viernes, 18 de mayo de 2018


PÓBRECITOS NARCOS DE LA ATUNARA.

La Atunara (La Línea de la Concepción-Cádiz). Una reportera le pregunta a un vecino sobre la proliferación del narcotráfico en la zona, y el fulano responde que el problema de fondo es el paro y que “las pobres criaturitas” tienen que buscarse la vida de alguna manera.
Aceptemos pulpo como animal de compañía. Aceptemos que una familia desesperada tenga que recurrir al narcotráfico  para comer… Para comer, no para comprarse un bemeuve, una moto de gran cilindrada, anillos de oro o relojes de lujo.

Además, si el problema de fondo es el paro, sin duda vinculado a la falta de formación a la altura de la era de las nuevas tecnologías, los narcos circunstanciales podrían gastar los pingües beneficios que obtienen de esa actividad, además de en comer sanamente, en formarse para salir del agujero. Esto es, mamá, papá, me hago un par de portes, y con el dinero que saque me pago los estudios, puta que es la vida.

Para mi desgracia, soy una de esas personas de cierta edad a la que la crisis pilló con el paso cambiado, o mejor dicho, nos cambiaron las reglas del juego convirtiéndonos a pesar de nuestra experiencia, en trabajadores obsoletos por edad y por una mera cuestión de formas, un nuevo planteamiento de las actividades profesionales relacionado con el negocio de la formación, un entramado creado con nocturnidad y alevosía  para exigir titulaciones y másteres hasta para manejar un martillo y un cincel, desmereciendo cualquier titulación o experiencia profesional anterior. Un entramado en definitiva, creado para que unos cuantos listillos se enriquezcan a costa forzarnos a entrar por el aro, de manera que quienes no dispongan del capital necesario, quedarán excluidos del ámbito laboral o estudiantil, pues la mayoría de estos centros de formación pertenecen al capital privado, en tanto que los públicos no son más que una tomadura de pelo para que los políticos de turno se enriquezcan, tal como hemos comprobado en Andalucía con el tema de los “cursos de formación”.

Por tanto, para salir del hoyo en el que nos han metido, dado que la formación que exigen hoy día requiere sobre todo inversión, me vendrían muy bien unos miles de euritos para sacarme la capacitación de piloto de drones y formarme en algunas de sus múltiples aplicaciones que proporcionan salidas profesionales muy demandadas, comprarme un dron y de ese modo montarme la película por mi cuenta “reinventándome” por enésima vez como proclaman estos listillos de recursos humanos.

Sería maravilloso poder hacerlo, pero como no tengo recursos económicos, tengo que joderme, y aun así, no me planteo dedicarme al narcotráfico para costearme esa formación. Sin duda el paro es un problema descomunal que hay que resolver, pero no es excusa válida para que quienes lo padecen se dediquen a actividades criminales que generan un daño terrible a la sociedad. Así que a esas “pobres criaturitas”  de la Atunara, que les den leña y los quiten de la circulación, que doten a las fuerzas de seguridad de los medios y la autoridad necesaria, y que endurezcan las leyes, porque esos fulanos no tienen justificación alguna, mucho menos cuando no demuestran intención de salir del hoyo, pongamos que formándose como pilotos de drones, salvo que sea para traficar empleando las nuevas tecnologías con la finalidad de comprarse, no uno, sino tres bemeuves, muchos colgantes de oro, muchos relojes de lujo y mucha farlopa para consumo propio.

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