El trece... Con la fama que tiene este número, no sé si desearos suerte o hacer un conjuro. En todo caso un abrazo y que cuanto menos, el nuevo año nos sea leve.
lunes, 31 de diciembre de 2012
miércoles, 26 de diciembre de 2012
El Mar - Música Patrick O´Hearn - Playground .wmv
Combino mis fotos con un tema musical de Patrick O´Hearn...
domingo, 23 de diciembre de 2012
Mantis
Serían las 07:45 local cuando llegué a la puerta del departamento de
topografía, aun cerrada. Allí estaba el insecto verde cuyo nombre científico es
Mantis religiosa y cuyos “motes” populares son varios…santateresa, cerbatana,
taladiós, madre víbora, maríapalito, marigarcía… El caso es que el amigo,
porque era macho, estaba allí puntual en la puerta de los de topografía, y
pensé que se había ganado el honor de entrar conmigo y ocupar un puestecito en
el teclado de un ordenador… y sobre uno lo coloqué.
Pero tengo unos compañeros con demasiados perjuicios y algunos, grandes
como torres, salieron corriendo despavoridos ante la presencia de Bartolo… así
me dijo que se llamaba. Al grito de pégale un zapatazo a ese bicho asqueroso,
algunos me incitaron para que asesinara al pobre insecto, y este me miró
preocupado (siguen la mirada girando la cabeza hasta 180º). Lejos de eso, y a
la vista de la agresividad de mis compañeros, incitada por el miedo a lo
desconocido, me puse a Bartolo sobre el brazo izquierdo y le hablé en dialecto
Pawnee, pues nos manejamos bien en ese idioma. Le dije… “pawaná koshy wanapé
kauaná”… lo que traducido al castellano es, “Bartolo te voy a sacar de aquí
ahora que sale el sol, no sea que estos gilipollas acaben linchándote.”(La
conversación fue grabada por Néstor con su I Phone y colgada en el face)
Así que, en vista de que el pobre Bartolo no fue aceptado por la comunidad
de los topos, lo saqué al exterior y lo deposité sobre un contenedor de espejos
apartado de la oficina, para que se serenara viendo el amanecer. Le hice
algunas fotos y antes de marcharse hacia el sol naciente, giró de nuevo la
cabeza para decirme... “Mewenápack pawneé, chukiwá kawé né…ná “… Lo que
traducido significa… “Eres un gilipollas, hay que ver el miedo que me has hecho
pasar, anda que ya te vale…cabrón.”
Tenía razón, debí haberlo puesto directamente sobre ese contenedor y
evitarle el contacto con los humanos, que tienden a querer destrozar todo lo
que les inspira miedo o recelo… Como para que hubiese sido un extraterrestre en
son de paz.
lunes, 17 de diciembre de 2012
La mirada se pierde, la mente se expande y se diluye en la
atmósfera, el corazón se ralentiza y los sentidos se dispersan en el éter, los
cinco sentidos, e incluso a veces un sexto. Puestos a desear bien para los
demás, desearía que todas las personas pudieran sentirse así con independencia
de sus circunstancias, pues lo que más gratifica al ser humano quizá sea la paz
interior, esa paz que he intentado describir torpemente.
Me voy a dejar de
tópicos, de bolas navideñas, de copos de nieve, de fechas de calendario
señaladas en rojo. Me voy a limitar a desearos, no porque toque, sino porque
sí, mis mejores deseos, que no son más que podáis sentiros como me sentía yo
cuando me hice la foto. Que la paz interior os inunde y ahogue todos los
pesares. Un fuerte abrazo.
JAB
martes, 11 de diciembre de 2012
L I B R E
Ayer me tomé la libertad de
sentirme libre. Dejé a mi pequeña Gloria en Granada y al regreso, de manera
premeditada, decidí hacer escala en la serranía malagueña, para patear monte en
solitario. Hacía tiempo que no me tomaba esa libertad, necesaria para mi espíritu.
Cuando me puse a caminar a esto del medio día, noté mi sonrisa boba y cierto
cosquilleo en el estómago, similar al que tienen los críos cuando se acercan al
salón para comprobar qué les han traído los reyes. Como diría mi querida
esposa, allá va el lobillo todo “enlobao”. Aunque ya los huesos no responden
igual, y cada vez que daba un salto, retumbaba todo mi ser, aunque constaté que
ya no era aquella gacela que saltaba de risco en risco como si nada, a pesar de
todo, me sentía pletórico, tanto que casi me olvidé de comer y beber agua.
