Esta mañana fui a un organismo público para realizar una gestión. Debido a las medidas de contención de la COVID, la entrada a las oficinas estaban reguladas por un guardia de seguridad, ante el que había que identificarse para comprobar que estaba inscrito en la cita previa.
Así procedí, y tras hacer la verificación, el guardia de
seguridad me dijo - Échese gel y pase a un punto verde.
Al pronto me quedé pillado con lo del punto verde. Esperaba
que me dijera pase a la mesa tal, o a la mesa cual, o que esperara en la sala
para tal efecto. Pensé, a ver si me ha tomado por un deshecho y me manda a una
sección de reciclaje. Será por la edad.
Para asegurarme, volví a preguntarle, y entonces matizó
– Pase y siéntese en una silla que tenga el punto verde.
Eso tenía lógica, pero resultaba tan obvio, que hubiera
bastado que hubiera dicho que esperara mi turno sentado en una silla. Después
caí en la cuenta.
Había dos personas en la sala de espera. Una sentada en la
primera silla, marcada con un punto verde, y otra sentada justo al lado,
obviamente marcada con un punto rojo. Si me hubiera sentado en la silla siguiente
marcada en verde, no hubiera cumplido el objetivo de la norma de mantener la
distancia de seguridad. Como tengo iniciativa elemental, al parecer una cualidad
escasa en estos tiempos, procedí a sentarme en la silla marcada con punto verde
de más allá, dejando dos sillas entre esas personas y yo.
Después pensé. Manda narices que a estas alturas haya que
explicarle a la gente lo de mantener la separación, en este caso en una hilera
de sillas perfectamente diferenciadas. Punto verde sí, punto rojo no.
También me planteé la labor del guardia de seguridad, ya que,
siendo consciente de la anomalía que se estaba produciendo, no intervino. Aunque
teniendo en cuenta lo “sensible” que se ha vuelto la gente cuando se les
conmina a que cumplan con las normas, puedo entender que el guardia se hiciera
el sueco, porque para lo que le pagan, y el respeto que tiene la gente a la
autoridad, no merece la pena exponerse a follones.
Esto es, punto verde y punto rojo a elegir, y punto en boca
por si las moscas, no sea que se revolucione la jauría, masacren al empleado, y
encima acusen al “segurata” de abuso de autoridad.
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