jueves, 7 de agosto de 2025

EL PERRO QUE ME LLEVÓ A FLOYD CRAMER Y EL VUELO 605

Perro al trote. O, cómo se refleja mi perra vida en el suelo que piso. Lo de titular fotos no es lo mío, queda claro. Por cierto, ¿alguien de mi quinta recuerda al pianista Floyd Cramer, cuyo sonido se caracterizaba por deslizar una nota desafinada justo antes de la nota correcta? Aquella forma de tocar el piano que lo caracterizaba se denominó slip-note.

Descubrí a Floyd siendo un crío a finales de los sesenta, escuchando aquel mítico programa de radio llamado "Vuelo 605", dirigido por Ángel Álvarez, un operador de radio de Iberia. Aprovechando sus vuelos al extranjero, aquel entrañable asturiano recopilaba vinilos que no estaban disponibles o eran difíciles de conseguir en nuestro país, para compartirlos con nosotros en su programa. Nos abría los oídos a otras músicas, más allá de la que se estilaba en aquella España confinada en sí misma por la dictadura.

Antes de pinchar el disco, el bueno de Ángel hacía una breve introducción con su cálida y característica voz, metiéndonos, a los más jóvenes, pequeñas dosis de cultura musical, como aquello del slip-note, el riff, etc. Recuerdo escuchar aquellos programas, sobre todo en las noches de invierno, porque incrementaban la sensación de calidez junto al humillo que desprendía el vaso de Cola Cao antes de irse a la cama.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la foto del perro? Bueno, las fotografías las hago en situaciones que me evocan algo que, a su vez, no siempre, me evoca pasajes musicales. Por este motivo, cuando las subo a Instagram, suelo acompañarlas de algún tema musical sugerido por la situación.

¿Y por qué el tema "On the Rebound" de Floyd Cramer? Quizá, el trote garboso del perro caminando por la playa de Santa María del Mar me evocó el estilo del pianista. Son cosas de las conexiones neuronales que, por un estímulo a priori imprevisto, generan el chispazo que ilumina determinados recuerdos de un pasado ya lejano: un recuerdo, en este caso, amable.

Por todo lo anterior, podría titular la foto como "El perro de Floyd" o "Slip-note canino", aunque mucho me temo que esto de ponerle título a una foto no es mi fuerte.

 



lunes, 4 de agosto de 2025

EL HOMBRE QUE CAMINABA DE ESPALDAS.

 El perro corría hacia delante, y el hombre caminaba hacia detrás. Creo que la manera “cool” de denominar esta práctica en el mundo del fitness es “retrowalking”. Le atribuyen beneficios tales como la mejora del equilibrio, la tonificación de músculos específicos, el alivio del dolor de las articulaciones, y una mejora de la salud mental.

En este último aspecto, el personaje parecía disfrutar de una experiencia sensorial similar a la de los que consumen sustancias alucinógenas, como si en vez de caminar, volase placenteramente. Me lo he cruzado en alguna otra ocasión y llevaba el mismo rictus de extasiado, agitando los brazos como hacen las gaviotas al sustentarse en el aire. Parecía pletórico de felicidad, pero no sé si se trataba de esa felicidad con cuenta atrás que otorgan ciertas sustancias químicas, era un cuerdo entre locos, o al revés.

La foto la tomé en febrero de este año. Mal lo llevaría el hombre que caminaba de espaldas, si lo hiciera en agosto por ese mismo lugar: perdería el equilibrio, se dañaría músculos específicos al entrar en colisión con las hordas estivales, vería incrementado el dolor en las articulaciones, y la salud mental… podría acabar como si confináramos a una gaviota en una jaula, lo cual sería nefasto para los locos y para los cuerdos. Maldito mes de agosto.