Me olvidé de todo lo malo, y de
lo inútil, solo me acordé de la gente a la que quiero, de mi familia y de mis
amigos, me acordé de todos y me sentí egoísta por no compartir esos instantes
con ellos, pero quien sepa de qué diablos hablo, comprenderá que determinadas
sensaciones no se experimentan del mismo modo si no estás solo. La verdadera
sensación de libertad se experimenta en soledad, y quien no tenga capacidad
para estar solo nunca entenderá a qué me refiero. Los sentidos se agudizan, se
impregnan de sensaciones que en general pasan inadvertidas porque interfieren
factores externos. Además, si tienes capacidad para permanecer solo en un entorno
en principio hostil, te liberas de los miedos y de las necesidades banales… no
hace falta el teléfono, ni el FB, ni la tele, ni el sofá de tu casa, podrías
vivir sin el techo cotidiano. No temes al frío, a la oscuridad, a las alimañas, a los abismos, a la distancia…
porque formas parte intrínseca de todo lo que te rodea. De no ser porque mi
dulce Lobita estaba inquieta en alguna parte, me habría quedado a hacer noche
en cualquiera de las oquedades que la madre naturaleza oculta a los ojos de los
profanos.
A esos 1300 m sobre el nivel del
mar, harían unos 5ºC de temperatura y soplaba viento moderado del NW, lo que
incrementaba la sensación de frío, y aunque mi hernia discal acusaba el embate
del gélido aire y la noche empezaba a caer, en mi aforo interno me resistía a
abandonar la zona. Antes de iniciar el descenso, decidí tomar unas últimas
fotos, y esta fue una de ellas. La vanidad apunto estuvo de costarme la cámara,
pues aunque solo usé un tramo de las patas del trípode, una racha de viento lo
tumbó y la cámara pegó un testarazo
contra el pétreo suelo. El resistente cuerpo de la EOS 50 absorbió el golpe sin
que se dañara ningún mecanismo, demostrándome que hice bien en adquirirla por
su comprobada resistencia al polvo, a las salpicaduras… y a los golpes.
Así fue mi día de ayer, corto,
pero intenso, seis horas de pateo por un paisaje pétreo del kárstico que me
dejaron los huesos molidos, pero la mente despejada, y con el agradable sabor
de boca que te deja esa sensación de libertad inexplicable que te confiere
autonomía sin límites y te desprovee de miedos y necesidades a las que nos
aferramos por puro costumbrismo.
Ayer me tomé la libertad de
sentirme libre, y lo mejor de todo, sé que me la podré tomar cada vez que
quiera, por tiempo que pase, porque el paso del tiempo no supone barrera para
ese anhelo por mayor que te vayas haciendo.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
LA MAQUINILLA AMPUTADORA
Cada vez que veo una de estas,
recuerdo aquel día de hace ya más de diez años. Estaba trabajando en el puerto
pesquero de Bonanza, era medio día y el cielo estaba plomizo. Los rederos se
empleaban en remendar sus artes y los marineros en arranchar sus embarcaciones.
En algunas estaban realizando labores de mantenimiento, y fue en una de ellas en donde se produjo la tragedia en la que
involuntariamente me vi implicado.
Estaba yo a lo mío, a unos 50
metros del cantil del muelle, a la altura del surtidor de gasóleo marino, cuando
escuché un griterío y vi a un montón de personas corriendo hacia una de las embarcaciones,
pero al tiempo que llegaban, se echaban hacia detrás, algunas tapándose los
ojos con las manos.
Me dirigí hacia el lugar,
abriéndome paso entre el corro que formaron los que allí estaban, y pude ver en
el centro a un hombre que caminaba tambaleándose y sujetándose la mano derecha
que chorreaba sangre. Sorprendentemente, ninguno de aquellos curtidos tipos se
decidió a acercarse al hombre, quizá impresionados por la escena, así que
decidí tomar cartas en el asunto, constatando la gravedad de las lesiones que
sufría.
Los dedos índice, medio, anular y
meñique de su mano derecha, colgaban semiseccionados a la altura de los nudillos y chorreaba sangre a más no poder. Le sujeté
la mano, se la envolví en un pañuelo y se la mantuve en alto mientras lo
recosté en unas redes. La gente miraba sin reaccionar, tipos curtidos por el
mar bloqueados ante la visión de la sangre humana, así que tuve que meterle un bocinazo
a la peña para que reaccionaran y llamaran a los de emergencias.
Entre tanto llegaban, conversé
con el pobre pescador que me preguntaba cómo tenía la mano, porque no se
atrevía ni a mirar, a lo que yo le respondía con calma y quitándole importancia
al asunto, que no se preocupara, que los dedos podían reimplantarse. Pero yo
sabía que no iba a ser posible porque no se trataba de una amputación por un
corte limpio, sino por aplastamiento.
Le pregunté que cómo había
sucedido, y me contó que estaban montando una de estas maquinillas de arrastre
en su pesquero. Obviamente en su estado no pudo darme muchos detalles de lo que
sucedió, pero después me enteré de que estaban intentando encajarla en unos
pernos con ayuda de una grúa, que tuvieron problemas y por alguna razón
decidieron calzar la maquinilla para soltar los cables y colocarlos de otro
modo. Al hacer la operación, el hombre metió la mano debajo para zafar una de
las bragas justo en el instante en el
que se soltó uno de los calzos, aprisionando la maquinilla su mano. Finalmente
llegó una ambulancia al puerto y se lo llevaron a Sanlúcar de Barrameda donde
debido a la gravedad de las heridas fue evacuado en helicóptero hasta el
hospital de Jerez.
