RHIZOSTOMA LUTEUM
La fotografié el pasado 7 de septiembre de 2020 cuando irrumpió
en la dársena del muelle 1 de la base naval de Rota, junto a la popa del
destructor estadounidense USS Donald Kook. En esos instantes solo sabía que era
lo que era obvio, una medusa. Pero me gusta indagar sobre aquello que me llama
la atención, y puestos a ello he sabido lo siguiente, que me ha resultado
bastante sorprendente.
Se trata de una Rhizostoma luteum, una especie de medusa atlántica
relativamente poco conocida, que fue avistada por primera vez en 1827 por dos naturalistas gabachos, un tal
Jean René Constant Quoy, y un tal Joseph Paul Gaimard, cuando surcaban las
aguas del Estrecho de Gibraltar a bordo de L’Astrolabe. Después de aquel
avistamiento, no se la volvió a ver más hasta el año 2013 cuando un grupo de
científicos, comandados por la científica Laura Prieto, perteneciente al
Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC) confirmó la presencia de esta
especie en el Mediterráneo.
Al parecer hay confirmados más de 150 avistamientos en los
últimos 17 años, esto es, parece ser que no ha sido vista demasiadas veces, y
al parecer he sido uno de los pocos afortunados que la ha visto, junto con mis
compañeros de trabajo. Es de gran tamaño, dicen los científicos que puede
llegar a pesar del orden de 40 kg y tener un diámetro de más de 60 cm. Los
brazos orales pueden alcanzar los 2 metros de longitud. Esta que os muestro
tenía una longitud aproximada de 1.70 m de largo desde la parte superior de la
umbrela (la cabeza para entendernos) hasta el extremo de los brazos orales (tentáculos).
La toxicidad de esta especie no es grande.
Dado su interés científico, quienes se dedican a su estudio
cuentan con la colaboración de la gente que los avistan. Entre estos organismos
científicos está el Centro Oceanográfico de Murcia, perteneciente al Instituto
Español de Oceanografía (IEO) que pone a disposición el siguiente correo
electrónico medusa@mu.ieo.es para reseñar
esos avistamientos, pues están particularmente interesados por la irrupción de
esta especie atlántica en el Mediterráneo.
Yo aportaré mi granito de arena enviándoles la foto con la ubicación y la
temperatura del agua, que en aquellos momentos era de 24ºC. Animo a que lo hagáis
también vosotros si la veis, sobre todo los que vivís en Madrid, Soria, Ciudad
Real o Talavera de la Reina. Sería la leche ver una en uno de esos lugares.
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