jueves, 17 de enero de 2013


Happy dog

Nadie sabía cómo se llamaba, nadie sabía si tenía dueño o si se movía libre como las aguas que invadieron Las Pachecas. El caso es que aquel chucho apareció por allí y jugaba con un tipo que no era su dueño y que le lanzaba objetos al agua. El chucho, a pesar de estar cojo de su pata trasera derecha, salía raudo y veloz tras el objeto que solían lanzarle al agua, y no descansaba hasta atraparlo entre sus fauces.

Cuando lo conseguía, regresaba para entregar el objeto al lanzador con la intención de que se lo volvieran a lanzar de nuevo, a pesar de que el animal tiritaba de frío.
Era la cara amable de aquella situación trágica, la cara en la que no se suelen fijar los reporteretes que ahora se estilan, estos que sólo buscan las situaciones morbosas y preguntan lo obvio, cosas como…señora, cómo se siente usted después de ver su casa bajo el agua… o señor, tiene usted miedo de que se lo lleve una riada como la que se llevó a su hermana… Mal nacidos, así venga una y se los lleve a ellos.

Perro feliz… happy dog, por eso de ponerme al día con el inglés de los cojones. Si no hubiéramos perdido en Flandes, si hubiéramos ganado en Trafalgar, y no hubiéramos perdido Cuba y dejado tirados a los últimos de Filipinas, quizá hoy el castellano sería la lengua oficial a nivel internacional... Qué le vamos a hacer… It is the life, my friend.



4 comentarios:

  1. El problema real no es lo que perdimos, sino lo que estamos perdiendo... un saludo

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  2. Tu te equivocaste de profesión. Tus reflexiones son siempre cojonudas tan buenas como tus fotos.
    Un abrazo
    M.Marq

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  3. Tienes buenos articulos, Felicitaciones por tu Blog, Visita tambien el mio, comenta, suscribete y sigueme, que yo tambien hare lo mismo, gracias.

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  4. No tendrá algo que ver, lo de entonces y lo de ahora -pregunto- que siempre salimos corriendo detras del palo, incluso tiritando y sin reflexionar??

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