jueves, 24 de junio de 2021

PUNTO VERDE, PUNTO ROJO.

 Esta mañana fui a un organismo público para realizar una gestión. Debido a las medidas de contención de la COVID, la entrada a las oficinas estaban reguladas por un guardia de seguridad, ante el que había que identificarse para comprobar que estaba inscrito en la cita previa.

Así procedí, y tras hacer la verificación, el guardia de seguridad me dijo - Échese gel y pase a un punto verde.

Al pronto me quedé pillado con lo del punto verde. Esperaba que me dijera pase a la mesa tal, o a la mesa cual, o que esperara en la sala para tal efecto. Pensé, a ver si me ha tomado por un deshecho y me manda a una sección de reciclaje. Será por la edad.

Para asegurarme, volví a preguntarle, y entonces matizó

– Pase y siéntese en una silla que tenga el punto verde.

Eso tenía lógica, pero resultaba tan obvio, que hubiera bastado que hubiera dicho que esperara mi turno sentado en una silla. Después caí en la cuenta.

Había dos personas en la sala de espera. Una sentada en la primera silla, marcada con un punto verde, y otra sentada justo al lado, obviamente marcada con un punto rojo. Si me hubiera sentado en la silla siguiente marcada en verde, no hubiera cumplido el objetivo de la norma de mantener la distancia de seguridad. Como tengo iniciativa elemental, al parecer una cualidad escasa en estos tiempos, procedí a sentarme en la silla marcada con punto verde de más allá, dejando dos sillas entre esas personas y yo.

Después pensé. Manda narices que a estas alturas haya que explicarle a la gente lo de mantener la separación, en este caso en una hilera de sillas perfectamente diferenciadas. Punto verde sí, punto rojo no.

También me planteé la labor del guardia de seguridad, ya que, siendo consciente de la anomalía que se estaba produciendo, no intervino. Aunque teniendo en cuenta lo “sensible” que se ha vuelto la gente cuando se les conmina a que cumplan con las normas, puedo entender que el guardia se hiciera el sueco, porque para lo que le pagan, y el respeto que tiene la gente a la autoridad, no merece la pena exponerse a follones.

Esto es, punto verde y punto rojo a elegir, y punto en boca por si las moscas, no sea que se revolucione la jauría, masacren al empleado, y encima acusen al “segurata” de abuso de autoridad.

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