NO SON TIEMPOS PARA HÉROES.
"No son tiempos para héroes. En el mundo occidental no
hay héroes" Arturo Pérez-Reverte.
Sin embargo, los medios de comunicación sacan a uno todos
los días, como si fueran churros... uno que marca un gol, otro que encesta una
canasta, uno que hace la maniobra de Heimlich a un atorado, otro que le da de
comer a un perrito hambriento desde el balcón de abajo...
Los actos heroicos se han devaluado, quizá por lo que dice
Pérez-Reverte, porque en el mundo occidental ya no hay héroes en el sentido más
clásico, de esos que salvan una vida con absoluto desprecio de la suya propia.
Como no los hay, tenemos que inventarlos.
Aunque quizá sea exagerada esa apreciación y todavía haya
héroes. Lo que no hay es mesura para catalogar los actos heroicos adecuadamente.
Porque considerar un acto de heroísmo el hecho de hacer la maniobra de Heimlich
a un engollipado, me parece una exageración,
maniobra que el que más y el que menos, se la ha realizado alguna vez a
algún amigo o un familiar, sin montar por ello un espectáculo mediático en plan…
oh sí, lo trinqué por detrás, presioné el puño con el pulgar sobre su abdomen y
logré que expulsara el trozo de chorizo de Ronda, con grave riesgo para mi
integridad física y psíquica. Y después lo sacan en el telediario de las tres.
Es como equiparar el hecho de ganar un partido de fútbol,
con la acción de un rescatador que se tira a un mar embravecido, para salvar a
un marino atrapado en un barco que se está hundiendo. Martínez, que no podemos
subiros, que el winche se ha atascado, aguanta lo que puedas, la Virgen del
Carmen, cagüendios y demás…
Así que, héroes en occidente, haberlos los hay, lo que pasa
es que no sabemos reconocerlos, y convertimos en héroe al primero que dobla una
esquina y devuelve una perra gorda a su propietario. Porque resulta que se han
perdido tantos valores, que ya no sabemos diferenciar entre lo que es un acto
heroico, y un deber cívico o profesional.
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