domingo, 24 de noviembre de 2019


EN QUÉ QUEDAMOS MATÍAS.

En el noticiario de la noche, Matías Prats nos puso en situación con gesto grave; el mundo se va al carajo. Por un lado arde la selva amazónica. Por otro, el primer mundo ha  exportado tanta basura a países como China o Malasia, que la mierda les llega al cuello y han empezado a devolvérnosla con intereses. Nos hemos pasado de consumistas y de guarros, y la cosa se ha vuelto insostenible. Matías nos lo cuenta en plan, hay que ver lo que estamos haciendo, esto no puede ser, hay que hacer lo posible por remediarlo consumiendo menos, siendo más solidarios, tal y cual Pascual. Y piensas, tiene razón Matías.
Pero al instante siguiente llega el cambio de tercio que me desconcierta. Matías cambia el gesto como si hubiera accionado un conmutador. Pasa de modo sombrío, a modo alegría y regocijo cuando nos informa sobre el encendido de las luces de Navidad en Vigo, Madrid, Nueva York y París. Vigo is the best, very welcome everybody’s here, millones de luces led, millones de euros invertidos en generar contaminación lumínica y favorecer el consumismo compulsivo, que es otro cauce para contaminar.
La misma gente que está espantada por el cambio climático, cambia el chip y se obnubila con la Navidad del siglo XXI, que se diferencia con creces de las de siglos pasados, por la cantidad ingente de luces y derroche. Los pájaros se vuelven locos porque no saben si es de día o de noche, y la gente se vuelve loca comprando productos que generan residuos plásticos y otros elementos nocivos, productos con obsolescencia programada, que al poco, constituirán basura que ya no cabe en ninguna parte.
Entonces en qué quedamos Matías. En que sí o en que no. O en que todo es una pose, incluida la tuya en el telediario. Relatáis tragedias con ánimo de despertar nuestras conciencias para evitar que se repitan, y a la noticia siguiente nos animáis a que hagamos todo lo contrario. Y vamos y lo hacemos. Está claro que somos idiotas y que nos estamos ganando a pulso la aniquilación. Pero entre tanto llegue y afecte a todo bicho viviente, unos se ahogarán en basura, mientras otros, como Matías, vivirán en la opulencia. A la vez, nos informarán con ánimo despertar nuestras conciencias en un sentido, y adormecerlas en el contrario.
Somos idiotas, merecemos la extinción, pero es injusto que algunos mueran antes del Armagedón, yéndose de rositas tras vivir una buena vida y animarnos a pecar, para después hacernos sentir culpables y viceversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario