EL BÚNKER NÚMERO UNO

Búnker número 1 de Camposoto. En lenguaje figurado, proa a la mar, escorado a estribor y con los días contados. Construido en los años cuarenta del pasado siglo XX siguiendo los planes de la Comisión de Fortificación de la Costa Sur (CFCS) para sosegar los temores del dictador ante una posible invasión de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, va perdiendo en lenta agonía, la batalla contra el mar, una batalla para la que no fue concebido. Como suele decirse, la mar pone las cosas en su sitio reclamando lo suyo y devolviendo lo que no le corresponde.

Todavía hay quienes niegan la evidencia de la subida del nivel del mar en los últimos tiempos, pero esta imagen deja al descubierto su error. Cuando construyeron estos búnkeres, obviamente fueron emplazados fuera del alcance de las pleamares. Actualmente quedan rodeados por la mar en esas circunstancias, socavando la base de apoyo.

LA ÚLTIMA VEZ

Martes 22 marzo 2022 al mediodía.  SH-3D Sea King de la Armada Española. Lo fotografié como cazan a los conejos, a tiro instintivo. Tenía colgada la cámara en el contenedor de buceo, ubicado en el Muelle 1 de la base naval de Rota, cuando lo vi venir por el norte, procedente de su base. Tuve el tiempo justo para sacar la cámara de su funda y disparar poco antes de que desapareciese tras las edificaciones de la US Navy.

Fue la última vez que pude fotografiar esta vieja gloria, que sería retirada del servicio meses después tras 55 años de vida operativa en la Quinta Escuadrilla . Los vi volar por estos cielos desde mi más tierna infancia, formaron parte del paisaje en las maniobras militares en las que tomé parte a primeros de los 80, y en muchas ocasiones, trabajando en la mar, me sobrevolaron como ese 22 de marzo, aportando cierta sensación de seguridad por lo que pudiera pasar, porque la mar, además de hermosa, puede ser muy puñetera. Hoy, trasteando en mi archivo fotográfico, apareció, y ya saben, las fotografías, según los casos, pueden resultar muy evocadoras.

LA CONSPIRACIÓN DE LAS HADAS

Marzo de 2025. La borrasca Jana fue cosa de ellas. Cuchicheaban en un idioma extraño, mientras nubes oscuras evolucionaban en sentido levógiro sobre las hadas conspiradoras. Menudo tangai liaron en Cádiz invocando, primero a Jana, y poco después a Konrad, dando lugar a que se solaparan y generaran el caos a dúo. Estoy deseando volvérmelas a encontrar, cuchicheando en ese idioma extraño, y que den lugar a otra borrasca con nombre propio, o dos, o tres, una orgía de borrascas que nos pongan en el lugar que nos corresponde, que andamos muy dispersos y atontados, y eso no puede ser bueno.

A MERCED DE LAS OLAS

A merced de las olas, desde el otro lado del Estrecho, lleva tiempo varada en cierta punta de cierta playa. Incierto es el destino del pasaje forzado a huir por sus circunstancias. Es algo aterradoramente cotidiano, como la presencia de petacas de gasolina desparramadas por la costa, tiradas ya vacías por los que trafican indistintamente con drogas y con personas. Lanzan petacas por la borda, con la misma indiferencia que a las personas con las que trafican.

FRESCURA INFANTIL

Frescura infantil. Por unos segundos participé de esa emoción, de esa alegría, de esas edades en las que el mundo y el tiempo se antojan infinitos, y las olas del mar, un juego de niños. Seguidamente se activó mi instinto adulto, curtido por los avatares de la vida. Las olas no son lo que aparentan, y la frescura puede trocarse por frio. El mundo está demasiado acotado y el tiempo se escapa entre los dedos como agua de mar.  Como dijo aquel desalmado artillero de helicóptero; qué puta es la guerra.