lunes, 13 de marzo de 2023

LA CUENTA DE LA VIEJA DE LA REFORMA DE LAS PENSIONES.

 A fin de cuentas, en lo que a las cuentas se refiere, la cuenta de la vieja es la que determina la salud de nuestra economía, esto es, dos y dos son cuatro y si me gasto cinco, es que le debo uno a alguien. Eso es así, sobre todo entre los que somos de infantería.
En relación con la reforma que el gobierno está vendiéndonos como la madre de todas las reformas de las pensiones, si la someto a la cuenta de la vieja, me sale lo siguiente:

Si suben las pensiones, evidentemente se incrementa el gasto. Esto podría solucionarse quizá, evitando que el dinero público se dilapide alegremente en asuntos cuanto menos vanales, pero eso implicaría una buena gestión del gobierno y resulta que no da la talla. Por ese motivo recurren al plan Z (de zafio) y que lo resuelvan otros. Los otros son las empresas, tanto las multinacionales y las grandes empresas, como los autónomos.

La cuenta de la vieja de las grandes empresas consiste, en que si tienen 1000 trabajadores para producir X currando en turnos de 8 horas y les incrementan los costes sociales, ajustarán sus cuentas despidiendo a 100 y haciendo que los 900 restantes curren 12 horas por menos dinero. Lo que está claro es que las grandes empresas van a procurar no perder repercutiendo las pérdidas en los trabajadores. Suele ser así más o menos desde tiempos de María Castaña, coetánea de la vieja de las cuentas.

La cuenta de la vieja, sobre todo de los autónomos, suele ser parecida, pero además en muchos casos implica el cierre de la empresa. Esto es, si una pequeña empresa de 10 trabajadores tiene que cerrar porque no puede asumir los costes sociales, tendremos a 10 trabajadores en la calle y a un empresario, probablemente hasta las cejas de deudas.
Con todo lo anterior, la cuenta de la vieja nos revela que, puesto que habrá menos cotizantes, la saca de las pensiones se irá reduciendo exponencialmente y se generará una deuda aún mayor de la que ya tienen.

El balance final que obtendremos con la tan traída reforma será un incremento del paro con el consiguiente incremento del gasto destinado a los subsidios de desempleo, una disminución de los salarios de los trabajadores, un incremento de las jornadas laborales, una reducción en la recaudación destinada al pago de las pensiones, y el colapso del sistema de pensiones.

Este colapso no afectará a la pensión de la Chiqui y compañía, porque estos, estas y estes, sí que se han procurado un buen blindaje de sus pensiones por la cuenta de la vieja que les trae, con la cual podrán ayudar holgadamente a sus hijos, hijas e hijes, nietos, nietas y nietes, e incluso tataranietes o lo que sean para entonces.
Este gobierno “progresista” basándose en sus cuentas de la vieja a pesar de Tezanos, intuye que no va a lograr otra legislatura, así que tira la casa por la ventana, o como dijo el monje o la monja, para lo que me queda en el convento…

Luego vendrán los siguientes votados por las masas obedientes y se encontrarán con el pastel, y para enmendarlo in extremis, tendrán que poner de nuevo las pensiones a la baja, los sueldos seguirán siendo una mierda, etc.  Y a continuación los tontos, tontas y tontes del culo partidarios del gobierno botado por los votos de la oposición, saldrán a incendiar las calles y a vociferar “esto es lo que pasa por votar a la marea entrante, viva la vaciante”. Lo de vaciante será literal porque habrán vaciado hasta el cuenco de las golosinas de sus despachos.

Y es que, volviendo a la cuenta de la vieja, te pones a contar y salen tontos, tontas y tontes por un tubo que ni el del Nord Stream. La cuenta de la vieja da para mucho, pero lo voy a dejar aquí de momento por la cuenta que nos trae la vieja. Por cierto, a aquella vieja desconocida habría que levantarle un monumento. Ese sí que sería todo un homenaje feminista y no el que la tal Pam hizo al vibrador a pilas, dicho de paso, nada sostenible ecológicamente, pero eso lo dejo para otra sesión de, larga por esa boca no sea que revientes.

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