Tanqueta
1. f. Vehículo militar ligero, blindado y con armamento,
normalmente sobre ruedas y de mayor movilidad que el tanque.
El de la Policía Nacional, ni es un vehículo militar, ni
tiene armamento, aunque esté basado en un B.M.R. de origen militar. Es un vehículo
antidisturbios de intervención de carácter civil, utilizado en todas las
democracias del mundo, salvo en Liechtenstein (Es lo que tiene tener la 3ª
renta per cápita del planeta).
Estos vehículos no se utilizan para arrollar manifestantes
como en la plaza de Tiananmen. Se utilizan para que las unidades policiales
puedan abrirse paso entre las barricadas, generalmente incendiadas. Los
indignados por esto no pretenderán que abran las brechas con las Fias Ducato,
aunque a más de uno le gustaría que lo hicieran así para ver como arden también
los furgones con los efectivos policiales dentro.
La policía no interviene para impedir el derecho a
manifestarse. La policía interviene cuando cuatro mierdas revientan las
manifestaciones legítimas, provocando disturbios, impidiendo el derecho a la
libre circulación del resto de los ciudadanos, y comprometiendo su seguridad. En
Cádiz no funciona la teoría de la conspiración de que son infiltrados de ultraderecha,
porque conocemos de sobra los caretos de los que forman las algaradas, y sobre
ellos escribiré en otra ocasión.
La policía actual no es un cuerpo represor franquista. Los
policías y las policías, son trabajadores públicos que han tenido que opositar,
mujeres y hombres que se han buscado el porvenir para sacar sus vidas adelante,
no por cuestiones ideológicas. Son servidores públicos que reciben órdenes del gobierno
de turno, a través del Ministerio del Interior. Como todos, tienen sus
obligaciones, pero también sus derechos, entre ellos el derecho a su seguridad
personal. La policía no puede hacer frente a las algaradas con porras de goma
espuma, ni furgonetas con el frontal de plástico.
Los políticos con cargos en el gobierno, en las autonomías o
en las alcaldías, que no respaldan a las fuerzas de seguridad en general, en el
estricto cumplimiento de su misión, deberían ser apartados de su cargo. En cualquier
caso, no son merecedores de estar en él. Alcaldes como er Kishi, por ejemplo, alentando
a las hordas a quemar las calles de su propia ciudad. Como el puto Nerón.
Estaría bien hacer un experimento social para ver cuánto
tardan alcaldes y “alcaldas” populistas como er Kishi o Colau en llamar a las
fuerzas del orden, cuando una algarada de gente descontenta con su gestión, les
hagan una pira delante de sus ayuntamientos o de sus domicilios, al grito de
guerra, guerra, guerra. Seguramente dirían que es un ataque a la democracia por
parte de la ultraderecha, y que por tanto estaría justificada la intervención
policial (a su servicio). Se abren las apuestas.
Tenía una idea de qué era este vehículo, lo básico lo conocía, pero el conocimiento que compartes es muy amplio y profundo y te lo agradezco. La gente hablan muchas veces sin saber de qué están hablando. La ignorancia es muy atrevida y puede dar origen a conflictos y malestares muy gordos.
ResponderEliminarSe agradece esta entrada, posees objetividad y sentido común.
Saludos.