YO NO QUERÍA CRECER
Lo cierto es que no quería crecer, y mis razones tendría. El
mundo me parecía mucho más grande, tanto, que este parque podría haberme
parecido un casillo inexpugnable al que conquistar durante una puesta de sol
infinita, como los sueños que tenía.
El caso es que crecí
y ahora mi percepción del mundo es la de una pelota maltratada en la que
estamos confinados, donde la puesta del sol supone simplemente el final de un
día duro, y casi no sueño por no dormir suficiente. Nunca me cayó bien el hortera de Peter
Pan con esas pintas, pero en algo coincidíamos… como él, yo no quería crecer.
Bienvenido al País de Nunca Jamás...
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