martes, 27 de enero de 2015


EL KIOSCO DE LIBROS

Me llamó la atención por una razón, la ausencia de rejas. Cuando  me aproximé, lo comprendí… se trataba de libros. ¿Quién va a robar un libro? Los libros agonizan en las librerías, la gente huye de ellos como de la peste, así que, para qué poner rejas. Si los libros pudieran fugarse por sí mismos,  tal vez colocarían rejas, más que nada para evitar el riesgo de contaminación cultural, no sea que a la gente le dé por leer, escape de la red que los atonta, y opte por tener criterio propio.

No había rejas, ni tampoco había nadie dentro para dar salida a esos libros. Un sábado por la tarde… ¿Quién va a perder el tiempo libre leyendo un sábado por la tarde?  Los bares y los comercios de otra variedad, sí estaban abiertos a tutiplén, es lo que busca la gente, consumir sin más… ¿Para qué mantener abierto un kiosco de libros, aunque para su lectura sólo se requiera un carné de biblioteca?

Me dieron ganas de romper el cristal y robarlos todos, llevarme aquel tesoro devaluado. A fin de cuentas ¿Para qué  molestarse en detener a un ladrón que roba un kiosco de libros del  que no se ocupa nadie? El kiosco municipal quedaría libre de ese lastre constituido por libros, podría dedicarse a otros menesteres más rentables, menesteres que justifiquen la colocación de unas rejas y la de alguien que se ocupe del cotarro, trabajando 12 horas al día, fines de semana incluidos, vendiendo quizá litronas,  telefonía móvil o maría para consumo propio… a saber.

El menudeo de libros no conduce a nada, es mejor el menudeo de elementos que arrinconan la voluntad de las personas. Fue ese el destino que corrió la librería que había enfrente de este kiosco de libros, una de las mejores librerías de la ciudad, que acabó diluida en un local que quedó vacío, abocado a convertirse en un chino de todo a un euro, donde venderán de todo… menos libros.

Unas buenas rejas, un empleado que se deje explotar, y a seguir tejiendo esa red que atrapa a las mentes, neuronas dormidas que no interesa despertar. La lectura puede despabilar a las personas y eso resulta pernicioso para los intereses del sistema.

1 comentario:

  1. ................la magia de los libros....ese olor.....esa sensación al pasar las páginas..........si lo reconozco......me enamoran.

    Besos

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