Al cabo de una semana el hombre
regresó y al verme, se acercó a darme las gracias. Como ya supuse, tuvieron que
amputarle los cuatro dedos sin posibilidad de reimplante. Le pregunté que qué hacía
por el muelle recién intervenido, y me dijo que la mar no espera, que había que
comer, y que para comer había que acabar de montar la puta maquinilla… con dos
cojones.
jueves, 22 de noviembre de 2012
VIENTO EN POPA A TODA VELA...
“Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín…” Así dice la “Canción del Pirata” el conocido poema de José de Espronceda.
“Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín…” Así dice la “Canción del Pirata” el conocido poema de José de Espronceda.
Aquí soplaba el
viento por popa, pero la maltrecha embarcación distaba de ser un velero
bergantín, teniendo como único trapo un
retal de toldo que asomaba por el costado de babor, y ni cortaba la mar ni
volaba, tan solo permanecía sobre unos tarugos a la espera de una reparación que
parecía no tener pinta de llegar nunca. Alguien debió pensar que no merecía la
pena seguir invirtiendo esfuerzo en esas tablas, y tras saborear una lata de
Cruz Campo, la tiró al suelo pasándose el ecologismo por debajo de la quilla, y
se marchó, dejando al pairo el destino de su embarcación.
Me pregunto cómo habría resultado el poema de José de Espronceda
si hubiera tenido que inspirarse entre tanta desolación.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
DOS BOTES
Dos botes, probablemente sin
ninguna oportunidad. El bote pequeño, el de pintura, parece que se empleó con
la finalidad de dar una oportunidad al bote grande, la embarcación, pero visto
el estado de la misma, y comprobando que el bote de pintura no se cerró
adecuadamente, se secó su contenido y parece claro que las oportunidades se
acabaron para el bote grande y para el pequeño, y si no, las pocas probabilidades
que haya acabarán disipándose a medida que pase el tiempo.
Como veis, negras nubes se ciernen sobre ambos
botes, convirtiéndose la composición en una macabra metáfora de lo que nos está
pasando a algunos, que somos dos y algunos más, y a medida que va pasando el
tiempo, se van acabando nuestras
oportunidades al quedar resecos como el bote de pintura y obsoletos como la
embarcación.
lunes, 12 de noviembre de 2012
EL DÍA QUE DESCUBRÍ A BOB MARLEY TIRADO EN UN CHARCO
Yo debía tener quince o dieciséis años, no lo recuerdo exactamente, pero lo que sí recuerdo es que era por la tarde, había llovido recientemente y yo me dirigía hacia la playa de la Victoria, en Cádiz, por la calle Ceuta. Fue en esas cuando vi una casete tirada en el suelo en el borde de un charco, con parte de la cinta por fuera de la carcasa y en contacto con el agua.
La recogí, le eché un vistazo y lo primero que me llamó la atención fue el nombre del grupo, Bob Marley and The Wailers, y el título del álbum, Kaya. Lo segundo que me llamó la atención fue la almohadilla central, aquella sobre la que se deslizaban las cintas, que era más gruesa de lo habitual y por tanto de más calidad que las que tenían las casetes que por aquel entonces yo tenía, que eran básicamente bandas sonoras de películas de Ennio Morricone o Henry Mancini.
El caso es que pensé, tiene buena pinta, y como aquella era una época en la que comprar cualquier cosa suponía un poder, decidí intentar recuperarla para saber cómo sonaba. La desmonté retirando los tornillos - era la ventaja que tenían las cosas antes, que podían desmontarse con facilidad - sequé la cinta y la enrollé adecuadamente para después volver a montar la carcasa.
El reproductor de casete que tenía era muy simple, nada de radio, nada de estéreo, casete a secas, pero me las había ingeniado para conectarle un par de altavoces de coche y un tercer “bafle” que fabriqué utilizando el cuerpo de una guitarra que nunca aprendí a tocar. Pensé debía ser una buena caja de resonancia, de manera que le abrí un boquete por detrás y le acoplé un altavoz.
El caso es que inserté la casete y Bob Marley and the Wailers empezaron a sonar… Pasó mucho tiempo antes de que supiera cómo era el careto de Bob, de enterarme de que ese tipo de música se llamaba regee y que esas trenzas que gastaban aquellos tipos se llamaban rastas… Pero su música me conquistó desde el primer momento.
