SELLOS DEL PASADO.
Me he puesto a reorganizar los
sellos que coleccionaba antaño, cuando era un crío. Me aburrían las estampitas
de futbolistas, así que opté por la filatelia, dicho sea de paso, sin tener
idea del asunto. Me animó una tía abuela monja, que ejercía de misionera en
Bolivia, y que me enviaba sellos bolivianos franqueados, que tienen más valor.
Con ese aliciente, empecé a
guardar los sellos de las cartas que se recibían en casa, y a comprar otros en
los mercadillos, y quienes sabían de mi afición, procuraban enviarme algunos
cuando viajaban al extranjero. Acumulé una buena cantidad de ellos, tantos que me
faltó álbum y acabé guardándolos en cajas. Estos días encontré el álbum, algo
desbaratado por el paso del tiempo, y las cajas. He decidido reorganizarlos con
más sentido, aunque sigo sin tener pajolera idea sobre filatelia.
Y he aquí que descubro con
asombro que tengo una buena andanada de sellos franquistas, lo cual me
convierte en ¿franquista? Un sudor frío recorrió mi cuerpo, y tuve el impulso
de hacer una pira y quemarlos. O enviar un correo a la ministra Calvo para que
entierre los sellos en el cementerio de El Pardo, aprovechando el traslado de
la momia rampante.
Pero luego encontré sellos de la
antigua Unión Soviética, sellos que me trajo mi padre en una visita que hizo antes
de su fragmentación, además de otros que compré en un rastrillo. Lo cual me
convierte en ¿comunista?
Tengo incuso sellos de antes de
la Primera República, de cuando Alfonso XIII el Africano, y sellos de su real
sobrino el polla loca, cazador de elefantes africanos, lo cual me convierte en
¿monárquico?
En uno de mis habituales viajes
Francia, me hice con un sobre conmemorativo de los héroes de la resistencia
francesa, sellado con la imagen del Paul
Gateaud, un activista de la resistencia, torturado y ejecutado por los nazis el
9 de junio de 1944. Esto me convierte en ¿simpatizante de la resistencia? Pues
en este caso va a ser que sí, pero tampoco define mí ideología.
La memoria histórica no creo que
consista en mostrar o preservar lo que nos parece más guai, y en eliminar lo
que nos parece más incómodo o repugnante. Aunque a mí me gusta más referirme a
la historia a secas, libre de complejos y de prejuicios, libre de manipulaciones
políticas, la historia contada por historiadores puros.
Así que no, no me voy a deshacer
de los sellos franquistas, ni de los comunistas… mucho menos del sello de Paul
Gateaud, que pese a ser torturado, no abrió el pico. Es entretenido esto de la filatelia. Lo mismo
sigo con la colección, aunque lo de recibir cartas en casa me temo que no va a
ser posible. Maldita tecnología.
Los del Cosmos están geniales!! Los de Franco, como se entere Pedro (no el de Heidi) :)
ResponderEliminarReinaldo