miércoles, 18 de octubre de 2023

DE FERVORES Y CONTRADICCIONES

Si se diera un garbeo mediático por los dominios del movimiento paramilitar del fervor, allá en aquellas tierras roturada por disputas religiosas, ella no osaría marcar pezoncillos bajo la camiseta (esa moda de la sexualización según en qué casos y conveniencia), ni lucir la bandera LGTBI o sus variantes. Tampoco se ataviaría a la moda occidental, iría recatada, acorde con la “tradición” impuesta por los que acá tildaría sin recato, de “señoros”. Llevaría su modelito confeccionado por sumisas palestinas, que para eso las tienen allá, para coser, cocinar, cuidar de los hijos y las hijas (las hijes allá no están permitides) someterse al macho, y en un momento dado convertirse en mártires o escudos humanos.
Es justo lo que no quiere para ella acá, pero tolera para las demás de allá, en delirante contradicción porque le viene bien para sus intereses, o quizá para pagar los intereses de sus políticas financiadas por los de Oriente Próximo, Medio, y más allá.
Pero claro, la gente es tonta hasta cierto punto y el chollo se le desinfla. Quedan cuatro gatas, gatos (y gates) que les votan, aún así ahí está, enmendando la plana al resto de su gobierno desgobernado, marcando pezones reivindicativos, que lo de echar cojones ya es pasado y casposo, salvo que sean los cachorros de los paramilitares del fervor, los de los cohetes que caen incluso en sus propias líneas pero que, aun así, les viene al pelo para enfervorizar a las masas que solo creen en lo que quieren creer. Les viene al pelo a los del fervor, como a ella a los pezones.

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