Quizá por las circunstancias en que me tropecé con aquella música, mi álbum preferido de Bob sea Kaya, de hecho, en cuanto tuve mi primer equipo estéreo, una columna Sony que me duró un porrón de años, uno de los primeros vinilos que compré fue Kaya. Quería saber cómo sonaba aquello en un equipo decente, dotado de ecualizador para potenciar aquellos bajos alternados con el treble, y flipé en colores. Fue como si hubiera vivido siempre con cataratas en los ojos y de pronto me hubieran operado quitándome las vendas de los ojos frente al mar.
Con el tiempo, seguí comprando álbumes de Bob, primero en vinilo, y con la retirada de estos, en CD… y ahí los tengo. La pena es que no conserve aquella cinta, la que rescaté del charco, quizá porque no supe calibrar entonces el simbolismo que podría tener. Debí haber hecho caso al título de mi tema preferido de ese álbum, Time Will Tell… el tiempo dirá.
lunes, 5 de noviembre de 2012
CAE LA
TARDE EN PUERTO 3
Cae la tarde y el silencio solo se interrumpe de
vez en cuando por el estrépito de la megafonía de la prisión de alta seguridad…
¡Fulano de tal, tiene llamada telefónica!… ¡Fulano de cual, pase por
lavandería!
Cae la tarde y se aproxima la hora del
recuento... del recuento de terroristas, del recuento de traficantes, del
recuento de violadores y asesinos, del recuento de atracadores, de
estafadores…del recuento, tal vez de algún inocente, a saber.
Cae la tarde y en breve, tras la temprana cena,
se oirá el eco del cerrojazo de las puertas de hierro que aíslan a los presos
de los otros presos, para poco después del telediario, dar la orden de apagar
las luces.
Cae la tarde y caigo en la cuenta de la suerte
que tengo por estar al otro lado de las rejas, con todo el campo por delante
para correr, aunque nunca se sabe por cuanto tiempo, pues como dice la canción,
la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, Ay Dios.
Cae la tarde… cae la tarde en Puerto 3.
domingo, 4 de noviembre de 2012
Hermanas...
mi primer conflicto con la Iglesia
Mi primer conflicto con la iglesia lo tuve a los 4 años, que se dice
pronto. Según me contó mi madre, acabábamos de llegar de Alemania donde mi
padre estuvo destinado durante ese periodo como traductor técnico de alemán, en
la conocida marca de electrodomésticos AEG. Al poco de nacer yo, me llevaron a
Frankfurt del Main donde viví plácidamente rodeado de boches escarmentados,
tras la paliza que les dieron los aliados apenas diecisiete años atrás,
postguerra que Alemania aprovechó bien para progresar y levantar cabeza como es
debido y no como hemos hecho en este país de resentidos.
El caso es que a mis cuatro años estaba acostumbrado a ir a las guarderías
alemanas, los kindergarten como se llaman allí, donde, tras la traumática
experiencia del nazismo, esto de la educación infantil se tomaba de manera más
serena, y jugar con los juguetes que dispensaban era común y vital para el
desarrollo emocional de los peques a los que antaño hacían marcar el paso de la
oca.
Pero amigo, llegó la hora de volver a España allá por el 66 y tuve que cambiar el kindergarten y a la afable y rolliza de rubias trenzas frau Churren, por el colegio de las Esclavas de Cádiz, regidas por unas señoras muy serias ataviadas de cofia y un imponente crucifijo en el pecho que se hacían llamar hermanas.
Pero amigo, llegó la hora de volver a España allá por el 66 y tuve que cambiar el kindergarten y a la afable y rolliza de rubias trenzas frau Churren, por el colegio de las Esclavas de Cádiz, regidas por unas señoras muy serias ataviadas de cofia y un imponente crucifijo en el pecho que se hacían llamar hermanas.
Cuando entré en aquel espartano parvulario cristiano, lo primero que hice
fue echar mano de los pocos juguetes que había, custodiados bajo la ferra
mirada de un señor que figuraba en un cuadro y al que llamaban Franco, cuando,
hay sorpresa, una monja al parecer con muy malas pulgas, me impidió jugar con
ellos. Así que, ni corto ni perezoso, Arroyito, hablando más en alemán que en
el español de un niño de cuatro años, se plantó ante Sor no sé quién
arreglándoselas para decirle que los juguetes eran para jugar, montando el dos
de mayo hasta el extremo de que se lo dijeron a mi madre, tachándome poco menos
que de subversivo.
Mi madre, joven viajada y abierta a aquella Europa libre y progresista que
marcaba distancias con esta España nuestra, no pudo más que sonreír y decirle
con tacto a las monjitas, que mi reacción era lógica, dado que yo procedía de
un lugar en el que la educación se regía por otras normas, precisamente las que
han determinado que Alemania esté a la cabeza de Europa y nosotros vayamos de
puto culo, aunque de eso no tengan la culpa solo las monjitas.
