Porque ha sido eso, un apagoncito, lo cual no deja de ser preocupante. Debería servir de aviso, pero me temo que ni por esas, la gente va a tomar conciencia. Pasado mañana se habrán olvidado. Hoy, en vez de ponerse manos a la obra para asegurar el metro cuadrado de sus casas, la gente se dedica a especular sobre las causas del apagón, sin tener ni puñetera idea sobre el asunto. Teorías conspiranóicas de todo tipo, tocadas del sesgo ideológico de cada cual.
A mí me la trae al pairo, porque no depende de mí que se
sepa o no se sepa cómo se ha producido la jodienda energética y con qué oscuro
objetivo, si es que lo hay. Aunque a
estas alturas, deberíamos saber que la red eléctrica de este país hace aguas, y
el agua se lleva mal con la electricidad. Puede haber sido cualquier cosa, pero
lo más preocupante, es que puede volverse a repetir con consecuencias mucho más
catastróficas, sobre todo teniendo en cuenta de quienes dependemos… Que la posibilidad de que se produjera un
apagón era un bulo promovido por la extrema derecha, decía el hideputa que ayer
no dio la cara hasta seis horas más tarde, para no decir nada. Sería preferible
que hubiera sido un ciberataque, que el chocho de intereses que tienen montado el
Estado y las empresas privadas, que pueden derivar en una catástrofe sin
precedentes, más de lo que ha sido esta.
Pero como digo, me la trae al pairo. Lo que tenga que pasar,
pasará, y de mis recursos dependerá que el trance sea más o menos doloso. Ayer,
nuestras particulares medidas de emergencia, funcionaron correctamente, pero
son mejorables, y hoy mismo hemos implementado medidas adicionales para
afrontar otra posible crisis. Habrá quien a estas alturas se siga riendo,
mientras aplaude con las orejas la llegada de la luz, tanto imbécil que anda
suelto. Pero quien ríe el último…
Algunos, simplemente no intuyen la espada de Damocles que
pende sobre nuestras cabezas. En mi planta, la de la puerta “A” llamó al de la
puerta “C” para preguntar si se sabía algo de la avería en nuestro edificio…
Eran las 20:45 h y a esas alturas de la película, no se había enterado de que
el apagón afectaba a todo el país. El de la puerta “C” solo tenía una linterna
de dinamo del Decathlon, de estas a las que hay que darle 50 vueltas de
manivela para obtener 15 segundos de luz. Salimos los de la puerta “B” y les
ofrecimos velas, cerillas y la ayuda que les pudiéramos proporcionar en la
medida de nuestras capacidades, aunque afortunadamente la electricidad se
reestableció pocos minutos después. Así
va la gente por la vida, y como no enmienden la plana, van a caer como moscas.
Hasta la próxima, si es que tenemos luz.