viernes, 7 de octubre de 2022

E.M-P

 


(AVISO A NAVEGANTES: Texto no apto para personas sensibles y seres de luz. Quien lo lea, lo hará bajo su propia responsabilidad, y quien exprese su indignación, puede ser enviado al diablo sin decoro alguno y música de ac/dc, tema a elegir)


El escenario bélico pinta mal. Los dirigentes de las grandes potencias ya hablan sin tapujos sobre un posible holocausto nuclear, pero creo que no hay que ser alarmistas al extremo. Existe el término medio en materia de holocausto. Por ejemplo, provocar una explosión nuclear a gran altura (unos 300 kilómetros) con una ojiva de 20 kilotones molones. El fogonazo y la onda expansiva apenas producirían efectos sobre la superficie terrestre, pero la pulsación electromagnética generada, conocida por sus siglas en inglés E.M.P. no dejaría fusible con cabeza a menos que estuviese debidamente protegido. Entonces vendría lo divertido.
De entrada, olvidaros de vuestros móviles, de las redes sociales y de pagar con ellos, que ya hay que ser imbécildependiente para llegar a ese extremo. Al carajo las comunicaciones interpersonales, el muro de FB y el postureo del Installeches.
Paralelamente, olvidaros de pagar con tarjeta, porque todos los servicios informáticos ordinarios se vendrían abajo, y a ver cómo convences a los cajeros del Mercapollas, de que tienes saldo. Lo mismo con el banco.
De vehículos última generación, ay qué risa. Sus chips quedarán como churrascos pasados de parrilla, y la mayoría de sus usuarios lamentarán no tener un clásico. El 600 volverá a ser el rey de la carretera. Pero ojo, la gasofa hay que sacarla y los cajeros y las bombas no funcionan, qué contrariedad.
Y luego el agua del grifo en las cómodas ciudades. Ni una gota oiga, que los sistemas de suministro electrónicos también se han frito. Pero no pasa nada, están los pozos y las piscinas de los paisanos, que se armarán hasta los dientes para defender el preciado líquido, salvo que lo requisen las fuerzas armadas. Y de la electricidad, jodido estará quienes tengan vitrocerámica para cocinar, y sus decisiones dependan de la tal Alexa. ¡Alexa qué hago!
Y las mascotas, madrepariós, que ya hay más mascotas que niños, niñas y niñes en este país. Cuando acucie el hambre, algunos propietarios empezarán a mirar a sus gatos, a sus perros, o a sus loros tocapelotas, con otros ojos, así, como dorándose a un fuego con un palo metido por la Antártida. Otros, con la pinza ida de serie, optarán por la autoeliminación para que sus “bebés” de cuatro patas puedan disponer de los cuerpos de sus “papis”, porque a eso hemos llegado. Pero en su derecho están. Que cada palo aguante a su mascota.
Ni qué decir, del caos en los hospitales, en los organismos públicos, de las algaradas y los saqueos aprovechando la confusión y la inoperancia de los sistemas de alarma. Y los del bareto comunitario, entrando en pánico mientras yo, desde la azotea aireando mis santos cojones, les increpo en plan, qué, ya no tenéis ganas de jarana porque la vamos a cascar antes de agosto ¿eh?
En fin, que visto lo, casi E.M.P. (Es Mejor Palmar). Por si acaso, encantado de haberos conocido, y si salimos de ésta, presionad el gatillo de la regadera de plomo antes de preguntar.

 

 

 

1 comentario:

  1. ¡Jopé! ¿Y ahora quien es el guapo capaz de dormir? ¡Aiinnsssss!
    Esta entrada se la damos a El Selu y es Primer Premio de fijo...

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