A veces pienso que debieron dejarme en Alemania con frau Churren, sobre todo cuando veo el panorama que tenemos aquí…
A veces pienso que debieron dejarme en Alemania con frau Churren, sobre todo cuando veo el panorama que tenemos aquí…
Nota: la tal frau Churren, no se llamaba así, pero tenía que llamarla de
alguna manera porque obviamente no recuerdo su nombre.
sábado, 3 de noviembre de 2012
MARCEL SALIÓ A COMPRAR TABACO
Marcel debía estar demasiado aburrido confinado en ese pétreo receptáculo, por
muchas flores que le llevasen de vez en cuando. Así que arrancó la puerta y
tiró de sus huesos para ir a comprar tabaco al estanco de la plaza Jeanne
d´Albret en Salies de Béarn.
Bon soir Jean Claud, donne vu un paquet de Celtas recotés
sin filtro del otre coté de la frontiere… dijo dirigiéndose al estanquero.
Pero Jean Claud, como que no se dio por aludido. Así que
Marcel volvió a repetir la frase sustituyendo el nombre de Jean Claud por un “
tú, estanquero cabrón”… Pero nada.
Marcel cayó en la cuenta… era un difunto y la única manera
de que el estanquero notase su presencia era provocando esa sensación de
corriente de aire frío que dicen que se produce cuando el espíritu de un
difunto pasa junto a los que aun seguimos disfrutando de un corazón palpitante.
Pero en el puñetero Salies de Béarn hay tanta humedad, que el frío que
irradiaba el pobre Marcel, como que no se hacía notar, y el jodido Jean Claud
seguía sin percatarse de que su difunto ex cliente estaba allí.
Además… ¿con qué
pensaba pagar Marcel? Los muertos se van al hoyo sin dinero porque es de lo primero que se ocupan sus herederos, de
quitarles el dinero y los bienes como aves de rapiña.
En vista de que Jean no se percataba de la presencia de Marcel
y de que no tenía claro cómo iba a pagarle, decidió intentar coger, no ya el
paquete, sino un par de cartones de tabaco que se convirtieron en invisibles
para los mortales en cuanto los tocó. Gratamente sorprendido, descubrió que
podía coger cuanto desease y llevárselo a su espectro sin que nadie lo notase. Invisiblemente satisfecho, salió por la puerta
mientras escuchó exclamar a Jean Claud decir… ¡¡¡Mérde… qui sa ouvlié de fermé la porte¡¡¡
Marcel caminaba con sus cartones de tabaco por la rue de
Saint – Martín de vuelta al cimitiere para regresar a su boquete, pero pensó
que si podía coger tabaco, lo mismo podía tomarse un mojito en la Habana,
total, tenía toda la eternidad para llegar hasta allí, así que el difunto
decidió no volver a su sepulcro y se marchó a Cuba.
Al día siguiente Gerard, el sepulturero, se encontró con la
faenita de la puerta caída en el panteón de Marcel, y pensó… Otra vez los
gamberros perturbando la paz de los muertos… mon Dieu.
Lo que no sospechaba Gerard
es que el que se la había cargado había sido el difunto Marcel, que a esas horas estaba en el Tropicana bailando
un guaguancó con una tremenda mulata difunta, con el cuerpo incorrupto por el
vudú.
Cuando me muera quiero
ser como Marcel…
jueves, 1 de noviembre de 2012
LOS MUERTOS Y HALLOWEEN
En Madrid, para algunas personas el Halloween ha pasado a convertirse trágicamente
en un día de difuntos… qué paradoja. El problema es que las fiestas se han
estandarizado, como tantas cosas y tantos comportamientos. Una fiesta de
Halloween ya no se diferencia de una de Fin de Año, o de una Navidad, o de un
botellón de fin de semana. La premisa es pillarse un pedo, algo a lo que hoy
día llaman “divertirse”, y montar un follón, ya sea tirando petardos en un
lugar cerrado, o montando gresca en la puerta de un local, como ha sucedido en
Marbella, también con el Halloween.
En el fondo es una maniobra
bien orquestada por parte de los que buscan una oportunidad de negocio, basados
en modelos que vienen del exterior, y el exterior normalmente son los Estados
Unidos de América, con su mejor maquinaria propagandística, Hollywood… Hallo…Holly…
Wood… ween… y como zombis, muchos acaban abducidos y entran en la dinámica.
Entre tanto, la esencia de
cada tradición, con independencia de que gusten más unas que otras, se va al
carajo, de manera que también se va al carajo la idiosincrasia de cada lugar, y
al igual que las fiestas, los comportamientos también se estandarizan, la gente
se aborrega y pasa lo que pasa, que cuando alguien escribe algo que desentona
con lo que “opina” la “mayoría” le saltan a la yugular…achtung¡¡¡ achtung¡¡¡
verlorenen schafen ¡¡¡
Personalmente no me gusta eso de llevar flores a un cementerio, pero
puedo entender que los creyentes, y no tan creyentes quieran mantener vivo el
recuerdo de sus seres queridos depositando unas flores, del mismo modo que se
levantan monumentos en memoria de las víctimas de un atentado, un accidente o
una guerra. Además, lo de los difuntos es del cementerio para dentro, los
muertos siguen en paz, y los que no comulgan con la celebración también, porque
ni se enteran de lo que está pasando. Por otra parte no está demás que los
vendedores de flores tengan también vidilla, y que por una vez, el negocio no
sea solo para las grandes superficies.
