GENERACIONES DIGITALES (Compra de
un cargador)
Fui a un centro comercial, a
primerísima hora para evitar tumultos. Objetivo, comprar un cargador del tipo C
para un móvil.
Me acerqué al stand de una
compañía de telefonía móvil, ubicada en uno de esos islotes de 16 metros
cuadrados que hay en mitad de los anchos corredores de los centros comerciales.
Esperé por la parte exterior del mostrador, a que me atendieran.
Una dependienta de la generación
Y (veinte y tantos), estaba sentada frente a un ordenador, y aunque no la veía
teclear frenéticamente, ni nada por el estilo, no parecía muy dispuesta a
atenderme, solo miraba de soslayo, como quien escurre el bulto. Un dependiente
de la misma generación, éste aparentemente muy atareado, abría cajones aquí y
allá. Pasó repetidas veces junto a mí como si yo fuera invisible. Por no
importunarlo en su tarea de abrir y cerrar cajones, esperé pacientemente.
¿Desea usted algo? Dijo por fin,
como si repentinamente yo me hubiese
hecho visible. Me dieron ganas de decirle en modo House, que solo observaba con
admiración, el dinamismo del personal de la tienda. Pero me contuve. Qué pena
que no tuviera un bastón a mano.
Pues sí, le dije esbozando una
sonrisa, quería comprar un cargador para este móvil, creo que es del tipo C.
Efectivamente, pase dentro de la
tienda y sígame.
Sígame, era dar dos pasos a
estribor hasta un armario, bastante desordenado por cierto, del que sacó una
llave. Después me dijo de nuevo, sígame, y lo seguí, esta vez tres pasos a
babor, hasta un expositor. No utilizó la llave que cogió del otro armario,
porque producto estaba colgado de un soporte. Así que no sé para qué cojones
cogió la llave del otro armario, haciéndose acompañar de mí, como si se fuera a
perder en los pasillos del Louvre.
Me salí de nuevo a la parte
exterior del mostrador, porque tenía la sensación de que, dadas las reducidas
dimensiones del stand, suponía un incordio, pero el dependiente de la
generación Y, insistió en que permaneciera dentro, porque sus jefes le podían
llamar la atención. Yo, que soy de la generación analógica, siempre creí que en
un mostrador, el comprador está en la parte exterior, y el dependiente dentro,
pero por lo visto en la era digital no es así, a no ser que aquello no fuera un
mostrador. El caso es que no imaginaba a diez personas más dentro del stand,
sería físicamente una indecencia rayando en el acoso sexual.
El dependiente cogió del
expositor el cargador, en cuya parte superior
se reseñaba el precio, 14.99 euros. Saqué el monedero para apoquinar,
pero para sorpresa mía, el dependiente me dijo, voy a ver el precio. Se puso a
teclear en el PC un buen rato, como si estuviese haciendo inventario. Son 14.99
euros, dijo por fin. Estuve por decirle que lo había supuesto, ya que el precio
analógico estaba en la etiqueta del soporte, pero me contuve por no parecer
borde.
¿Efectivo o con tarjeta? Si le
parece bien, con tarjeta, respondí.
Fue a buscar el datafono, lo
conectó delante de mí, le echó un vistazo, y se volvió a ir a la otra banda de
la tienda a abrir y cerrar más cajones, cojones.
“Carga en proceso” leí en la
pantalla del datafono, au-au-au, nivel de batería bajo, etc. Y me temí lo peor.
Regresó el dependiente, volvió a
mirar el datafono, y me dijo con mucho cuajo, que si no tenía prisa, pues eso, que
a esperar tocan. Mis temores se hicieron realidad. Le dije expeditivo, que apoquinaba
en efectivo, pensando para mis adentros, que ya había visto bastante… 15
minutos para un cargador, dos dependientes y un solo cliente.
Le doy un billete de 20. Espere
que le traigo la factura… interminables minutos. Por fin me da el cambio y me
dice, no le doy bolsa porque se nos acabaron ayer. Me dieron ganas de decirle,
es comprensible, dado el ritmo de trabajo que soportáis, es normal que no
hayáis tenido tiempo para reponerlas, ni para dejar en carga el puto datafono.
Hay que joderse con la generación
Y. 15 minutos para formalizar la venta de un cargador de móvil, en la era
digital… Pero con todo, gracias a Dios que no me tocó uno de la generación Z,
si no, me dan las uvas en el puto islote de la telefonía móvil.
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