece ser un guiño a la tolerancia y la diversidad de los colectivos de marras. Los guiños están bien, pero no sé qué pinta la religión en este caso, en particular, la católica. Y aquí opina el ateo, que soy yo.

No parece que, para los franceses, la iglesia católica sea un colectivo que requiera llamársele la atención con estos guiños, cuanto menos esperpénticos, entre otras cosas porque las iglesias católicas, que no las mezquitas, allá están cada vez menos concurridas y sus integrantes más extremistas no tienden a pasar a cuchillo, de facto o figurativamente, a los infieles.

Los guiños enfocados a las religiones, habría que hacérselos a cierta fe, que cuanto menos, somete a las mujeres y rechazan visceralmente la homosexualidad y cualquier variante de las que hay actualmente.

Pero si hicieran una representación en el mismo tono folclórico, dando vueltas a una réplica en cartón piedra de la Kaaba de la Meca, una vez más, ardería Paris y no iban a poder entrar en Saint-Denis ni con la Légion étrangère y su espíritu de le combat de Camerone.

En cualquier caso, y volviendo a las olimpiadas, entre el espectáculo que dio Antonio Rebollo con su arco en las Olimpiadas de Barcelona, que bien podría pertenecer a ese colectivo sin perder honorabilidad, y el gazpacho gabacho de las de París (sin desmerecer el resto de la ceremonia), me quedo con lo primero, es como que viene más a cuento.

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