Pero
con el Halloween, te tienes que tragar la gracia del petardazo en el portal, que aporreen la puerta de tu casa cada dos por tres para el puto truco o
trato, y tienes que andar con cuatro ojos cuando pasas con el coche por alguno
de estos lugares de celebración para no llevarte por delante a algún julayguay
hasta las cejas de priva. Está bien que cada cual se divierta como le salga,
pero que no metan por los ojos su peculiar forma de divertirse a los que
pasamos de Halloween y de los santos difuntos.
Descansen en paz las chicas de Madrid, y que se
tome conciencia de a dónde estamos llegando, que la crisis no solo es
económica, también lo es de valores y comportamientos.
miércoles, 31 de octubre de 2012
VENDEDORES DE CAI
Vendedor 1 - Pasa pisha¡¡
Vendedor 2 – Pasa cohone, aquí estoy con er Cani
Vendedor 3 (Er Cani) – Killo… aquí estamo, ya ve…
Vendedor 1 – ¿Cómo está er percá?
Vendedor 2 – Shungo pare, no he vendío una puta lata ¿Y tú?
Vendedor 1 – La cañailla no la vendo ni patrá… la puta crisi y lo brote
verde que le salen por er shosho ar pájaro loco que tenemo por visepresidenta.
Vendedor 3 – Ira er julai ese eshando jumo con la avioneta… pisha.
Vendedor 1 – Ma jumo va a eshá mi parienta cuando le diga que no he sacao
ni par shoriso der cosio, que manda cohone… pisha.
Vendedor 2 – Eso e shungo killo, te veo mu malamente.
Vendedor 1 – Cohone… la curpa la tiene er Sapatero y su puñetera mare la
leonesa que lo eshó por coño… con tos sus muerto… cohone.
Vendedor 3 – Ira killo… ese avión viene pa nosotro… cohone.
Vendedor 1 – Pisha… ira como va er nota… a toa… joé
Vendedor 2 – Y no están corgao los nota eso… Me voy que no he vendío ná y
tengo que pagá la hipoteca a 50 año…
adió pisha¡¡
Vendedor 1 – Adió cohone¡¡
Vendedor 3 – Joé… po adió pisha, con la prisa… cohone.
domingo, 21 de octubre de 2012
COMPOSICIÓN… DIVAGACIONES SOBRE
FOTOGRAFÍA
Cada loco con su tema, él
componiendo música, yo componiendo una imagen, y el atardecer gaditano
componiendo su festival de colores. Cámara al suelo, encuadre por aproximación
y echando de menos esas pantallitas abatibles que permiten encuadrar en
posiciones raras. En el campo no tengo reparos en tirarme al suelo, pero en la
ciudad, donde los perros y los animales de dos patas mean y cagan en cualquier
parte, no me apetece.
Mi prioridad en cuanto a los aspectos técnicos
del disparo, es mantener la ISO en 100 porque no me gusta el ruido en este tipo
de imágenes, y en cuanto al procesado de las mismas, me limito a ajustar
manualmente los balances en RAW y santas pascuas.
Mis disparos son rápidos, la
presa o la luz pueden escaparse en cuyo caso se podría truncar la idea o la
composición que tenía en mi cabeza, así que eso de montar trípodes queda de
lado generalmente, entre otras cosas porque el que tengo es una puñetera mierda
y para cuando quisiera encuadrar, habría oscurecido o se habría puesto a
llover.
Generalmente hay que adaptarse a
las circunstancias, tanto técnicas como ambientales. Desde otras perspectivas,
siempre se puede decir yo habría hecho esto o lo otro, algo en lo que suelen
incurrir mucho los Generales cuando plantean las batallas sobre sus tableros,
pero el que está en el frente sabe lo que se trae entre manos y de lo que puede
o no puede disponer.
El equipo es el que es, las
reacciones de los elementos que integran la composición son las que son, y si
al de la guitarra le hubiera dado por tirarse un pedo o dejar de tocarla justo
cuando yo iba a disparar, no habría podido evitarlo… y los datos EXIF tampoco. La fotografía es un
mundo, cada ojo mira de una manera y cada cámara tiene sus pros y sus contras.
Lo importante para mí es intentar
transmitir, o cuanto menos, intentar conservar un recuerdo tal y como me
gustaría conservarlo en la medida de lo
posible. Cada persona es un mundo y cada fotografía también y quizá en eso
radique su grandeza.
