A VUELTAS CON EL CICLISMO. LA
ALGARADA.
Llegué al muelle del Trocadero y
realicé mi parada de rigor, para pasear la mirada por la bahía de Cádiz. La
marea baja, aire de componente NE flojo, cielo despejado aunque con algo de
calima. Todo estaba en calma, salvo por la algarada que tenían formada las
gaviotas, que peleaban por los residuos comestibles que tiraban unos pescadores
que limpiaban redes a poca distancia.
Observé la pugna visceral y
cruenta entre argénteas y reidoras. Perseguían con saña a la que se hacía con
alguna presa, con el ánimo de arrebatársela. Muchas veces, la presa se perdía
en el fondo del mar, sin que ninguna de esas voraces aves pudiese aprovecharla,
por estar enfrascadas en feroz combate. En cambio las espátulas y arenarias iban
a lo suyo, cada cual por su lado, pacíficamente, respetando el espacio vital de
las demás, mientras se proveían de los nutrientes que aporta la marisma. Pensé
en Cataluña. Las gaviotas son como los independentistas radicales. A poco que
les lancen un miserable mendrugo de pan, alzan el vuelo para despedazarse entre
ellas, mientras las demás aves comen pacíficamente de lo que mana entre el
limo.
De vuelta a casa, recorriendo la
orilla oriental del río San Pedro, me sentí afortunado por vivir en un
territorio tranquilo, al menos de momento. Quizá por aquí estaríamos más legitimados
para liarla parda por ser una de las regiones más deprimidas del país, liarla
parda por la falta de trabajo y las cosas de comer, por la miseria de las
pensiones y asuntos mollares. Pero será que no estamos tan mal, o no
necesitamos más, o estamos aletargados por la calidez del clima.
Lo que no entiendo es que en
Cataluña, hasta no hace mucho una de las regiones más prósperas del país, la
gente se despedace como gaviotas peleando por un miserable mendrugo de pan
ideológico, lanzado al aire en forma de twitter, por unos cuantos iluminados
que desde sus cómodos sillones, aspiran ser caudillos de una región convertida
en país mediante la usurpación. Al final, si sale mal, que saldrá, los instigadores
se irán a lo que llaman el exilio para vivir a cuerpo de rey. Pero la masa boba
que secunda la instigación, se quedará en tierra quemada, despellejados vivos,
sin pan, y lo que es peor, sin panaderías.
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