La mirada se pierde, la mente se expande y se diluye en la
atmósfera, el corazón se ralentiza y los sentidos se dispersan en el éter, los
cinco sentidos, e incluso a veces un sexto. Puestos a desear bien para los
demás, desearía que todas las personas pudieran sentirse así con independencia
de sus circunstancias, pues lo que más gratifica al ser humano quizá sea la paz
interior, esa paz que he intentado describir torpemente.
Me voy a dejar de
tópicos, de bolas navideñas, de copos de nieve, de fechas de calendario
señaladas en rojo. Me voy a limitar a desearos, no porque toque, sino porque
sí, mis mejores deseos, que no son más que podáis sentiros como me sentía yo
cuando me hice la foto. Que la paz interior os inunde y ahogue todos los
pesares. Un fuerte abrazo.
JAB
Te deseo lo mismo, un saludo.
ResponderEliminarGracias, José María.
ResponderEliminarEs indescriptible lo que se puede sentir en esos momentos en los que se está allí arriba, con el aire limpio, el oido alerta pero descansado, el frío afuera y el calor de las emociones fuertes aunque atemperadas.
Incluso los más ateos, a veces nos preguntamos acerca de Dios...
Me encanta el color de la foto, la matización del fondo y la definición de tu figura a contraluz.
Un abrazo y mis mejores deseos.