AUTORRETRATO ELÉCTRICO
La jornada se presentaba aciaga y tenía la aguja mareada, pero me negué a dejarla pasar sin pena ni gloria,
así sin más, de manera que decidí salir y dedicarla a la fotografía.
Eché un buen rato tomando instantáneas entre Barbate, Vejer y Conil, donde acabé ya de noche. Cuando creí
haber capturado todo el pescado se me presentó otro caladero. Según salía de
Conil, buscando la autovía vi caer un rayo por la zona de Medina Sidonia.
Había fotografiado poco antes nubes de evolución por aquella parte así que no
me sorprendió demasiado. Una vez en la autovía, ya de regreso a casa, la
actividad se intensificó y empecé a plantearme la posibilidad de desviarme a la
altura de Chiclana para tomar dirección Medina con la intención de buscar la
tormenta.
Con esa idea iba cuando observé
que por en NW se iniciaba otro frente
tomentoso más activo que en que se desarrollaba por la zona oriental, y ese
frente me pillaba de camino a casa, así que me dirigí directamente hacia él con
la esperanza de llegar a tiempo de cazar la tormenta colocándome en un lugar con buenas
vistas.
Cuando llegué al desvío que suelo
coger para llegar a casa, la salida 646 de la A-4 que lleva a la N-IV que
accede desde el norte al Puerto de Santa María, me desvié por un carril que
conduce al complejo endorreico de Hato la Carne, deteniéndome en un cruce de
caminos que domina toda la campiña noroccidental del Puerto y Jerez.
La tormenta se aproximaba
descaradamente desde el NW así que lo tuve fácil para orientar la cámara en
dirección hacia el lugar donde se producían el mayor número de rayos. Monté el
trípode de mierda que tengo sin extender las patas para que no cimbreara con
el viento, enfoqué manualmente al infinito con la óptica ajustada a 21,2 mm
(aplicando el factor de marras para los que no tenemos una full frame) dejé la
ISO en 100 porque no me gusta el ruido en las imágenes nocturnas, f 11 y 30” de
exposición… y me puse a disparar.
En esas estaba cuando eché de
menos algún elemento más en la composición, así que me puse yo, con tal suerte que en ese mismo instante, a las 21 horas, 41 minutos, 54 segundos
computados por la cámara, se produjo el mejor fogonazo de todos los que cacé constituyendo sin duda el mejor autorretrato
que me haya hecho jamás, o al menos el más espectacular.
Algunos dirían que Dios quiso
iluminarme, y otros que el diablo intentó partirme en dos con un rayo, en cualquier caso me tomé en serio la señal, pues la tormenta se acercaba demasiado
y se mascaba la electricidad estática. Seguí realizando fotos, poniendo el
coche como elemento en la composición, y me agaché para evitar ser una diana
tan evidente, aunque los rayos tenían donde elegir en lugares que estaban más
elevados que mi posición. Cuando empezó a llover estaba claro que tenía el frente
prácticamente encima, así que decidí desmontar el chiringuito y quitarme de en
medio para no tentar al diablo, o a Dios, vaya usted a saber.
A posteriori, observando la
imagen, he podido comprobar que el rayo cayó a poco más de 4 km de mi posición,
en una estación de energía eólica junto a los que paso en muchas ocasiones
cuando salgo en bicicleta.
Por aquí se dan pocas tormentas, un fenómeno meteorológico
que me fascina, así que no se presentan muchas oportunidades para atrapar
relámpagos. El último lo cacé el pasado año desde el WC de casa, con eso lo
digo todo. Así que después de esto, puedo sentirme satisfecho, ya no solo con
el autorretrato, sino con las que tomé seguidamente y que muestro en esta entrada.
Mereció la pena escapar del tedio y salir a vivir emociones
cuanto menos electrizantes, mal rayo me parta si no es cierto lo que digo. A continuación, la secuencia de fotografías.
J.M. Arroyo
J.M. Arroyo
Un placer recibirte en mi blog, personas como tú le dan valía. Yo también visito el tuyo y leo tus artículos con los que estoy bastante de acuerdo en bastantes ocasiones.
ResponderEliminarUn saludo y un abrazo por los viejos tiempos de instituto en la barriada de la Paz en los que fuimos compañeros de aula, te recuerdo perfectamente.
Ojalá un día pudiera saludarte en persona.