jueves, 11 de enero de 2018

KIT ANTI NEVADA.
No seré yo el que dé la cara por el gobierno del PP compuesto por una estirpe de incompetentes, al mismo nivel que otros gobiernos del pasado, pues con la clase política que tenemos, ya se sabe. Pero a colación del kit de marras, que ha sido objeto del cachondeo general, incluidos los medios de comunicación, tengo algo que decir.
En primer lugar, que ese choteo generalizado no hace más que recalcar el grado de ignorancia del personal, sobre todo de los medios de comunicación que plantean jocosamente dónde se meten las paletas.
Para mí no es una novedad ese kit, lo he llevado de siempre, adaptado a mis necesidades, sobre todo por razones de trabajo cuando tenía que tirar de 4x4, pero como no me ha ocupado tanto espacio como afirman estos indocumentados, lo sigo llevando en mi coche convencional adaptándolo a las circunstancias, porque es obvio que llevar cadenas en verano camino de Sevilla, es una gilipollez. Y empiezo a desglosar lo más llamativo.
La pala… llevo una, pero no es una pala de obra como la que muestran los gilipollas de los medios, es una pala plegable tipo zapapico, de las que llevan los soldados de infantería en su mochila, que apenas ocupa 20 centímetros cuadrados. ¿Una estupidez? Que se lo pegunten a más de un listillo a quienes he echado una mano, no ya en la nieve, sino por quedarse atascado en un camino de tierra a pie de playa en pleno verano. El único inconveniente es ese, que el que tiene la pala, cava.
La linterna… llevo dos, pero no es una linterna de cuatro pilas de petaca, son dos pequeñas linternas que caben en un puño cerrado pero que dan una luz del carajo.
Botiquín… llevo uno, y lo he tenido que utilizar en más de una ocasión, pero no se trata de un maletín medicalizado de los que lleva el SAMUR, evidentemente. Ocupa bien poco para lo útil que puede ser en el instante menos esperado.
Un silbato… llevo uno, qué casualidad. Ocupa lo que ocupa un silbato, nada ¿Su utilidad? No será la primera vez que alguien se sale de la carretera y acaba en un barranco fuera de la vista de los conductores, y por estar atrapado, no puede llamar la atención de ninguna de las formas. De hecho conozco un caso de un motorista que cayó a un campo de trigo y no fue encontrado hasta una semana después… muerto.
Manta… llevo un poncho liner militar, que plegado cabe en uno de los bolsillos del asiento trasero de cualquier coche, junto a los chalecos reglamentarios. Si alguien se cuestiona la utilidad de una manta en la carretera en un momento dado, es que le falta un hervor.
Gorro y guantes… tres cuartos de lo mismo. ¿Qué ocupa eso? Cuántas veces dice alguno, uy, si tuviera un gorrito. El mío va en el salpicadero.
Traje de agua… Evidentemente en agosto no lo llevo, pero en invierno he perdido la cuenta de las veces que me ha sacado de un apuro. ¿Qué ocupa plegado? Apenas nada.
Las cadenas… Lo dicho, si voy a Sevilla en verano, dudo que las meta, pero incluso cuando no nieva pueden resultar útiles.
Cable de carga para baterías… anda que no.
Caja de herramientas… pues algunas básicas no están de más, no hace falta llevar el soporte que llevan los del París Dakar.
Lo de llevar barritas energéticas, frutos secos y el agua, pues si vas a realizar un viaje largo, por qué no ¿Cuánto ocupa eso?
No se menciona un extintor, pero yo llevo uno, y una navaja multiusos, y algunas barras de luz química en la guantera… ¿Cuánto me ocupa todo eso? Lo suficientemente poco, debidamente distribuido, como para que quepan todas las maletas que se pueden llevar dentro de un coche de tipo medio, dentro de lo razonable. Así que no entiendo tanta jocosidad y me preocupa tanto ignorante suelto, de los que para salir a hacer footing, no dudan en colocarse toda suerte de aparatejos como si fuesen a la luna.
De ese listado, lo único que me parece un poco excesivo es llevar una emisora de radio, en primer lugar porque para operar con ella es necesario tener la licencia correspondiente, pues lo que faltaba ya, es que el gilipollas de turno, se pusiese a pisar los canales de emergencia en plena crisis para decir, sáquenme de aquí que estoy en el Angliru en pijama de rayas, cuatro por cuatro dieciséis, cambio.

En fin, que el que la lleva la entiende, que yo conozco a uno que llevando un 4x4, lo atascó en la playa, subió la marea y se quedó sin coche, todo porque no tenía un abrelatas y salió a buscar uno. Pero esa historia la contaré otro día.

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