(AVISO A NAVEGANTES: Texto no apto para personas sensibles y seres de luz. Quien
lo lea, lo hará bajo su propia responsabilidad, y quien exprese su indignación,
puede ser enviado al diablo sin decoro alguno y música de ac/dc, tema a elegir)
El escenario bélico pinta mal.
Los dirigentes de las grandes potencias ya hablan sin tapujos sobre un posible
holocausto nuclear, pero creo que no hay que ser alarmistas al extremo. Existe
el término medio en materia de holocausto. Por ejemplo, provocar una explosión
nuclear a gran altura (unos 300 kilómetros) con una ojiva de 20 kilotones
molones. El fogonazo y la onda expansiva apenas producirían efectos sobre la
superficie terrestre, pero la pulsación electromagnética generada, conocida por
sus siglas en inglés E.M.P. no dejaría fusible con cabeza a menos que estuviese
debidamente protegido. Entonces vendría lo divertido.
De entrada, olvidaros de vuestros
móviles, de las redes sociales y de pagar con ellos, que ya hay que ser
imbécildependiente para llegar a ese extremo. Al carajo las comunicaciones interpersonales,
el muro de FB y el postureo del Installeches.
Paralelamente, olvidaros de pagar
con tarjeta, porque todos los servicios informáticos ordinarios se vendrían
abajo, y a ver cómo convences a los cajeros del Mercapollas, de que tienes
saldo. Lo mismo con el banco.
De vehículos última generación,
ay qué risa. Sus chips quedarán como churrascos pasados de parrilla, y la
mayoría de sus usuarios lamentarán no tener un clásico. El 600 volverá a ser el
rey de la carretera. Pero ojo, la gasofa hay que sacarla y los cajeros y las
bombas no funcionan, qué contrariedad.
Y luego el agua del grifo en las
cómodas ciudades. Ni una gota oiga, que los sistemas de suministro electrónicos
también se han frito. Pero no pasa nada, están los pozos y las piscinas de los
paisanos, que se armarán hasta los dientes para defender el preciado líquido,
salvo que lo requisen las fuerzas armadas. Y de la electricidad, jodido estará
quienes tengan vitrocerámica para cocinar, y sus decisiones dependan de la tal
Alexa. ¡Alexa qué hago!
Y las mascotas, madrepariós, que
ya hay más mascotas que niños, niñas y niñes en este país. Cuando acucie el hambre,
algunos propietarios empezarán a mirar a sus gatos, a sus perros, o a sus loros
tocapelotas, con otros ojos, así, como dorándose a un fuego con un palo metido
por la Antártida. Otros, con la pinza ida de serie, optarán por la
autoeliminación para que sus “bebés” de cuatro patas puedan disponer de los
cuerpos de sus “papis”, porque a eso hemos llegado. Pero en su derecho están. Que
cada palo aguante a su mascota.
Ni qué decir, del caos en los hospitales,
en los organismos públicos, de las algaradas y los saqueos aprovechando la
confusión y la inoperancia de los sistemas de alarma. Y los del bareto
comunitario, entrando en pánico mientras yo, desde la azotea aireando mis
santos cojones, les increpo en plan, qué, ya no tenéis ganas de jarana porque la
vamos a cascar antes de agosto ¿eh?
En fin, que visto lo, casi E.M.P.
(Es Mejor Palmar). Por si acaso, encantado de haberos conocido, y si salimos de
ésta, presionad el gatillo de la regadera de plomo antes de preguntar.
¡Jopé! ¿Y ahora quien es el guapo capaz de dormir? ¡Aiinnsssss!
ResponderEliminarEsta entrada se la damos a El Selu y es Primer Premio de fijo...