domingo, 1 de septiembre de 2019


PANCETA TATUADA.

Lo que me quedaba por ver. Estábamos cenando en casa, un picadillo con huevas para más señas. El único error, cenar viendo el noticiario.
Es raro que en los noticiarios de ahora no saquen algo relacionado con cuestiones culinarias. En este país nos hemos vuelto muy gourmets, tanto paleto que anda suelto degustando por el mundo, y claro, los medios reflejan la realidad social, o mejor dicho, la inducen. En esta ocasión la cosa iba de panceta y oreja de cerdo al horno, y aquí viene la bomba… tatuada. Yo tenía una rodaja de hueva de merluza a flor de labios, y acabó rodando por el suelo de la impresión. Incluso Lobita reparó en la cara de idiota que se me quedó, algo así como la de Al Bundy, el resignado y mediocre cabeza de familia de la serie “Matrimonio con hijos”.

El caso es que a un cocinero tatuado al extremo, es importante el detalle, se le ha ocurrido innovar tatuando porciones de panceta y orejas de cerdo, empleando tintas vegetales para darle el puntito vegano, y por supuesto, sostenible, que ahora mola mucho. Porque oigan ustedes, la etiqueta sostenible viste que te rilas aunque sea una patraña comercial, pues en este caso, el preparado de la panceta o la oreja porcina, requiere como 24 horas de consumo de energía entre frío y horno, es decir, sostenible por los cojones.

Como si lo viera, vas al restaurante y le dices al binomio chef-tatuador, quiero una deconstrucción de panceta  con un tattoo –mola más decirlo en inglés- que ponga “amor de madre” y al lado, un corazón de Jesús sangrante con alambre de espino, Faustino. Y ahora vas y te lo zampas, pagando un plus sustancioso por eso de la gilipollez del arte efímero. Más valdría pedirle al carnicero un trozo de panceta con el código de barras impreso en tinta de toda la vida, y meterlo en el horno de tu casa.
Pero debe ser que a la gente, como el caso del cocinero este, ya no le queda espacio en el pellejo para estamparse tatuajes, y ahora se crean la necesidad de fagocitarlos. Lo siguiente serán las verduras tatuadas para dar satisfacción al colectivo vegano, lo tengo claro.
Cuánto daño están haciendo las excentricidades de las estrellas del pop, la MTV, los Grammy y Tele5, entre otras armas de destrucción masiva.

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