Saber manejarse con los EXIF está
bien, pero considero que es más importante manejarse con las emociones, a fin
de cuentas manejarse con los EXIF es, como se diría psicología, un
comportamiento operante, un comportamiento al alcance de cualquier animal susceptible
de ser adiestrado. Pero manejarse con las emociones… eso solo pueden hacerlo
las personas, siempre que sean emotivas, así que animo a potenciar esos
sentimientos y despreocuparse un poco de la técnica, porque la técnica puede no
estar al alcance de todos, pero las emociones deberían estarlo y sería la
manera más justa de valorar una imagen y cualquier otra cosa.
jueves, 18 de octubre de 2012
YO NO QUERÍA CRECER
Lo cierto es que no quería crecer, y mis razones tendría. El
mundo me parecía mucho más grande, tanto, que este parque podría haberme
parecido un casillo inexpugnable al que conquistar durante una puesta de sol
infinita, como los sueños que tenía.
El caso es que crecí
y ahora mi percepción del mundo es la de una pelota maltratada en la que
estamos confinados, donde la puesta del sol supone simplemente el final de un
día duro, y casi no sueño por no dormir suficiente. Nunca me cayó bien el hortera de Peter
Pan con esas pintas, pero en algo coincidíamos… como él, yo no quería crecer.
miércoles, 17 de octubre de 2012
EL TROCADERO – DESDE PUERTO
REAL HASTA PARIS.
Lo que se ve al otro lado
del Caño del Trocadero es la isla del mismo nombre, ubicada en la Bahía de
Cádiz, y que tiene una superficie aproximada de 525 hectáreas. Salvo esas casas
deshabitadas, no hay nada, lo que es bueno para la fauna que puebla esa zona que forma parte del Parque
Natural de la Bahía de Cádiz, básicamente aves como el cormorán, la garza real,
la polla de agua el flamenco o la gaviota. Mosquitos todos los que queráis…
En esta isla, en su extremo
sur, que queda hacia la derecha de la foto, pero que no se ve, está el fuerte
de San Luis que formaba parte del sistema defensivo de Cádiz. Este fuerte, hoy
en ruinas por eso de que estamos en España, fue tomado por las tropas de
Napoleón el 30 de agosto de 1823 durante la Batalla del Trocadero y por esta
razón, la famosa plaza parisina lleva su nombre… que cosas.
viernes, 12 de octubre de 2012
DISPARIDAD DE CRITERIOS… (CUANDO
NO SE QUIERE VER MÁS ALLÁ)
Allí andaba el hombre, formando
parte de otro pequeño grupo que danzaba en las proximidades intentando aguar la
fiesta. El cartel me hizo sonreír… “Menos fiesta y + trabajo para todos/as”
Sin pretender arrebatarle en
absoluto su derecho a manifestarse, me dieron ganas de acercarme para
preguntarle si realmente estaba convencido de que el evento de la concentración
de veleros en Cádiz era una fiesta sin más, o quizá era una oportunidad de
negocio y de trabajo para los feriantes, para los bares de los alrededores,
para los guardias de seguridad, para los patrones y marineros que formaban
parte de las embarcaciones que daban paseos por la dársena del puerto, para los
vendedores de frutas y hortalizas que suministraban a los buques de vela, para
los carniceros que hacían lo propio, para los del servicio de limpieza, para
los trabajadores de las casetas, para el servicio de transbordadores de El
Puerto de Santa María a Cádiz, para los guías, para los trabajadores de los
medios informativos, para los vendedores de suvenires, para los trabajadores de
las discotecas y pubs a los que van los marineros, para los taxistas, para los
trabajadores de la empresa pirotécnica, para los restaurantes, para los hoteles…
y no digo ya para la imagen de la ciudad de Cádiz, porque entre los guarros y
la huelga salvaje de basureros, podría decirse que se la cargaron aunque sin
conseguir aguar la fiesta.
En este país siempre sucede lo
mismo, aun pudiendo tener razón, acabamos cagándola al errar el objetivo. Yo
también estaba parado ese día, y maldita las ganas de fiesta que tenía, pero
qué menos que alegrarme por los que esos días pudieron trabajar gracias a ese
evento y alegrarme la vista viendo esos buques que me hacen soñar.
Está claro que hay muchos que
solo se miran su propio ombligo, y este buen hombre ni si quiera eso, pues se
lo tapaba con el cartel o la cartela + o menos.
Pero seguro que la fiesta del fútbol sí le mola y que cuando gana la
roja es de los que grita, soy español, soy español…
Que me pasen por debajo de la
quilla si me equivoco, pero que sea por la del Elcano.
sábado, 6 de octubre de 2012
EL SUEÑO DEL GRUMETE
Allí estaba, tumbado en la
cubierta recuperándose quizá de una noche ajetreada, acariciado por el sol, un
sol perezoso que tardó en salir aquella mañana de entre las nubes que lo arropaban.
Su rostro sereno me hace pensar
que probablemente soñaba bonancible, con navegaciones por mares limpios
salpicados de islas vírgenes en las que poder recalar, mares ricos en especies
marinas, cristalinas aguas con fondos coralinos, y por qué no, tormentas
tropicales para dar emoción a la singladura… y ron, ron, ron, la botella de
ron, con el loro de marras y Barbarroja.Buques de vela que surcan los mares al paso que marcan los vientos, singladuras programadas por el estado anímico de los elementos, hombres curtidos por la sal y el roce con la cabuyería, hombres con destino tan incierto como apasionante, memorias por escribir extraídas de los cuadernos de bitácora… las ganas de zarpar, las ganas de arribar y el gusanillo que te hace volver a la mar a pesar de todos los males padecidos. El sueño del grumete.
Pero me temo que si soñaba con
eso, el despertar le resultaría duro. Las cosas han cambiado, para bien según algunos,
pero para mal para los grumetes, porque de entrada los grumetes como tal
dejaron de existir hace tiempo, y por tanto, sus sueños también.
Navegar por mares limpios es una
utopía, las especies marinas se extinguen por millares, igual que se han extinguido
las islas vírgenes. Las aguas cristalinas se vuelven opacas y sus fondos
coralinos se deterioran, las tormentas tropicales se están volviendo locas y el
ron se mezcla con cola en los botellones de las plazas públicas. El loro de
marras está en una jaula y Barbarroja muerto y enterrado.Los buques son de cualquier cosa y casi nunca de vela, las singladuras se programan al minuto por endiablados y fríos sistemas logísticos informatizados que contemplan hasta el más mínimo detalle, yendo de puerto en puerto con la misma precisión que los trenes van de estación a estación, al ritmo que impone el mercado.
Salvo algunas excepciones, hoy día los hombres de mar apenas se diferencian de los hombres de tierra. Las ganas de zarpar, las ganas de arribar y el gusanillo que te hace volver a la mar lo mismo acaban yéndose al garete, como en su día se fue la figura del grumete y su sueño ya utópico y por tanto relegado a ser una mera fantasía.
domingo, 23 de septiembre de 2012
PENSAMIENTOS DE MIERDA
Aquí ando, sentado en un banco y
rodeado de basura.
La basura campa por su respeto,
basura orgánica, inorgánica y la peor de todas, la basura humana. A fin de
cuentas la basura la genera el ser humano.
Aquí ando, contemplando un mar de
plásticos y detritus humanos, restos de vómito, peste a orín y alguna mierda
emboscada en lo que antes era un jardín. Es un panorama que se asemeja a lo que
hay a todos los niveles, por supuesto humanos.
Con tanta basura a mi alrededor,
hasta los pensamientos se contaminan, y nada bueno puede esperarse de eso. El
panorama apesta, el panorama desilusiona y aun así habrá quien diga que qué
negativo suena todo. Sin duda lo dirán quienes no estén sumidos en la mierda,
que no quita que la produzcan, o quienes se hayan adaptado a ella, que de todo
hay.
Aquí ando, tratando de evadirme
mentalmente, tratando de recordar tiempos mejores o intentando atisbar un
futuro más prometedor, pero con tanta mierda a mi alrededor cuesta imaginárselo.
La basura orgánica y la inorgánica, al menos puede recogerse, al menos puede
reciclarse o incinerarse pero… ¿Qué hacemos con la basura humana?
La basura humana la constituyen
aquellos que de entrada propician que la tierra esté llena de basura orgánica e
inorgánica, pero también son aquellos que convierten el mundo en un infierno,
con sus guerras, con sus abusos de poder, con su falta de respeto, su falta de
consideración, su desprecio, su falsedad, su superficialidad… Tantos y tantos
comportamientos deleznables que bien habría que tirar a un contenedor, mas, aun
no se ha inventado planta recicladora que lo resista.
Aquí ando, intentando reciclar
estos pensamientos de mierda que me han invadido, pero cuando solo te llueve
mierda la cosa resulta harto difícil. Resulta tan difícil, que muchos
sucumben otras mierdas, como la droga o
el alcohol, que a su vez propician la generación de más mierda. Resulta tan difícil,
que otros se ponen en manos de limpiadores de mentes, limpiadores que intentan
dar lustro a base de terapias y farmacopea a los cerebros ensuciados,
psicólogos y psiquiatras que se afanan en retirar los desperdicios que se
acumulan en algunos cerebros rendidos ante tanta inmundicia.
Aquí ando, a pesar de la mierda,
con pensamientos de mierda pero entero en la medida de lo posible, esperando a
que llegue el camión de la basura, la basura orgánica, la inorgánica y el
camión de la basura que aún no se ha inventado, el de recogida de la basura
humana, en el sentido del ser.
Menuda mierda de pensamientos, lo
sé… pero es lo que hay, mucha mierda, demasiada.
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