domingo, 27 de julio de 2025

LA FARSA DEL ORGULLO: CLASES, ORÍGENES Y LA VERDAD DE NUESTROS ANHELOS.

Me llama la atención la gente que dice sentirse orgullosa de ser de clase trabajadora, pero en cuanto tienen ocasión, tratan de escapar de ella sin excepción. De hecho, muchos que lo siguen siendo se definen de clase media, como si colocarse esa etiqueta los librase de su realidad.

Es como el que nace en un poblacho ubicado en un secarral del interior, con cuatro chozas de mierda y una charca putrefacta, y se siente orgulloso por ello, aunque en su fuero interno anhela irse a vivir en un casoplón junto al mar.

Supongo que tendrá mucho que ver la necesidad de formar parte de la identidad de grupo, ese miedo que tiene la gente a nadar contra la corriente en la que está inmersa, que les impide llamar a las cosas por su nombre. Puedo entenderlo como un mecanismo de defensa o cohesión grupal; la gente prefiere ignorar la realidad colectiva y la suya propia, para evitar el conflicto o el ostracismo, pero no lo comparto y procuro no entrar en esa dinámica, al menos conscientemente.

Si algo es una mierda, por mucho que se envuelva en papel de regalo, seguirá siendo una mierda, con independencia de la clase social en la que quieran emplazarnos o del lugar en el que hayamos nacido. De otro modo, solo sería consuelo para bobos y acomplejados. A fin de cuentas, nacer en el seno de una familia pobre o en el de una rica, en un país del Tercer Mundo o del primero, no depende de nosotros. Las elecciones vendrán después, y será de nuestras acciones de las que podremos sentirnos orgullosos o no…  N'est-ce pas?

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