Si se diera un garbeo mediático por los dominios del
movimiento paramilitar del fervor, allá en aquellas tierras roturada por
disputas religiosas, ella no osaría marcar pezoncillos bajo la camiseta (esa
moda de la sexualización según en qué casos y conveniencia), ni lucir la
bandera LGTBI o sus variantes. Tampoco se ataviaría a la moda occidental, iría
recatada, acorde con la “tradición” impuesta por los que acá tildaría sin recato,
de “señoros”. Llevaría su modelito confeccionado por sumisas palestinas, que
para eso las tienen allá, para coser, cocinar, cuidar de los hijos y las hijas
(las hijes allá no están permitides) someterse al macho, y en un momento dado
convertirse en mártires o escudos humanos.
Es justo lo que no quiere para ella acá, pero tolera para
las demás de allá, en delirante contradicción porque le viene bien para sus
intereses, o quizá para pagar los intereses de sus políticas financiadas por
los de Oriente Próximo, Medio, y más allá.
Pero claro, la gente es tonta hasta cierto punto y el chollo
se le desinfla. Quedan cuatro gatas, gatos (y gates) que les votan, aún así ahí
está, enmendando la plana al resto de su gobierno desgobernado, marcando
pezones reivindicativos, que lo de echar cojones ya es pasado y casposo, salvo
que sean los cachorros de los paramilitares del fervor, los de los cohetes que
caen incluso en sus propias líneas pero que, aun así, les viene al pelo para
enfervorizar a las masas que solo creen en lo que quieren creer. Les viene al
pelo a los del fervor, como a ella a los pezones.
miércoles, 18 de octubre de 2023
DE FERVORES Y CONTRADICCIONES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario