jueves, 9 de julio de 2015


IDEALES Y BORREGOS

  Los ideales, con independencia de la buena o mala fe del idealista que los parió, acaban cumpliendo una función… que la gente no piense demasiado. Da igual que sean de derechas, de izquierdas, anarquistas, nacionalistas, radicalistas, ecopacifistas, trotskistas, o los tropecientos istos, istas, e ismos que se puedan enumerar, que haberlos los hay a patadas.
  El caso es que tener criterio propio para cada una de las situaciones que puedan plantearse en la vida, resulta una ardua tarea, implica un esfuerzo mental considerable, y todo lo que requiere esfuerzo, suele ser malquisto. Además acabas siendo impopular frente a la masa obediente, y la gente quiere todo lo contrario, la gente quiere ser popular, la gente quiere acaparar reconocimiento y aceptación por parte de un grupo, no críticas o rechazo, cuando ser rechazado por determinados colectivos resulta incluso conveniente.
  Lo que suele hacer la gente, es adoptar el ideal que más se aproxima a las ideas propias, o simplemente adoptarlo a secas, con la finalidad integrarse en un grupo para sentirse reconocido y aceptado, adoptando una identidad a todas luces artificial. En definitiva, simplificar el asunto para no tener que pensar en exceso, que pensar demasiado es malo, y crearse una identidad propia, peor aún.
  Los ideales son una creación humana, y como tal, resultan imperfectos, pero quien adopta un ideal, generalmente lo asume en su totalidad, no se suele molestar en cuestionar lo que es susceptible de ser imperfecto, injusto, poco práctico, no adecuado, no razonable, etc. Lo que se dice fe ciega en el ideal.
  Por tanto, las personas que adoptan un ideario, son previsibles, y al serlo, son controlables… y mira tú que patético resulta, que al final lo que se obtiene es una panda de borregos que entra a saco contra todo aquello que no tolera el ideario que han adoptado, con independencia de que sea razonable o no. Además todos tienen un look determinado, que de por sí, da pistas sobre cómo piensan, así de previsibles acaban resultando.
  Es esto lo que buscan los ideólogos, estrechamente vinculados con el poder, gente servil a una “causa” gente sin criterio propio, que no cuestione nada, que asuma sin preguntar. Y cuando me refiero al poder, no me refiero exclusivamente a los que gobiernan, también a los que aspiran a gobernar, lo que incluye a los llamados colectivos ciudadanos, tan en boga últimamente. Mientras más politizada e idealizada esté la sociedad, más controlable será para las distintas fuerzas que aspiran a obtener el poder, o a perpetuarse en él.
  Así veo las cosas, es mi criterio, seguramente erróneo o imperfecto. Ni me considero mejor, ni me considero peor que los demás, simplemente procuro ser coherente, formarme con criterio propio, adoptando lo que considero bueno de unos y de otros, y aceptando la posibilidad de que puedo equivocarme, un reconocimiento que me permitirá rectificar.
  A mí me puede gustar el surf, pero no por eso me tiene que gustar la música de los Beach Boys, las bermudas, las furgonetas VW Camper y las caipiriñas con sombrillita…
Bueno, las furgonetas VW Camper sí me gustan, las cosas como son.


JM Arroyo



No hay comentarios:

Publicar un comentario